Es difícil de creer, pero a pesar de su éxito en Hollywood y de su matrimonio con el Príncipe Rainiero de Mónaco , que la convirtió en Princesa, Grace Kelly fue siempre menospreciada por su propio padre , un progenitor autoritario y con tendencia a la amargura. En la historia del siglo XX, Grace Kelly seguirá siendo para siempre una princesa de incomparable elegancia y un inolvidable icono del «glamour» de Hollywood. Pero detrás de esta imagen idealizada, hay una historia oscura. Su meteórica carrera cinematográfica y su matrimonio de cuento de hadas con el príncipe Rainiero III de Mónaco hicieron soñar al mundo entero, pero, a pesar de estos éxitos, la bella Grace Kelly nunca logró atraer los elogios y el favor de su padre, el empresario millonario John Brendan Kelly, que había sido tres veces campeón olímpico de remo.
John B. Kelly rodeado de toda su familia. /
El padre de la actriz había nacido en una familia católica numerosa de extracción modesta y se construyó una adinerada vida empresarial paso a paso. Desde su infancia, Grace Kelly solo recibió críticas de este padre autoritario y profundamente religioso, que nunca ocultó su asombro por que su hija Grace se hubiera convertido en algo más que un ama de casa americana. John Kelly desaprobaba particularmente su carrera como actriz, que, según él, era apenas mejor que «la de una prostituta». Grace vivió toda su vida bajo el conflicto de un padre al que amaba y que nunca la correspondió. Hoy, le llamaríamos probablemente un perverso narcisista .
Grace Kelly, nacida en 1929, era la tercera de cuatro hermanos y se crió en un ambiente acomodado, pero no tuvo una infancia feliz. Su madre, Katherine Majer, campeona de natación y modelo, fue la primera mujer en dirigir el Departamento de Educación Física de la Universidad de Pensilvania. John B. Kelly era un hombre hecho a sí mismo. El historial de éxitos de su padre ejerció una gran presión sobre la joven Grace, que luchó por encontrar su camino. John B. Kelly fomentó, además, de forma agresiva, el espíritu de competencia entre sus hijos.
Grace sufrió, sobre todo, la rivalidad con sus dos hermanas. /
Peggy, la mayor, era su hija favorita. Además, su madre era partidaria del castigo físico. Tanto la futura princesa de Mónaco como sus hermanas padecieron castigos constantes con una vara. Grace no prospera en este clima de competencia extrema. Cuando la joven anuncia que quiere ser actriz, su padre recibe la noticia con comentarios despectivos y risas. Nunca se lo tomó en serio. Grace Kelly nunca estará a la altura de las exageradas expectativas que su padre tiene para sus hijos. La etiquetan como «el patito feo» de la familia, y todos piensan que es la que menos probabilidades tiene de tener éxito.
Grace sufrió, sobre todo, la rivalidad con sus dos hermanas. Pero eso cambia, cuando una Grace adulta se convierte en una estrella gracias a una gran fuerza de voluntad. En apenas dieciocho meses, Grace consiguió dejar su huella en Hollywood, haciendo nueve películas y ganando un Oscar, antes de casarse con un príncipe europeo y retirarse. Pero nada es suficiente para impresionar a su padre. Un día, cuando un periodista le pregunta a John B. Kelly si está orgulloso de la carrera de su hija, este le responde que mejor escriba sobre su hija mayor: «Todo lo que hace Grace, Peggy siempre ha sido capaz de hacerlo mejor», asegura. Siempre la consideró como el fracaso de la familia, por difícil que resulte de creer.
Los hermanos crecieron con el espíritu de comprtencia que les había inculcado su padre. /
Grace creció haciendo teatro en la escuela y estudió ballet. Quería convertirse en una bailarina profesional, pero era demasiado alta. Entonces se centró en la actuación. Cuando Grace les dijo a sus padres que quería ser actriz y matricularse en la American Academy of Dramatic Arts, en Nueva York, sus padres entraron en pánico. Pero sus hermanas y sus amigos de la infancia se sorprendieron cuando la vieron actuar. Nunca la habían considerado una mujer guapa, siempre con diadema, gafas y anchos jerseys. El renacimiento del «patito feo» dejó a todos sin habla.
Esta complicada relación con su padre es una profunda herida que acompañará a Grace Kelly a lo largo de su vida. Fue ella quien forjó su personaje de estrella de Hollywood, pero detrás de ese carisma, se esconde una niña tímida e insegura. Esta indiferencia paterna modula también la complicada relación de Grace Kelly con los hombres. Gran seductora, la rubia de Hitchcock vivió apasionadas historias durante su carrera como actriz. Era habitual que se enamorara de sus parejas en la pantalla, aunque ya estuvieran casadas. Por ejemplo, Gary Cooper, con quien actuó en «Solo ante el peligro», Clark Gable, con quien coincidió en «Mogambo» o Ray Milland, en «Crimen Perfecto».
Grace ganó el Oscar por su papel en «La angustia de vivir». /
En 1955, Grace ganó el Oscar por su papel en «La angustia de vivir», junto a Bing Crosby y William Holden. Pero cuando el padre de la actriz se enteró, miró a Grace de arriba abajo y le dijo que hubiera preferido que fuera su otra hija, Margaret, la que hubiera tenido tal éxito, no ella. Ese año Grace conoció a Raniero y cuando se planteó la posibilidad de una boda, el padre de Grace se escandalizó cuando supo que la futura princesa debía aportar una dote. La mitad de ese dinero provino de la herencia de Grace y la otra mitad de sus ganancias como actriz. Fue quizá la única vez que su padre dijo algo parecido a una defensa. «¡Mi hija no necesita pagarle a nadie para casarse!».