LA FAMILIA ROYAL DE TERESA URQUIJO

Alicia de Borbón, la bisabuela de la novia de José Luis Martínez-Almeida que pudo ser reina de España: una renuncia dinástica y las joyas de María Antonieta

Descubrimos a Bebito y a Alicia de Borbón, dos relevantes figuras, al adentrarnos en el frondoso árbol genealógico de Teresa Urquijo Moreno, la inminente primera dama de la capital.

Alfonso y Alicia de Borbón, el día de su boda. / archivo abc

Eduardo Verbo
Eduardo Verbo

El 31 de mayo de 1906, todo el pueblo de Madrid se lanzó a las calles de la capital para celebrar la boda de Alfonso XIII y Victoria Eugenia . A la altura del número 88 de la calle Mayor, cuando se encontraban a punto de llegar al Palacio Real, un anarquista catalán llamado Mateo Morral arrojó una bomba envuelta en un ramo de flores con el objetivo de asesinar a los monarcas.

Sin embargo, erró en su objetivo: mató a 25 personas, pero no a los reyes. A él se le rompió el collar del Toisón de Oro; a ella se le manchó el vestido de sangre. Pero, ¿qué hubiera sucedido si los flamantes esposos hubiesen perecido en el regicidio? «Bebito sería el rey. Así llamaban al infante Alfonso, el mayor de los tres hijos que tuvieron María de las Mercedes , princesa de Asturias y hermana mayor de Alfonso XIII entonces fallecida, y su marido, Carlos Nino de Borbón-Dos Sicilias», explica a Mujerhoy Ricardo Mateos Sáinz de Medrano, uno de los mayores especialistas de la realeza y la aristocracia en nuestro país.

Esta funesta carambola del destino hubiera acercado todavía más al trono a Teresa Urquijo Moreno , bisnieta del infante y, de actualidad, por ser la prometida de José Luis Martínez-Almeida , alcalde de Madrid, quienes protagonizarán su boda el próximo seis de abril. Se espera que, como sucedió hace más de un siglo, se den un baño de multitudes convertidos en «reyes» de la capital.

«Bebito, apodado así cariñosamente, fue un niño muy mimado por la Familia Real. De hecho, es cierto que llegó a ser heredero de la corona de España desde la muerte de su madre en 1904 cuando daba a luz a su tercer hijo, la infanta Isabel Alfonsa, hasta el nacimiento en 1907 del príncipe Alfonso de Borbón y Battenberg, primogénito de Alfonso XIII. En el verano de 1935 conoció a Alicia, hija de Elías de Parma, duque del extinguido ducado de Parma y terrateniente.

Inicialmente, el compromiso había sido concertado con otra de las tres de los ocho hermanos de ella. Pero, el destino quiso que fuera Alicia, que había nacido en 1917 y, por tanto, tenía solo 18 años, con la que contrajera matrimonio en abril de 1936 en Viena. Ella se convirtió en infanta de nuestro país y, poco después, en duquesa de Calabria y condesa de Caserta.

Aprendió pronto el español que añadió al alemán y francés en los que se manejaba desde su infancia», narra Cristina Barreiro, profesora de Historia y doctora en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo, quien define a la bisabuela política de Almeida como «coqueta y puntual, como todos los Borbones».

De haber sido reyes, ambos cumplían incluso con la Pragmática Sanción de Carlos III, una norma que pretendía evitar los matrimonios desiguales y que, en muchas ocasiones, obligaba a reyes y herederos a organizar compromisos sin amor. «El suyo fue magnífico en todos los sentidos. Además, la infanta Alicia descendía de los Parma, quienes habían sido soberanos hasta 1860. Aunque habían perdido el trono, eran jefes de una casa que había sido reinante.

Ellos estaban protegidos por la corte de Viena y, en especial, por el emperador Francisco José, marido de la emperatriz Sissi y en cuyo ejército había sido comandante supremo su abuelo, Federico de Austria. De hecho, cuando los Borbones tienen que salir de Parma se refugian allí y tienen todo su apoyo. Elías, el padre de Doña Alicia, se cría en la corte y participa en la I Guerra Mundial en el ejército austríaco.

Alicia de Borbón. / archivo abc

Su mujer y madre de sus ocho hijos era una prima hermana de Alfonso XIII, María Ana, hija del archiduque Federico, un personaje importante y con una gran fortuna, hermano de la reina María Cristina de Habsburgo, viuda de Alfonso XII», prosigue Sáinz de Medrano, quien, en su bibliografía, cuenta con una interesante biografía sobre esta monarca, «La reina María Cristina : madre de Alfonso XIII y regente de España» (Ed. Esfera de los libros) o «Alfonso y Ena, la boda del siglo» (Ed. Esfera de los Libros).

El nuevo matrimonio formado por los infantes Alfonso y Alicia se estableció inicialmente en Blois (Francia), aunque el auge del Frente Popular en el país provocó que se mudaran a la neutral Lausana (Suiza), donde nacerían los hijos de la pareja: Carlos, conocido como duque de Calabria e íntimo amigo del rey Juan Carlos , Inés y Teresa, abuela de Teresa Urquijo, la novia del alcalde.

Todos ellos son primos hermanos del rey Juan Carlos, como ahora explicamos. En 1941, el matrimonio abandonó el exilio que, tras el estallido de la II República, él emprendió junto a Nino, su padre. Tras la muerte de su mujer, la princesa María de las Mercedes, tatarabuela de Teresa Urquijo, éste se volvió a casar.

En esta ocasión, con la princesa Luisa de Orleans, con la que tuvo cuatro hijos más, a los que Alfonso XIII consideró como príncipes. Entre ellos estaba María de las Mercedes, condesa de Barcelona y madre del rey Juan Carlos. Nino fue el abuelo del emérito y de la abuela de Teresita Urquijo.

