Los ex reyes Constantino y Ana María se conocieron cuando eran niños. Ella solo tenía 13 años y él era algo mayor que ella, y acompañaba a sus padres, el rey Pablo y la reina Federica, en un viaje de Estado a Dinamarca. Se volvieron a encontrar unos años más tarde y Constantino dejó claro que Ana María sería su esposa. Se casaron cuando ella tenía 18 años. Como muchas parejas reales, comparten linaje. Son primos terceros y tienen el mismo tatarabuelo, Christian IX de Dinamarca, y la misma tatarabuela, la reina Victoria. Ana María es la hermana de la actual reina Margarita de Dinamarca (hablando de dinamarca, ¿quién es Theodora de Grecia y Dinamarca, la royal más desaparecida? ).
Constantino subió al trono el 6 de marzo de 1964, tras la muerte de su padre, el Rey Pablo, a causa de un cáncer de estómago. La boda, en Atenas, se celebró el 18 de septiembre de ese mismo año. Hubo recepciones, cruceros, representaciones teatrales, banquetes y una cena oficial de gala a la que asistieron 1.600 personas en el Palacio Real de Atenas. Ana María lució para la ocasión el gran aderezo de esmeraldas de las reinas griegas, con tiara, collar, pendientes y broche. Tras la boda, recorrieron en carruaje las calles de Atenas bajo una lluvia de pétalos de flores. Fueron de luna de miel a Corfú. Se convirtieron en los reyes más jóvenes de Europa. Pero la vida les tenía preparado un triste destino. Y el exilio tampoco les perdonó.
Constantino y Ana María se convirtieron en los reyes más jóvenes de Europa. /
Tuvieron que pasar más de cincuenta años de aquel acontecimiento para que aquellos jóvenes reyes pudieran volver a instalarse en su país tras haber tenido que abandonarlo por un golpe y un contragolpe militares. El matrimonio –con la reina Federica, la madre de él, y con sus hijos pequeños, Alexia y Pablo, y un tercer hijo en camino– salió de Atenas en 1967. En 1973 la monarquía quedaba anulada en un referendum y aquel breve y tumultuoso reinado marcó para siempre a Constantino y a su esposa con un halo de inmensa tristeza. Hoy, tras haber recuperado, en 2013, el derecho a regresar, el rey y la reina se han instalado al lado del mar, en Porto Jeli. Sus hijos y sus nietos van a visitarles a menudo, al igual que sus hermanas la reina Sofía y la princesa Irene.
Pero la historia de Constantino y Ana María no es la más triste de la familia real griega. El abuelo de Constantino, Constantino I, y su tío, Jorge II, pasaron largos periodos de sus reinados en el exilio, durante las dos Guerra Mundiales. Las crónicas dicen que Jorge II aseguró en una ocasión: «La herramienta más importante para un rey es una maleta». El bisabuelo de Constantino, Jorge I, llegó al trono, como rey de los Helenos, tras ser depuesto su antecesor, Otón I, por la asamblea Nacional de Grecia. Con su ascenso, apoyado por ingleses, rusos, franceses e irlandeses, llegó al trono la casa de Glucksburg. Pero Jorge era un príncipe danés, hijo de Christian IX de Dinamarca, y ni siquiera sabía griego. Solo tenía 17 años. Sin embargo, su reinado duró medio siglo. Pero la historia le tenía destinado un final trágico: fue asesinado en la Primera Guerra de los Balcanes, el 18 de marzo de 1913, de un disparo por la espalda de un opositor anarquista, en Salónica. Durante cinco días, el ataúd del rey fue cubierto con las banderas de Dinamarca y Grecia y reposó en la Catedral Metropolitana de Atenas antes de que su cuerpo se trasladase a su tumba en su palacio de Tatoi, donde hoy reposan todos los reyes.
Jorge I murió asesinado de un disparo por la espalda de un opositor anarquista. /
Su esposa, la gran duquesa Olga Konstantinova Románova, hija del gran duque Constantino Nikoláyevich, –y tatarabuela del rey Felipe– solo tenía 16 años cuando se casó con él, el 22 de octubre de 1923. A pesar de su temor a dejar Rusia –lloraba todas las noches desde que se comprometió–, realizó una intensa labor filantrópica y fue un baluarte para su familia en tiempos convulsos. Tuvieron ocho hijos. Cuando asesinaron a su marido, regresó a Rusia y fue arrestada por los bolcheviques. Pudo salir del país gracias a la intervención de la embajada danesa y se instaló en el exilio en Londres, Italia y Suiza con sus hijos y nietos. Solo volvió a Grecia, como regente, durante un corto periodo, en 1920.
El sucesor de Jorge I fue su hijo primogénito, Constantino I. Era el primer monarca de la Casa de Glücksburg que había nacido en el país y el primero en haber sido educado en la religión ortodoxa. Pero su reinado no tuvo nada que ver con el de su padre. Fue breve y convulso. En la I Guerra Mundial, el rey tomó partido por los alemanes. Su esposa era Sofía de Prusia, hija del emperador Federico III de Alemania. El país estaba dividido: tenía dos gobiernos, uno en Salónica, dirigido por su Primer Ministro Eleftherios Venizelos, y, otro, en Atenas, controlado por Constantino. El país estaba al borde de la guerra civil. En julio de 1916, un incendio provocado alcanzó la residencia de Tatoi y la familia real escapó por poco de las llamas. La reina Sofía salvó a su hija pequeña, la princesa Catalina, en el ultimo momento y la llevó por entre los bosques durante más de dos kilómetros. Hubo dieciséis muertos entre el personal de palacio y los bomberos que acudieron para sofocar el fuego. Un año después, cansado de las presiones de las Potencias Aliadas y del pueblo griego, Constantino I abandonó el poder, sin abdicar, dejando en su lugar a su segundo hijo, Alejandro, hasta que la situación le permitiese regresar. La familia entera salió de Grecia el 12 de junio, y partió al exilio en Saint-Moritz y luego en Zúrich.
