Analizamos en profundidad la nueva cuenta de Instagram de Letizia: secretos, errores y una corazonada

Dicen los rumores que la cuenta oficial de Instagram de la Casa de Su Majestad el Rey estaba preparada para salir al mundo en 2017. Pero la realidad es que se ha hecho esperar diez años, la década de reinado de Felipe VI acompañado de la reina Letizia. En todo caso, por fin tenemos en pantalla el perfil verificado de Casa Real en Instagram.

A los efectos, el escaparate global de nuestra monarquía y una nueva plataforma de seguimiento a la reina Letizia , el verdadero motor de visibilidad de la Corona. Una pena haber perdido la esplendorosa primera década de la monarca, con su ascenso a la primera división de celebrities globales. Consolémonos con observar, desde un espacio orquestado por Zarzuela, el traspaso de poderes virales a Leonor.

En realidad, este es un perfil que piensa, sobre todo, en la princesa de Asturias, como prueba la foto que inaugura el nuevo perfil de Instagram de Casa Real. Es Leonor quien está en primer plano y es Sofía, su escudera, la que ocupa el centro de la imagen. Los reyes quedan en un segundo plano, Letizia porque apenas saca su cabeza y el rey Felipe, por su altura. Es solo la primera instantánea de una galería en la que se ven distintos momentos de la celebración del aniversario de la proclamación.

La segunda publicación comparte un vídeo que resume el día que celebraba los diez años de reinado de Felipe VI, con más protagonismo para los ciudadanos que se acercaron a contemplar el evento. Es una buena señal que Casa Real comparta este tipo de piezas, pues el vídeo se ha convertido en el formato preferido en IG, casi desbancando a las fotos. La razón es evidente: mientras que las fotografías se pueden utilizar libremente, los vídeos han de compartirse necesariamente en la publicación de Instagram.

Lo estamos comprobando cada día en los perfiles de las distintas casas reales europeas: los equipos de comunicación de los royals prefieren compartir vídeo a publicar fotografías. Siempre favorece más a los monarcas contemplarles en acción, estrechando manos, repartiendo sonrisas y regalándose en sus patronazgos y eventos benéficos. Además, es posible escucharles, algo que las soberanas modernas demandan cada vez más. No ser únicamente un referente de moda es el objetivo de Letizia y, sin duda, también será preocupación de Leonor.

Esta razón práctica no es, sin embargo, la única que lleva a los equipos de comunicación a favorecer el vídeo. Lo cierto es que no es tan fácil alcanzar los estándares de estética que Instagram impone a sus estrellas, sobre todo en las fotografías. Esta no es una red social para colgar cualquier foto y, sobre todo, esta no es una red social para colgar las fotos puramente informativas que pueden entenderse bien en un perfil de Twitter o en un repositorio oficial para la prensa. Aquí hay que subir el nivel.

Este es el verdadero problemón que Casa Real habrá de resolver: ponerse al nivel del resto de cuentas royal que ya triunfan en Instagram. Nuestra corazonada es que va a ser un reto complicado, al menos a corto plazo. Las pistas que el equipo de comunicación ha dejado en el primer perfil oficial de la Corona en IG no permiten ser muy optimistas en este sentido. Echamos en falta un diseño gráfico un poco más estético, moderno y actual.

Tal vez el problema es puramente generacional: es necesario entender que esta es una plataforma de comunicación del siglo XXI que se dirige a un público 100% digital. Es necesario entender la estética de IG y pensar en este canal como un espacio más visual, y no solo una red social en la que volcar el mismo material gráfico que ya compartía en su cuenta de Twitter.

Con solo dos publicaciones a la vista y una errata contabilizada en uno de sus logos, hay mucho camino por delanye. De momento, este perfil es más de lo mismo. En febrero de 2021, tres investigadoras especialistas en protocolo internacional publicaron en Janus.net, una revista académica especializada en relaciones internacionales, un análisis comparado del uso de redes sociales entre la casa real española y la británica. Una de las conclusiones más contundentes tenía que ver, efectivamente, con la calidad de las fotos.

«Aunque la casa real española sí suele usar sus redes para asuntos diplomáticos, su estilo de comunicación no está adaptado al lenguaje de las redes sociales. Sus mensajes son demasiado institucionales y tienden a la frialdad», concluían las especialistas. «Desde el punto de vista de la semántica de las imágenes, consideramos el estilo de los Windsor mucho más coherente: los planos cercanos tan típicos de la casa real británica enaltecen a sus protagonistas y exaltan su poder. Y con las fotografías frontales logran generar mucha cercanía con el espectador. Su domino técnico es también superior: utilizan distintas cámaras y lentes, usan estabilizadores, etc».

«Es evidente que la escenografía es mucho más cuidadosa. De esta manera, logran imágenes estéticamente muy bellas y cuidadosamente planificadas, en las que cada toma ha sido pensada para generar los valores adecuados. En el caso español, podemos decir que buscan transmitir naturalidad, verosimilitud y ausencia de manipulación de la imagen, pero el estilo de sus fotografías y sus encuadres va en contra de este mensaje», sentencian las investigadoras. «Los planos característicos de la casa real española, tomados al vuelo de los acontecimientos, transmiten inferioridad o debilidad».

Las especialistas en comunicación y relaciones internacionales son taxativas: la manera en que la casa real española utiliza los recursos gráficos y el lenguaje en sus redes sociales redunda en «una comunicación distante, que dificulta la tarea de generar empatía entre los usuarios de internet». Sus fotografías adolecen del estilo periodístico que exigen los diarios de información general, pero no son las que un director de comunicación querría para elevar la imagen de cualquier cliente. ¿Advertirá por fin Zarzuela que Instagram no es un medio de comunicación, sino un escaparate para la ensoñación?