No podemos llevarnos a engaño: más allá de la desenvoltura y el carisma que una consorte pueda desplegar en las distancias cortas, su popularidad se mide sobre todo por su imagen. Por los gestos, sí, pero sobre todo por lo que lleva puesto y cómo lo lleva. Además de una silueta escueta y una belleza armónica, la moda es la herramienta fundamental de las reinas para lograr impacto. Lo sabe Máxima, lo sabe Kate y lo sabe Letizia , tres reinas de la viralidad real.
Cada vez que una elegante reina consorte cumple con un evento de agenda oficial se presta a una escenificación cuyo objetivo no es otro que aparecer en los medios de comunicación. Esa visibilidad es la que convierte a los royals en parte de nuestro paisaje sentimental y en ese sentimiento de familiaridad se asienta su legitimidad misma. Si la tendencia ayuda a las consortes a lograr todo esto, ¿por qué tendrían que renunciar, polémica mediante, a la moda la reina Letizia o Kate Middleton?
La polémica está servida, pues la princesa de Gales anunció esta semana que el palacio de Kensington dejará de informar sobre sus estilismos. La revelación se produjo, además, en un día señalado: la conmemoración del Día Mundial contra el Cáncer. No perdamos de vista este detalle, porque desvela la seriedad con la que Kate Middleton pretende darle la vuelta a su papel como consorte. Lo repiten muchísimos pacientes de cáncer: la experiencia de la enfermedad te cambia y hace cambiar tus prioridades.
Así lo confirmó Alexandra Shulman, editora de la edición británica de Vogue de 1992 a 2017, en Daily Mail: el cáncer tiene mucho que ver en esta decisión. Pero no explica todo. Shulman, la directora de revista que logró que Kate Middleton posara para un portada en junio de 2016, insiste en que «Catherine jamás quiso ser reducida a una percha para la moda». En 2022, una amiga de la princesa de Gales dijo a The Sunday Times que el protagonismo de su estilo por encima de su misión le incomodaba. «Era enormemente frustrante y difícil para ella que la gente solo hablara de su vestido , a pesar de la importancia del trabajo que desempeñaba».
Existen más indicios de incomodidad de Kate Middleton con su papel de maniquí. En 2011, cuando se incorporó como duquesa de Cambridge al equipo de royals en activo de la Corona británica, el palacio de Kensington anunció que no confirmaría marcas de moda. Esa debió ser la petición de la recién llegada, pero hubo de reconsiderarse ante los errores sobre su indumentaria que se publicaban. En 2019, el corresponsal royal Richard Palmer tuiteó que la oficina de Middleton había declinado dar datos sobre uno de sus looks, algo que volvió a pasar puntualmente a lo largo de los años.
«La princesa de Gales quiere que la atención se centre en los temas realmente importantes, las personas y las causas que apoya», explicó una fuente del palacio de Kensington a The Times, sin hacer ninguna referencia a su enfermedad. «Siempre va a haber un interés por la ropa que se pone y ella lo entiende, pero ¿tenemos que anunciar siempre de manera oficial qué es lo que lleva puesto? No. El estilo está ahí, pero es la sustancia lo que importa».
Además del cáncer y sus turbulencias, y de la creciente incomodidad de las reinas y consortes por el papel de real florero que les toca ejercer, existen más factores que explican esta repentina y sorprendente decisión de Kate Middleton. El anuncio de que Kensington Palace no va a publicitar ya las marcas que elige se produce pocos días después de una polémica viral sobre el look que la princesa de Gales llevó a un evento en Londres que conmemoró el 80 aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz.
Los príncipes de Gales se reunieron con 80 supervivientes del Holocausto vistiendo el preceptivo luto, pero Kate Middleton añadió a su look en Londres un bolso de Chanel valorado en unos 5.000 euros, sin advertir el pasado colaboracionista que se le adjudica a Coco Chanel, fundadora de la marca. De nada sirvió aducir que la marca, en la actualidad, es copropiedad de un familia judía, los Wertheimer. La polémica arrasó en la viralidad y, es cierto, se habló más de esta circunstancia que del memorial en sí.
Evidentemente, la decisión de Kate Middleton no ha caído bien en las revistas de moda, los corresponsales royal y, sobre todo, las marcas de moda. Dicen que el llamado efecto Kate de promoción de firmas de moda británica puede alcanzar el billón de libras anuales. De momento, la princesa de Gales se vistió para su primer evento diurno con un look de lo más discreto: pantalón y jersey de cuello alto negro y chaqueta marrón chocolate. Un estilismo a la justa medida de la reina Letizia.
Para llegar a esta conclusión, o sea, que lo mejor para que no hablen de tu look es adoptar el uniforme de la discreción. Algo complicado para las princesas y consortes, pero que Letizia está logrando llevar a término. Sin anuncios oficiales ni estrategias anunciadas, la reina española lleva meses repitiendo traje de chaqueta, con variantes de color, excepto en contados actos. Como en el caso de Kate Middleton, solo podemos barajar razones sin certezas. Pero lo evidente es que la moda ya no puede aducirse como el único elemento con tirón de su presencia pública.
¿Qué ha llevado a la reina Letizia a bajarse del tren de la moda o, al menos, disminuir su velocidad? La madurez, seguramente, tiene que ver. Porque la moda tiene un componente de vanidad y frivolidad que, con los años, pesa menos que cuestiones más prácticas como la comodidad o el ahorro de tiempo. Sin duda, el neuroma de Morton que le impide llevar tacones ha debido influir, aunque a estas alturas casi intuimos que la dolencia ha sido más una oportunidad que una piedra en su camino.
Cabe, además, mencionar la proyección futura tanto de Kate Middleton como de la reina Letizia cifrada en sus hijas Leonor, Sofía y Carlota. Indudablemente, no debe ser fácil para mujeres sobradamente preparadas que se las juzgue en función de una sola clave: su más o menos bello aspecto. Sirven hasta donde alcanza su elegancia. No es esa la herencia que cualquier madre quisiera legar a sus hijas.
20 de enero-18 de febrero
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