El día que Felipe y Letizia perdonaron a la infanta Cristina: la foto de la familia real reunida que no volverá a repetirse

El 31 de octubre fue un día marcado en rojo para la familia real y la familia del rey, invitados todos ellos a la fiesta privada que se celebró con motivo de la celebración del 18 cumpleaños de la princesa Leonor . El único acto privado de la apretada agenda de la princesa de Asturias, del que, finalmente no trascendieron fotos más allá de las de los invitados entrando y saliendo en sus vehículos.

Dos días después, el 2 de noviembre, se cumplía el quinto aniversario de una foto histórica que marcó un antes y un después en la rehabilitación pública de la infanta Cristina . Con motivo del 80 cumpleaños de su madre, la reina Sofía , (este año ha festejado los 85 con un almuerzo familiar) posó en el palacio de La Zarzuela acompañada por los asistentes a esta celebración. Una imagen que no ha vuelto a repetirse desde entonces por los acontecimientos que tuvieron lugar en años sucesivos en torno a Juan Carlos I que han hecho que resulte imposible.

En aquella fotografía posaron los reyes Felipe y Letizia con sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía; los reyes eméritos, Juan Carlos y Sofía; la infanta Elena con sus dos hijos, Froilán y Victoria Federica, y la infanta Cristina con los suyos, Pablo, Miguel, Juan e Irene. La que fuera duquesa de Palma reapareció con un traje rojo que algunos consideraron toda una declaración de intenciones después de haberse practicado en torno a ella un cordón sanitario.

La imputación de la infanta Cristina en el caso Nóos (ahora la terminología correcta es «investigada») y la entrada en prisión de su todavía marido legalmente, Iñaki Urdangarin , la apartó por completo de cualquier actividad realizada por la familia real, reducida exclusivamente a los reyes, sus hijas y los reyes eméritos. Una distinción que se adoptó en 2014 tras la abdicación de Juan Carlos I , ahora también apartado del núcleo duro de la familia Borbón y Grecia.

Ahora es el rey Juan Carlos I a quien se evita en las fotografías, aunque ha habido ocasiones en las que ha resultado imposible impedirlo. El más evidente, en septiembre del año pasado, en el funeral de la reina Isabel II , donde el monarca estuvo sentado, por protocolo, entre la reina Letizia y la reina Sofía. Una situación un tanto incómoda que sí pudieron eludir en el entierro de Constantino de Grecia , hermano de la reina Sofía.

El pasado mes de enero, tras la ceremonia religiosa celebrada en la catedral metropolitana de Atenas, pudimos ver un encuentro fugaz entre Felipe VI y Juan Carlos I, un saludo casi protocolario que evidenció la contradicción entre el afecto padre e hijo y el vacío institucional al que está sometido el rey Juan Carlos. Algo que quedará de manifiesto una vez más el 31 de octubre cuando su nieta Leonor jure la Constitución ante las Cortes como heredera del trono español.

Tras su exilio voluntario en Qatar, en agosto de 2020, se ha tenido mucho cuidado sobre cómo gestionar su vuelta a España por la complejidad que entraña su presencia en nuestro país. La primera se saldó con una enorme polémica, por cómo fue recibido por simpatizantes y nostálgicos de su reinado y sus declaraciones en las que afirmó que no tenía que dar explicaciones por nada. Esta última, que concluyó este lunes, aprovechó para mostrarse mucho más en público, acompañado por la infanta Elena , su hermana, la infanta Margarita, y su sobrina, María Zurita .

Antes de regresar a Qatar, el rey Juan Carlos manifestaba su deseo de regresar a España, pero sigue siendo una incógnita si lo hará próximamente. Son varios los partidos políticos que han reclamado que dé explicaciones sobre su fortuna y el origen de la misma, pese a que se han cerrado todas las causas judiciales que tenía pendientes en España. No sin que en el decreto de archivo la fiscalía dejara de enumerar las conductas que podrían haber sido constitutivas de presuntos delitos que habrían prescrito o por los que no pudo ser juzgado por la inviolabilidad del jefe del Estado.

Aún está pendiente de resolución el litigio que el padre de Felipe VI mantiene en el Reino Unido con Corinna Larsen, su «amiga entrañable» , según el término que acuñó ella misma. Le reclama nada menos que 146 millones de euros por presunto acoso. Los abogados que defienden los intereses de Juan Carlos I tienen como objetivo que el tribunal supremo de Londres desestime su demanda por las pocas probabilidades que tiene de prosperar.