Un remanso de paz
Un remanso de paz
Los fans de la realeza respiraron aliviados cuando Kate Middleton anunció en un vídeo de tres minutos que su viaje durante el tratamiento contra el cáncer había sido un recordatorio «para reflexionar y estar agradecida por las cosas sencillas de la vida». Ahondando en las buenas noticias, hace pocos días, la princesa de Gales confirmaba que se encuentra en remisión tras su quimioterapia.
Ahora, además, conocemos nuevos detalles sobre los difíciles meses en los que la esposa del príncipe Guillermo convivió con la enfermedad. Según informa la revista 'Majesty Magazine', Kate eligió refugiarse en la residencia privada de sus padres Carole y Michael Middleton, para recuperarse tras la operación. Y allí encontró el lugar idóneo para recuperarse.
« Carole fue la enfermera jefe mientras Kate recibía quimioterapia y Michael ha estado ayudando a cuidar de los niños«, asegura una fuente cercana a los Gales en esta publicación. Bucklebury Manor, también conocida como la Mansión Middleton, ha sido para ella un oasis lejos del ojo público y de exigente agenda real. Allí no solo encontró curación física, sino también un gran apoyo emocional.
Bucklebury Manor es una finca de estilo georgiano valorada en 5,6 millones de euros y situada en el pintoresco pueblo de Bucklebury, que se encuentra a poco más de una hora y media de distancia de Londres. Esta residencia de siete habitaciones siempre ha sido algo más que un refugio acogedor para la princesa. Rodeada de una gran extensión de terreno, la finca ofrece todo lo que Kate Middleton necesitaba durante su periodo de regeneración y autocuidado, con pistas de tenis, piscina e incluso su propio manantial.
Otro aliciente para su idoneidad es que la propiedad se ubica tan solo a 45 minutos en coche de Adelaide Cottage, la residencia actual de los príncipes de Gales y sus tres hijos, el príncipe George, de 11 años, la princesa Charlotte, de 9, y el príncipe Louis, de 6. En un momento en que la presión pública y los compromisos de la realeza pudieron resultar abrumadores, Bucklebury ofrecía probablemente el compromiso ideal entre paz y tranquilidad y cercanía familiar.
Al efecto curativo de la naturaleza, del que la royal ya ha hablado en el pasado, hay que sumar los siempre atentos cuidados de la madre de Kate, Carole Middleton, que siempre estuvo a su lado desde que se comunicara su grave diagnóstico.
El estrecho vínculo entre Kate y sus padres fue sin duda una ayuda inestimable. Hay que reseñar que la princesa de Gales ya había encontrado refugio en la finca de sus progenitores con anterioridad. Durante su embarazo del príncipe George, así como después del parto, ella y su marido se retiraron a descansar allí mientras se acostumbraban a su nueva vida como padres.
Tras su aparente recuperación completa, a sus 43 años, Kate Middleton ha estado gestionando cuidadosamente su regreso a los focos y se espera que asista a la entrega de los premios BAFTA este mes de febrero. Mientras tanto, la princesa de Gales espera que sus fans se centren en su trabajo en lugar de la marca de sus vestidos o abrigos, después de que estos meses le hayan dado una «nueva perspectiva», según se asegura desde el Palacio de Kensington.
Desde que Kate se casó con el príncipe Guillermo en abril de 2011, el palacio ha compartido regularmente con la prensa los detalles de las prendas que luce en actos públicos. Pero con su regreso gradual al trabajo, esta práctica va a llegar a su fin.
Según publica el 'Daily Mail' haciéndose eco de fuentes de su equipo de trabajo, la princesa ha calibrado con eficiencia el retorno a sus funciones, mientras quiere asegurarse de que la atención se centra en los «temas, personas y causas que está defendiendo», en lugar de en su ropa.