Kate Middleton en una imagen navideña. /
Como es tradición, los miembros de la familia real británica ya han comenzado a llegar a Sandringham, una gran finca ubicada en el condado de Norfolk, antes de reunirse todos para celebrar la Nochebuena y disfrutar de un suntuoso almuerzo el 25 de diciembre. Carlos III aparecía sonriente el domingo, saludando a la gente a las puertas de la iglesia de Santa María Magdalena, mientras se prepara para ser anfitrión de las fiestas más concurridas de los Windsor.
Unas festividades donde finalmente no estará el siempre polémico príncipe Andrés . El hermano pequeño del monarca rechazó la invitación a pasar la Navidad junto a su familia en medio de las presiones para que se mantuviera al margen del escándalo que ha provocado su relación con un supuesto espía chino.
Se espera que pase las fiestas en Windsor con su exesposa Sarah Ferguson , que se ha descrito a sí misma como una «cuidadora» de un «hombre triste». Se había publicado que esta decisión sería más fácil porque sus hijas, las princesas Beatriz y Eugenia, iban a pasar la Navidad con sus suegros y no en Sandringham. Pero finalmente Beatriz sí irá ahora a Norfolk con su marido Edo Mapelli Mozzi y su hija Sienna, ya que los médicos le han recomendado no volar al extranjero a causa de su embarazo.
Serán más de cuarenta los royals ingleses que se reúnan en Sandringham, donde un año más se espera que sigan las rutinas y los códigos bien establecidos de la Navidad . Entre estas tradiciones destaca, por ser tan original como un tanto absurda, que los miembros de la familia real se pesen en una báscula antes y después de disfrutar del banquete navideño. Aunque la costumbre no es tan oficial ni ritual como el mensaje navideño de la reina y ahora de Carlos III, se sabe que la difunta Isabel II era una gran fan de este protocolo. En otras palabras, era obligatorio.
Isabel II durante uno de sus mensajes navideños. /
Este ritual del pesaje se remonta al reinado de Eduardo VII, el tatarabuelo del actual soberano del Reino Unido. En su día, esta costumbre se ideó como una muestra simbólica de evaluar cuánto había disfrutado cada invitado de las excelencias gastronómicas de las fiestas. De hecho, se esperaba que los miembros de la familia engordaran al menos un kilo en el banquete navideño.
Como es lógico, no todos los miembros de la familia real han sido aficionados de esta tradición. Como se reveló en la película de 2021, Spencer, la princesa Diana, que sufría de bulimia , temía este aspecto concreto de las fiestas familiares.
Más allá de la tradición del pesaje, los Windsor hacen honor a sus raíces alemanas y se entrega a un frenético intercambio de regalos en Nochebuena. Reunidos en el salón rojo de la finca de Sandringham, inician sus celebraciones festivas un día antes del común de los ingleses. Así lo confirmaba el príncipe Harry en su autobiografía .
Los príncipes de Gales en Navidad. /
Según su libro 'Spare', la apertura de los regalos reales en Nochebuena es un evento de lo más animado. Los presentes se colocan en una larga mesa cubierta con un mantel blanco, adornada con tarjetas blancas con los nombres. La velada comienza con cada miembro de la familia encontrando su lugar designado ante un montón de regalos. «Entonces, en un frenesí repentino, la habitación se transforma en un caos festivo en el que todos desenvuelven simultáneamente sus regalos». Descrita como una «batalla campal», la escena es una cacofonía de voces, papeles de regalo rotos y muchas risas.
A pesar de la grandeza de la ocasión, los Windsor siguen una regla cuando se trata de regalos de Navidad: cuanto más divertidos y baratos, mejor. Algunos de los más recordados fueron el bolígrafo con forma de pez que Harry recibió de su tía abuela, la princesa Margarita, o cuando Meghan le regaló a su marido un adorno con la imagen de Isabel II.
Otras tradiciones en estas fechas incluyen una tarde de juegos en las que pequeños y mayores juegan a las charadas –un pasatiempo consistente en adivinar una palabra a partir de alguna pista sobre su significado– e incluso disputan un animado partido de fútbol. En otros tiempos, se dice que el Príncipe Guillermo solía vestir su camiseta del Aston Villa, mientras que su hermano pequeño optaba por vestir la del Arsenal.