La elegante improbable

Las invitadas que eclipsaron a la infanta Cristina en el día de su boda: la más espectacular, la infanta Elena (con estilismo de Marichalar)

La moda jamás fue territorio favorito de la infanta Cristina, aunque el examen de su boda lo pasó con nota. Eso sí: hubo invitadas cuyos trajes fueron más comentados que el de la novia.

La infanta Elena provocó aplausos de admiración a su llegada a la catedral de Barcelona, enfundada en un look rosa de Christian Lacroix. / getty images

Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

Cuando la infanta Cristina apareció en los televisores de España con su vestido de novia de Lorenzo Caprile, se escuchó un suspiro de aprobación que era, a la vez, de alivio. Aunque fuera como fuere su traje nupcial hubiera habido piropos para la hija pequeña de los reyes, constatar que un excelente trabajo de diseño sacaba lo mejor de la infanta enamorada desató la emoción de los comentaristas de lo 'royal'. Cristina iba guapa.

Mucho se ha escrito sobre el vestido que un jovencísimo Caprile le regaló a la infanta Cristina, desde entonces amiga fiel. Ya desde la distancia, es posible admirar no solo el delicado trabajo de contención del modista, sino su talento para elevar en el aparente minimalismo del vestido la ausencia de sofisticación de la novia, una deportista más atlética que grácil.

En el haber de aquel vestido podemos hoy señalar el amplio escote, entonces muy criticado, como el elemento que logró arrancar un máximo de feminidad a la infanta Cristina, una mujer casi siempre incómoda con ropa que no sean pantalones, looks 'sport' o incluso de género neutro . En el debe deben estar las mangas, anchas a petición de la comodona novia, y criticadas hasta por Giorgio Armani.

La llegada de la infanta Cristina a la catedral de Barcelona, del brazo de su padre, el rey Juan Carlos / jaime garcía (archivo abc)

Sea como fuere, la infanta Cristina lució más guapa que nunca (aunque con ojeras) en su boda y Lorenzo Caprile desveló una inteligencia de moda única para el negocio nupcial. Sin embargo, hubo mujeres en aquella boda de octubre en la catedral de de Santa Cruz y Santa Eulalia de Barcelona que dieron bastante más que hablar que la propia novia. Algo que, intuimos, no le debió molestar nada. Al contrario.

La infanta Elena fue la invitada más elegante

Si lo que se espera en una boda con alta concentración de miembros de casas reales es refinamiento absoluto, solo una mujer se empleó a fondo para satisfacer dicha demanda de elegancia y lujo. Hablamos de la infanta Elena, quien en la boda de su hermana pequeña dio inicio a su añorada etapa 'fashionista', bien aconsejada por Jaime de Marichalar .

El clasicismo discreto de prácticamente todas las 'royals' invitadas, representado a la perfección por el traje rosa firmado por Margarita Nuez de la reina Sofía o el impecable conjunto de abrigo y vestido verde menta de Marie-Chantal Miller, se rompió con el fascinante look parisino de la infanta Elena . Estaba imponente con un dos piezas firmado por Christian Lacroix.

Victoria de Suecia acudió ala boda de la infanta Cristina con un 'total look' blanco. (FOTO: GETTY IMAGES)

La hija mayor de los reyes Juan Carlos y Sofía apostó por la alta costura cuando reinas y princesas aún acudían a ella con prevención , bien aconsejada por el duque de Lugo. El traje de chaqueta con 'peplum' y botonadura y falda de encaje color rosa entraba dentro de lo previsible, pero la gran pamela de rafia color berenjena dio el campanazo.

Hoy se espera de las monarcas y 'royals' en general que nos entretengan con este tipo de golpes de efecto, pero entonces el espectáculo no formaba parte de las obligaciones de la Corona. Aquella enorme pamela que sobrepasaba la anchura de los hombros de la infanta Elena, subrayada por unos salones del mismo color, elevó el listón para las 'royals' españolas por venir.

Victoria de Suecia acertó con una sombrero de copa

Entre las invitadas internacionales, solo una destacó por la originalidad y sofisticación de su atuendo, aunque también se le achacó poca delicadeza al vestir de blanco roto. Esta es una de las pocas reglas no escritas para las invitadas a cualquier boda: se debe reservar el blanco a la novia. Una jovencísima Victoria de Suecia , sin embargo, decidió todo lo contrario.

El llamativo vestido de Ágatha Ruiz de la Prada terminaba en un divertido 'canotier'. (FOTO: GETTY IMAGES)

La princesa y heredera al trono sueco llamó la atención con su traje de chaqueta blanco roto, con estampado de tapizado, sus zapatos blancos y, sobre todo, por un sombrero de media copa blanco de lo más sofisticado. También por su delgadez, producto decían de su amor no correspondido por Manuel Filiberto de Saboya (hoy casado con Clotilde Courau). Años después, Victoria de Suecia confesaría haber sufrido anorexia.

Sin embargo, la mujer que acaparó comentarios, no todos positivos, fue Ágatha Ruiz de la Prada, toda una especialista en convertir bodas reales en un espectáculo para sí misma . Al de la infanta Elena llevó un traje rojo con claveles amarillos. En Barcelona, quiso lucir un vestido de escote redondo y manga corta con el estampado de la Señera, la bandera de Cataluña. En la cabeza, un 'canotier'.

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