Constantino I y Sofía de Prusia /
Alejandro I era el segundo hijo de Constantino I y Sofía de Prusia. El heredero, Jorge, era considerado germanófilo y por eso los aliados no le ofrecieron el trono. Alejandro se convirtió en rey el 10 de junio de 1917, pero su reinado resultó un tormento para él, Al estar todos en el exilio, se vio alejado de sus amigos y de su familia. Espiado día y noche por los partidarios del Primer Ministro, con el que nunca llegó a entenderse, se convirtió en prisionero en su propio palacio. Tan sólo reinó tres años, hasta su abrupta muerte en 1920. Alejandro sobrellevaba otro secreto: el de su compromiso con una plebeya, la aristócrata Aspasia Manos, de la que se había enamorado profundamente. Solo el día de su ascenso al trono le contó Alejandro a su padre su compromiso. Aceptó aplazar la boda hasta el restablecimiento de la paz en Grecia, pero Alejandro y Aspasia decidieron casarse en secreto, lo que causó un enorme escándalo. La joven fue obligada a abandonar Grecia. Se estableció en Roma y después en París, donde fue a verla Alejandro seis meses después, para su luna de miel. Finalmente, recibieron el permiso del gobierno para volver juntos a Grecia durante el verano de 1920.
Alejandro I era el segundo hijo de Constantino I y Sofía de Prusia /
Pero entonces, Alejandro murió de una forma dolorosa e inesperada. El 2 de octubre de 1920, paseaba por los jardines de Tatoi, cuando un mono doméstico, atacó a su pastor alemán y, al intentar separar a los dos animales, recibió una profunda mordedura en la pierna y en el estómago. Las heridas del soberano fueron limpiadas y vendadas, pero no cauterizadas, y acabaron infectándose. El rey sufrió atrozmente durante varios días por la infección y finalmente, el 19 de octubre entró en coma. Falleció seis días mas tarde. El gobierno griego no permitió a su madre, la reina Sofía, entrar en el país para atenderle. Alejandro y Aspasia tuvieron una hija, la princesa Alejandra de Yugoslavia, una joven también con historia muy triste, que enfermó de anorexia y trató de suicidarse varias veces.
El Gobierno pidió entonces al rey Constantino I, padre de Alejandro, que volviera, pero acabó abdicando dos años después, en 1922, porque no se le perdonaba su apoyo a Alemania en la Guerra. Y partió nuevamente al exilio, esta vez a Italia, donde murió a los pocos meses en Palermo. Le sucedió su hijo mayor Jorge II, hermano de Alejandro I. Su reinado fue intermitente. En 1923, tras un golpe de Estado monárquico fallido se exilio a Rumanía. En esos años, Grecia tuvo 23 cambios de gobierno, sufrió una dictadura y 13 golpes de estado. La monarquía fue aprobada de nuevo en 1935, y Jorge regresó a su país. Durante la II guerra mundial, se exilio a Egipto, a Sudáfrica y a Londres, con su familia –su hermano Pablo y su esposa, la princesa Federica y sus hijos, Constantino y Sofía–huyendo de la invasión nazi. Al termino de la Guerra se realizó un referéndum sobre la Corona y los griegos votaron a favor de la monarquía. Así que el 28 de septiembre de 1946 regresaron el Rey Jorge y los Príncipes Pablo y Federica a Atenas. Jorge falleció el 1 de abril de 1947. Le sucedió su hermano Pablo I, tercer hijo del rey Constantino I de Grecia y de la princesa Sofía de Prusia, el padre de la reina Sofía. Su hermano Jorge II murió sin descendencia, tras divorciarse de su esposa, la princesa Isabel de Rumanía, en 1935.
El rey Jorge II tuvo un reinado intermitente. /
Pablo I recibió críticas a menudo por inmiscuirse en cuestiones políticas, al igual que su mujer, Federica de Hannover. A ésta se le reprochaba haber pertenecido a las Juventudes Hitlerianas en los años 30. Tampoco gustaba el tren de vida de la familia real. Pero Pablo I fue objeto de polémica por otra cosa: haber mantenido, durante años, una supuesta relación sentimental con un famoso «gigoló» americano llamada Denham Fouts, amigo de Truman Capote y Gore Vidal, a quien habría conocido en Londres y habría invitado al yate real. Veinte años más tarde, el 6 de marzo de 1964, Pablo I falleció de un cáncer de estómago y le sucedió su hijo Constantino, a quien también le esperaba el exilio, poco después, en Roma y Londres. La familia real griega solo pudo regresar durante ocho horas, tras fallecer en 1981 la reina Federica, para su entierro en el Palacio de Tatoi.