REINA DE MÓNACO
REINA DE MÓNACO
Cuando en una rueda de prensa hace ya algunos lustros le preguntaron a Isabel Pantoja por su hija Chabelita, la cantante, visiblemente incómoda respondió: « Mi hija se llama Isabel, que es nombre de reina». A la artista también podríamos darle ese estatus, pero en el ámbito de la canción española, la tonadilla o la canción ligera a la que canta Ana Mena.
Este fin de semana la intérprete de 'Se me enamora el alma' hacía su publicitado desembarco en el Baile de la Rosa de Montecarlo, con un espectacular vestido de la firma valenciana Isabel Sanchís que no dejaba lugar para las dobles interpretaciones, era rosa, con dos rosas gigantescas, una en el hombro y otra en la manga, que hacía honor a la tautología de Mecano, 'Una rosa es una rosa'.
Isabel Pantoja se codeaba de refilón con los Grimaldi al pleno, con la excepción de Charlène de Mónaco, que sigue alimentando las especulaciones sobre su matrimonio con Alberto de Mónaco, pero la foto que pasará a la historia fue la que se hizo con otra reina en lo suyo, Shirley Bassey, de quien hizo un 'cover' de This is My Life, en su último disco, que quien más quien menos ha tarareado alguna vez: «Esta es mi vidaaaaaa».
La relación de cantante con la realeza viene de muy atrás. Nos tenemos que remontar al 31 de octubre de 1985. Mientras Madrid vibraba con la Movida Madrileña, Isabel Pantoja hacía llorar a un país entero con su concierto televisado desde el teatro Lope de Vega de Madrid, donde puso de largo las canciones de su disco 'Marinero de luces', compuesto por José Luis Perales en homenaje a Paquirri, que había perdido la vida tras recibir una cornada de un toro llamado Avispado en la plaza de Pozoblanco, en Córdoba, el 26 de septiembre del año anterior.
Desde el palco de honor, la reina Sofía, acompañada por la duquesa de Calabria, contemplaba embelesada a una artista en plenitud de facultades, vestida de 'grande soirée' y apliques de joyería que parecían inspirados en la era de los Románov. La artista era sorprendida en el escenario por su hijo, a quien entonces se le daba el apelativo de Paquirrín, y levantaba al respetable en el patio de butacas, henchido de un dolor colectivo compartido con la que algunos calificaron despectivamente como 'la viuda de España'.
Entre doña Sofía e Isabel hubo una gran sintonía, que quedó acreditada fotográficamente en su paso por el palacio de la Zarzuela, donde fue recibida por los ahora reyes eméritos, y Pantoja puso un peldaño más para seguir vendiendo ejemplares de un disco que en España alcanzó la estratosférica cifra de un millón, el equivalente a un Disco de Diamante.
El siguiente encuentro con la realeza de Isabel Pantoja se adentra más en los terrenos paranormales de un relato de Henry James o Gustavo Adolfo Bécquer que de la crónica social. Según manifestó su hijo Kiko Rivera, en GH Duo, el espectro de Lady Di se personó en Cantora para despedirse en sueños de la intérprete de Se me enamora el alma unas horas antes de su muerte, el 31 de agosto de 1997 tras un fatídico accidente en París. Una versión que mantendría posteriormente su hija Isa P., actual colaboradora de El programa de Ana Rosa, en La casa fuerte 2, otro espacio también de Mediaset, grupo audiovisual con el que la familia ha mantenido una relación amor-odio durante las últimas décadas.
La vida de Isabel Pantoja, quien estaría negociando para convertirla en una serie, está jalonada de éxitos sin parangón en esta España nuestra, rencillas familiares enquistadas narradas al minuto en el papel cuché o en televisión, historias de amor atribuidas y nunca confirmadas, y otras, como la que mantuvo con Julián Muñoz, exalcalde de Marbella, que pasó del «Gitana, ¿tú me quieres?» que le dijo el edil y la respuesta suya, «Más que a mí», al encontrarse en el banquillo por una causa separada de la Operación Malaya por la que fue condenada a dos años de prisión.
En pleno fragor judicial, llevada quizás por un impulso que no calibró adecuadamente, llamó a Espejo Púbico, donde arremetió contra Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina, en aquel momento de plena actualidad por el Caso Noós, por el que el exjugador de balonmano acabó cumpliendo condena en la prisión de Brieva, mientras que la hija menor de los reyes acabó siendo exonerada de culpa.
«Si todos los españoles fuéramos iguales, por qué al señor Urdangarin se le han quitado tantas cosas. Soy una simple cantante que os ha servido de puta madre, soy una cortina de humo muy buena. ¿Por qué no se le ha detenido, por qué no se trata a todos los españoles por igual? Soy como la infanta, pero no tengo una sociedad con nadie», manifestaba visiblemente afectada. Aunque intentó que no se emitiera, porque tenía un contrato de exclusividad con Mediaset, sí vio la luz y su situación laboral con el grupo entonces comandado por Paolo Vasile salió del ámbito de la luna de miel en la que se encontraban hasta entonces.
El resto ya es historia…