Mette-Marit y Haakon el día de su boda. /
El 25 de agosto de 2001 la catedral de Oslo acogió la primera boda real del milenio. Y, probablemente, la más polémica. El heredero al trono de Noruega se iba a casar con una plebeya, madre soltera con un hijo, y que había confesado un «pasado salvaje» (incluso se dijo que había tenido una relación con un traficante de drogas y que ella misma habñia consumido sustancias ilegales). Mette-Marit no fue bien vista en un primer momento ni por la Familia Real ni por el pueblo ( algo que ha confesado que le pone enferma recordar ), pero Haakon estaba profundamente enamorado y llegó a plantearse renunciar al trono por amor. No hizo falta: la pareja se dio el 'sí, quiero' arropada por toda la realeza europea y, veinte años después, su cuento de hadas sigue siendo idílico.
Aquel día de hace veinte años, Mette-Marit entró a la Catedral de Oslo del brazo de su prometido, con un maravilloso vestido diseñado por Ove Harder Finseth e inspirado en el que lució en Londres en 1896 la bisabuela de Haakon, la reina Maud, cuando se casó Haakon VII. Un velo de tul, un gigantesco ramo en cascada y una tiara de diamantes regalo de los Reyes de Noruega fueron los complementos elegidos por la ahora Princesa consorte, que con el pasar de los años ha visto como su pueblo la arropaba, sobre todo, a raíz de que anunciara una enfermedad (fibrosis pulmonar) que no le deja representar a la corona en tantos actos oficiales como le gustaría.
El primero en romper una lanza pública a favor de Mette-Marit, además del Príncipe Haakon con su lucha por coronar su gran amor, fue el Rey Harald de Noruega, que en el banquete de la boda y delante de lo más granado de la realeza europea, dedicó unas sentidas palabras a su nuera que desencadenaron el llanto incontrolable de los novios: «he leído muchas veces que eres una chica ordinaria que hoy se ha convertido en Princesa. Eso no tiene nada que ver con la impresión que yo tengo después de conocerte [...] No eres una mujer ordinaria, eres una mujer excepcional, eres fuerte, valiente y hoy has hecho una elección excepcional porque estás excepcionalmente enamorada de Haakon [...] La Reina y yo estamos muy orgullosos de ti y tenemos un gran respeto por lo que significas«.
Sin embargo, aquel 25 de agosto de 2001 en Oslo, hubo otra mujer que (casi) consiguió eclipsar a la radiante Mette-Marit: su íntima amiga Eva Sannum. Hacía años (desde 1997) que la prensa internacional relacionaba a la impresionante modelo noruega con el Príncipe Felipe , y todos esperaban la confirmación del noviazgo en esta boda real. Sin embargo, aquella cita no fue más que el principio del fin. El que hoy es nuestro Rey llegó a la Catedral del brazo de la Reina Sofía, pero en el banquete sí que pudimos verlo en compañía de la que todos sabían que era su novia: allí estaba la pareja, juntos (pero no revueltos) y la imagen de Eva Sannum, copa de balón en mano, con un exuberante vestido de seda azul klein y un escote que desató el escándalo dio la vuelta al mundo. En febrero de 2002, el propio Príncipe Felipe confirmaba la ruptura ante un reducido grupo de periodistas. «Sabía que estabais aquí y he venido a saludaros y a contaros que Eva y yo hemos decidido acabar con nuestra relación, seguiremos siendo amigos«, confesó nuestro ahora Rey.
Veinte años después, Haakon de Noruega y Mette-Marit siguen escribiendo junto a sus hijos su feliz historia de amor, aunque no han podido festejar como estaba planeado el aniversario por el positivo en coronavirus de la Princesa Ingrid Alexandra; don Felipe es Rey de España y, a pesar de los escándalos recientes de nuestra Familia Real, forma un sólido matrimonio con la Reina Letizia; y Eva Sannum, alejada del foco mediático (aunque hace poco concedió una entrevista en la que declaró que « estoy muy contenta de no haberme convertido en reina«), se dedica a la comunicación, está casada con un publicista y tienen dos hijos en común. Las vueltas que da la vida.