duelo de reinas El otro enfrentamiento entre la reina Letizia y la reina Sofía: por qué los perros son los mejores amigos de la emérita y los peores de la madre de Leonor

Sofía de Grecia es una amante de los animales. Una fascinación que ha inculcado a sus hijos (pero que no ha logrado contagiar a su nuera la reina Letizia).

La reina Sofía coge en brazos un cachorro de perro. / gtres

Claudia Vila
Claudia Vila

En una ocasión le preguntaron a la reina Sofía si tenía amigas y se quedó pensativa. ¿A qué se referían? Si se trataba de personas en las que confiaba, la respuesta era desalentadora, se sentía sola. Se había dedicado a cuidar de su hijo menor y heredero, Felipe VI . Había estado acompañada, sí, pero por Beethoven y Paquita, sus perros.

La anécdota la recoge Pilar Eyre, quien esgrime el gran misterio que supone la emérita, que siempre deja en el aire la duda de lo que estará pensando. Se la ha tachado de ersona fría, pero su calidez la ha compartido con pocos privilegiados y con sus animales de compañía. Fueron ellos los que la acompañaron en las ausencias de Juan Carlos I y en los momentos de crisis.

Sus dos grandes compañeros perrunos son como el día y la noche en cuanto a forma y tamaño. Beethoven, en honor al perro de la famosa película, es un gigante San Bernardo de 20 kilos. Además de él, tiene otros perros con pedigrí como los Yorkshire terrier Tipsy y Topsy.

En cambio, Paquita es pequeña y mestiza. Era una perrita abandonada que encontró la asociación Ladridos Vagabundos y que acogió la reina en 2012. «Es bastante tímida al principio, tanto con otros perros como con las personas, pero cuando coge confianza es muy cariñosa y le encanta estar acompañada«, explicó una de las portavoces aquel día.

Por su amor por los animales, la reina Sofía se muestra especialmente cercana en eventos como la exposición mundial canina World Dog Show. Se pasea entre las mascotas con una enorme sonrisa y la mano pegada a ellos. También ha liberado, con emoción, a una tortuga de 46 kilos en su primer acto oficial en Palma de Mallorca, tras la salida de España del emérito.

Su pasión va más allá de los perros. También tiene gatos, tortugas de tierra, un loro gris y un burro, según enumeran en el diario Las Provincias. Y es madrina de varios osos panda. En 2017, unas instantáneas capturaban la risa de la reina abrazada a uno de ellos que le lamía la cara, mientras otro se le agarró a los pies.

La madre de Felipe VI ha llegado a decir que son los animales quien la adoptan a ella. Además trata de ser coherente con esos valores de respeto a la naturaleza: es vegetariana, evita usar pieles o asistir a plazas de toros. En su foto más famosa junto a Diana de Gales aparece con un perro en sus manos. A su lado, la ex mujer de Carlos III sujeta al príncipe Enrique.

Diana de Gales con su hijo el príncipe Enrique y la reina Sofía con su perro.

A la reina Letizia no es fan de las mascotas

La reina consorte inculcó a las infantas Elena y Cristina y al rey Felipe su amor por los animales. Ella era la encargada de supervisar la alimentación y el cuidado de sus mascotas, según El País. Las mantuvo cerca incluso cuando fallecían: la Zarzuela se convirtió en un cementerio improvisado.

No obstante, a la reina Letizia la idea de tener un zoológico en casa le parecía espeluznante. Lo primero que hizo cuando se casó fue marcar sus propios límites. Según Jaime Peñafiel, echó de la casa a Pushkin, el schnauzer pegado a Felipe VI. «No soportaba entonces ni a los perros ni a los gatos», aseguró el periodista.

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«Felipe lo pasó muy mal. Pero, como se está viendo, para evitar mayores problemas, aceptó lo que ella había decidido», prosiguió el periodista. El detalle es significativo, pues el rey hasta dormía con el animal.

Y el perro llevaba tan mal las ausencias de Felipe que enfermaba o se negaba a comer. Cuando el entonces príncipe heredero se marchó a estudiar a Georgetown, la reina Sofía se lo llevaba en las visitas, para darles a los dos una alegría.

La reina Letizia se mantuvo convencida de su política antianimales incluso cuando estaba embarazada de Leonor. En Ibiza, en el año 2005, le regalaron un cachorro de podenco ibicenco. Le bautizaron como Valent (valiente en mallorquín) y después le buscaron otro dueño. Volvieron solos a la Zarzuela y el Diario de León publicó que la casa real había aclarado que las perreras de palacio estaban completas.

Poco a poco, la reina Letizia se ablandó. En 2015 ella y el rey Felipe sorprendieron a la princesa Leonor el día de su primera comunión. Le regalaron una labrador marrón a la que llamaron Sara.

Aun así, también tiene prohibido entrar en la casa, según El Español. La reina se escuda en que tiene familiares alérgicos a los pelos de animal. ¿El resultado? Felipe y sus hijas salen a jugar con Sara y a pasearla por la sierra. Y la perra se queda en el jardín.

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