Farah Diba y el Sha de Persia. /
A sus 84 años Farah Diba, marcada por la muerte de dos de sus hijos, sigue siendo un referente para muchas mujeres , dentro y fuera de Irán. Pese a que el régimen de su marido, el Sha de Persia, no destacó precisamente por ser democrático, aunque sí por grandes avances sociales y una occidentalización que no fue bien entendida por una considerable parte de la población.
Su caída definitiva se produjo con el triunfo de la revolución iraní, encabezada por Ayatollah Jomeini, que instauró una república Islámica que sería aún más sanguinaria que la dictadura a la que sustituyó.
Tras la caída del Sha de Persia, enfermo de cáncer, comenzó un periplo por una serie de países como Marruecos, Bahamas, México, Estados Unidos (junto al Reino Unido, grandes valedores del régimen), Ecuador y Egipto. En este último murió el Sha el 27 de julio de 1980, y su presidente Anwar el-Sadat cedió a Farah Dibah y a su familia el palacio Koubbeh en El Cairo, donde residirían dos años.
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Sadat fue asesinado en el desfile de la Victoria el 6 de octubre de 1981 y fue sucedido en el cargo por su vicepresidente, Hosni Mubarak, quien ejerció el poder de manera dictatorial durante tres décadas. Farah Diba fue regente apenas unos meses entre julio y octubre de 1980, antes de abandonar definitivamente el país africano, del que era originaria la primera de las tres mujeres del Sha, la princesa Fawzia.
A Farah Diba le tenía preparada la vida dos enormes tragedias , la muerte de dos de sus cuatro hijos. La primera, Leila Pahlaví tenía solo 31 años. La encontraron muerta en una habitación de hotel de Londres rodeada de botes de pastillas. Nadie podía entender cómo una mujer que lo había tenido todo, que había crecido en el palacio real de Teherán entre algodones, rodeada de criados, y con un zoo privado propio, podía haber macerado un dolor tan grande como para quitarse la vida.
Se suponía que mantenía una relación muy estrecha con el Sha de Persia y Farah Diba, también con sus hermanos. La propia princesa Leila así lo admitía en una entrevista con un periodista francés: «Incluso cuando solo tenía tres años, (mi padre) me tomaba de la mano cuando iba a encontrarse con dignatarios extranjeros. Todos los días iba y lo encontraba en su oficina, incluso si estaba en medio de una reunión…».
Por cuestiones de seguridad la familia Pahlaví estuvo dividida en numerosas ocasiones y había veces que los hijos se despertaban y no sabían dónde se encontraban sus padres. Fue un auténtico infierno para ellos. Sin duda, l a muerte del Sha fue muy traumáticapara la princesa Leila Pahlavi, que en su periplo profesional llegó a desfilar para Valentino.
Así lo reconoció en la mencionada entrevista francesa en 1999: «El último recuerdo que tengo de él es el más doloroso. Cuando entendí que el final estaba cerca, no me dejaron entrar a su habitación. Durante mucho tiempo tuve la sensación de que mi ausencia lo había traicionado».
La hija del Sha de Persia y Farah Diba llevó una vida de lujos, pero dicen que nunca olvidaba su país de origen ni lo que habían dejado atrás. Cuando luchaba por encontrar su camino, empezó a preocupar su delgadez. Posteriormente se supo que había sido adicta a Seconal y otros fármacos desde 1992. Había pasado por distintas clínicas de desintoxicación en Estados Unidos y el Reino Unido, pero fue inútil. Su cuerpo sin vida se encontró en el Leonard Hotel de Londres el 4 de enero de 2011. Tenía solo 31 años.
«Durante los últimos años, Leila ha estado muy deprimida. El tiempo no había curado sus heridas. Exiliada a la edad de 9 años, nunca superó la muerte de su padre, Su Majestad Mohammed Reza Shah Pahlavi, a quien era particularmente cercana», manifestaba Farah Diba tras perder a su hija, en palabras recogidas por The New York Times.
Una década más tarde, el 4 de enero de 2011 se encontraba el cuerpo sin vida de Alireza Pahlavi, de 44 años, en su casa de Southend en Boston. Murió a consecuencia de un disparo y desde el principio se manejó la hipótesis del suicidio. Según la familia, no había logrado superar la muerte de su hermana y arrastraba, como ella, el desarraigo por haber abandonado Irán en circunstancias tan dramáticas.
Licenciado en Música en Princeton, el hijo del Sha de Persia y Farah Diba realizó un posgrado en estudios del antiguo Irán en Columbia y dejó a su familia rota por el dolor. Aun así, su madre ha sabido sobreponerse a las adversidades. Los nostálgicos del régimen del Sha aún recuerdan su lucha por el sufragio femenino o la fundación de la universidad de la universidad Pahlavi, volcada en la mejora de la educación de las mujeres y la primera de estilo estadounidense en Irán.
En una reciente entrevista en Town and Contry Farah Diba echaba la vista atrás no solo a sus momentos de esplendor. También a las tragedias. Esta era su reflexión: «Lo que pasó fue muy duro. Pensé: tengo que ser fuerte por mis otros dos hijos, por Reza y Farahnaz, y por mis nietos, pero también por las muchas otras madres en Irán que han sufrido la misma pérdida».