Cría de perros teckel en Ciudad Real

Ya en España, los infantes Alicia y Alfonso vivieron inicialmente en Madrid, aunque pronto compraron la finca «La Toledana», en Ciudad Real. «Este lugar se convertirá en el nexo de su copiosa familia y en el escenario social de importantes jornadas de caza. La Infanta Alicia mantuvo siempre su afición al campo y los animales», añade Cristina Barreiro, autora de «Consortes reales» (Ed. Esfera de los Libros) y «Las hijas de Isabel II (Ed. Esfera de los libros), dos ejemplares clave para conocer la historia reciente de nuestra apasionante monarquía.

«Era una señora con un fachón impresionante, de una prestancia… ¡Se notaba que venía de la corte de Viena! Yo la conocí y era muy amable, pero sin grandes ambiciones. Además de a la caza, se dedicó a la cría de los perros teckel en España, de los que fue su introductora. Recuerdo que los llevaba a concursos… Tuvieron una vida tranquila sin sobresaltos», especifica Ricardo.

Alicia de Borbón y el emérito Juan Carlos en una foto de archivo. / getty images

Bueno, en realidad, hubo uno, que el propio Ricardo se encarga de recordar. «Nino, el padre de Bebito, renunció al trono de las Dos Sicilias en 1900 y se convirtió en infante de España después de casarse con la hija del Rey Alfonso XII, María de las Mercedes, que fue princesa de Asturias toda su vida hasta que su madre tuvo a Alfonso XIII, que fue rey desde su nacimiento. Sin embargo, hay un momento en el que Bebito considera que, ya no pudiendo ser rey de España, esa renuncia que hizo su padre en unas circunstancias peculiares ya no tiene valor y se proclama jefe de la Casa de las Dos Sicilias. De ahí el enfrentamiento que mantiene la familia y que hoy ejemplifican su nieto, Pedro de Borbón-Dos Sicilias, y Carlos de Borbón-Dos Sicilias, nieto de Rainiero, hermano de Nino».

Las joyas de María Antonieta: de Versalles… a La Mancha

También especialista en las alhajas de las diferentes familias reales, Mateos rememora el impresionante joyero de la infanta Alicia. «Tenía un parure de zafiros, el diamante Farnesio…y, a través de su hermana, le llegaron algunas piezas increíbles», finaliza Sainz de Medrano.

«De entre todas ellas, destaca una perla que llevó la reina María Antonieta en numerosas ocasiones», explica el joyero Pablo Milstein. Este colgante también lo lució la infanta Alicia varias veces y fue vendido en una subasta celebrada en 2018 por 32 millones de euros. Un precio que pagó la multimillonaria austríaca Heidi Goëss-Horten, la cuarta fortuna del país alpino, fallecida en 2022.

Hace unas semanas, esta joya, que fue custodiada en La Mancha, iba a salir a subasta de nuevo, pero finalmente, tal y como ha podido saber «Mujer Hoy», se ha cancelado su venta por el pasado nazi del marido de Heidi, el empresario alemán Helmut Horten, propietario de la famosa cadena de almacenes Horten AG, quien al conocerla cuando ella tenía 19 años le regaló el famoso Wittelsbach, un diamante azul de 35,56 quilates que la infanta Margarita Teresa de Austria –sí, una de las protagonistas de «Las Meninas», de Velázquez– recibió de manos de su padre, el rey Felipe IV de España, con motivo de su compromiso matrimonial con su tío materno, Leopoldo I de Austria, futuro emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.

Alicia de Borbón, en una de las últimas imágenes que se tienen de ella. / gtres

La bisabuela política de Almeida también poseía un fascinante broche de finales del siglo XVIII de la malograda esposa de Luis XVI de Francia, que alcanzó dos millones de euros en la citada subasta de 2018, y dos brazaletes de 112 diamantes, que salieron a la venta en 2021 por siete millones de euros.

¿Cómo llegaron a sus manos, se preguntarán? Antes de ser ejecutada, María Antonieta fue precavida. Mandó a su confidente, el conde de Mercy-Argenteau, que vivía en Viena, algunas de sus joyas más especiales. Tras su desaparición, las piezas fueron entregadas a su única hija y superviviente, María Teresa de Francia, conocida como Madame Royale, quien, tras una infancia privilegiada en el Palacio de Versalles, se tuvo que enfrentar a la inesperada tragedia de ver las vidas de sus padres, su hermano y su tía, Isabel, uno de sus mayores apoyos, sesgadas en la guillotina.

Madame Royale se casó con su primo, Luis Antonio de Artois, duque de Angulema. En 1814, tras un doloroso exilio, regresó a Francia. Sin embargo, en 1830 una nueva revolución la obligó a dejar su país por segunda vez. En esta ocasión fue para siempre. Murió en Viena en 1851 y legó estos brazaletes a su sobrina, Luisa de Artois, quien se casaría con Carlos III de Parma. Así fue como las joyas fueron pasando de generación en generación hasta llegar a manos de Elías de Borbón-Parma, nieto de Luisa de Artois, y, por extensión, a su hija, la infanta Alicia.

Viuda desde 1964, falleció en Madrid en 2017 con casi un siglo de historia a sus espaldas. Por deseo personal está enterrada en Glashütte, baja Austria, con su familia natal, aunque tenía derecho a ser inhumada en el Panteón de Infantes de San Lorenzo de El Escorial (Madrid). Y hasta aquí un retazo de una vida de novela que engrandece todavía más el frondoso árbol genealógico de Teresa Urquijo, la inminente «primera dama» de Madrid.

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