Las infantas Elena y Cristina, en una de sus apariciones más celebradas, en la boda de Victoria de Suecia, en 2010. /
No seamos injustas: la infanta Elena tuvo su momento de gloria en la moda hace dos décadas, cuando su matrimonio con Jaime de Marichalar estimuló su deseo de destacar por su estilo. Sus looks inspirados en clásicos de la indumentaria española maravillaron a toda la prensa europea casi tanto como los estilismos que Letizia luce en sus viajes de Estado. Sin embargo, desde entonces hasta ahora la invisibilidad de ambas en las listas de la elegancia nacional es llamativa.
Si analizamos con detenimiento la manera en la que las infantas Elena y Cristina y la reina Letizia se visten en su día a día, cuando no tienen deberes profesionales, la conclusión es sorprendente: las tres mujeres lucen estilos bastante similares. Vemos vaqueros, camisas básicas, americanas, zapato cómodo, algún pañuelo… Si acaso, la reina se inclina hacia lo boho , mientras que Elena de Borbón tiende a lo clásico y su hermana pequeña, a lo deportivo. Nada memorable. La clave de su diferencia está, entonces, en lo que lucen en fechas importantes.
Evidentemente, la desaparición de las infantas Elena y Cristina de las listas de las más elegantes tiene casi todo que ver con su mínima presencia pública. No tienen agenda oficial, pues desde 2004 no son miembros de la familia real, y no acuden a estrenos, alfombras rojas o fiestas con photocall. Solo la duquesa de Lugo mantiene ciertas apariciones desde hace años, como su apoyo a los espectáculos taurinos o la moda flamenca. Eso sí: con looks casi siempre más bien discretos.
El divorcio de la infanta Elena y su retirada a un segundo o tercer plano le permitió acomodarse en un estilo que ha mantenido desde siempre y que tiene mucho que ver con su adolescencia y primera juventud. Entonces, cuando aún vivía en el palacio de la Zarzuela, la encargada de comprar la ropa a Elena y Cristina era Laura Hurtado de Mendoza, secretaria de la reina Sofía, que además es miembro del Opus Dei. Y en esos tiempos, las hermanas no tuvieron demasiadas oportunidades para divertirse con la moda.
La infanta Elena y la infanta Cristina, en la boda de Teodora de Grecia. /
Conviene tener en cuenta este primer acercamiento a la moda de las dos infantas. Por un lado, bajo la estricta supervisión de una compradora muy conservadora y sin acceso ellas mismas a las tiendas en las que podían divertirse sus contemporáneas. Por otro, con una reina consorte como modelo aspiracional de elegancia, más que entender la ropa como un modo de expresión y una manera de divertirse, debieron asumirla como una preocupación: la apariencia debía ser irreprochable.
Elena de Borbón fue, de las dos hermanas, la que más oportunidades tuvo para compensar el tiempo perdido una vez salió de la tutela de Hurtado de Mendoza. De hecho, acudía a los desfiles de la Pasarela Cibeles (hoy Mercedes Benz Fashion Week Madrid) acompañada por la estilista Alicia Chapa, amiga desde el colegio. La infanta Cristina, sin embargo, nunca demostró un interés extraordinario por la moda, sino más bien por el deporte.
En realidad, ni la infanta Elena ni la infanta Cristina se incorporaron decididamente al acelerado mundo de la tendencia que se impuso en la moda desde los años 90. Más que asumir trends o estilos, desarrollaron un gusto muy concreto que continúa plasmándose en su vestir rutinario. Cristina de Borbón opta por looks básicos deportivos, conjuntos masculinos de camisa y pantalón de lino o trajes de chaqueta. Elena, con más carácter, opta por clásico castizos (tweed, sombreros, collares y broches florales, mocasines…) una y otra vez.
Las infantas Elena y Cristina comparten el mismo gusto por la ropa cómoda y los pañuelos, aunque la duquesa de Lugo suele añadir sombreros que recogen su indomable melena. /
«El sport es su punto flaco, tiene todavía un punto muy anticuado y carca, con todos los respetos», decía Marta Rodríguez Hidalgo, editora de moda de una conocida revista de moda, en 2001. Efectivamente, ninguna de las dos infantas estaría jamás en una lista de la elegancia si hubiéramos de tener en cuenta su estilo habitual, del todo insustancial. Como contraste, cuando acuden a alguna boda o celebración familiar, ambas destacan por su clase. No seducen, como Letizia, pero impresionan.
La aceleración de bodas en la familia real griega ha permitido contemplar a las infantas Elena y Cristina en todo su esplendor, con looks que ponen de manifiesto la influencia que en ellas tuvo la elegancia intemporal de la reina Sofía. Y sin renunciar al particular gusto de cada una, como vimos en la boda de Teodora de Grecia en el vestido de lunares de la duquesa de Lugo y en el minimalista look azul turquesa de su hermana.
Con Victoria Federica, Irene y Sofía despuntando como iconos de estilo, la carrera por figurar en las listas de elegantes anuncia cambio de generación. De hecho, las infantas Elena y Cristina y también la reina Letizia van refugiándose cada vez más en estilismos cómodos, relajados y sin tanta presión de tendencia. Más pronto que tarde, las tres deberán elegir los looks más importantes en la etapa de madurez de muchísimas mujeres: los que llevarán a las bodas de sus hijos e hijas.