Con el fin de la obligatoriedad de la mascarilla, la mayoría nos dimos cuenta de una particularidad del rostro de la princesa Leonor que había pasado inadvertida durante toda su infancia. Por primera vez se fotografió claramente cierta imperfección en la dentadura, una marca de su fisionomía que en su niñez resultaba extremadamente simpática, pero que en la adolescencia pide una solución. La reina Letizia, claro, ha tomado cartas en el asunto.
La cuestión de la dentadura de la princesa Leonor era tema de conversación políticamente incorrecta, pues el consenso general defiende cada vez más que comentar el físico de las mujeres, más aún de las adolescentes, no es apropiado. Sin embargo, en este caso nos refugiamos en dos atenuantes: hablamos de un rasgo perfectamente subsanable y que, además, nos permite bajar a nuestra angelical princesa al suelo que pisamos el común de los mortales.
La perfección que persigue la reina Letizia para sus hijas es proverbial, pero la genética es tozuda y nos depara sorpresas como esta: la princesa Leonor sufre agenesia dental, una dolencia bastante común que suele ser hereditaria y que consiste en la f alta de determinados dientes en la dentición temporal o en la adulta. En el caso de la heredera al trono, son los loa caninos (popularmente colmillos) superiores de su dentadura adulta.
Lo cierto es que muchos profesionales dentistas detectaron esta condición de la dentadura de la princesa Leonor rápidamente, pues con seis o siete años ya deben presentarse los colmillos que, evidentemente, ella no tenía. En 2015, los profesionales de la Clínica Dental San Antón, en Murcia, así lo señalaron: «La princesa ya tiene 10 años y aún no le han salido lo incisivos laterales».
«Esta alteración puede ser debida a traumatismos, a retrasos en la erupción de los dientes de leche, a presencia de dientes supernumerarios (un diente de más) y, en ocasiones, puede tratarse de una agenesia, es decir, la falta de algún diente que no se ha formado y por tanto nunca saldrá, siendo la mayoría de las veces por causa genética».
(Foto: GETTY IMAGES).
Obviamente, la corrección de esta pequeña imperfección es fácil: los tratamientos dentales permiten hacer prácticamente de todo en la actualidad. Ya podemos ver a la princesa Leonor con una ortodoncia, con lo que podemos concluir que el equipo médico ha optado por una de las dos soluciones posibles: mover los dientes presentes para cerrar el hueco o, por el contrario, abrirlo para realizar un implante.
Por desgracia para la princesa Leonor, el tratamiento que tiene que llevar a término para lucir una dentadura completa y armónica es, sobre todo tedioso. Mover las piezas dentales para lograr el espacio suficiente para colocar sendos implantes requiere muchísima paciencia y múltiples visitas a la clínica dental, para ir ajustando la tensión de la ortodoncia.
Parece que la ortodoncia que lleva la princesa Leonor es prácticamente invisible, unos 'brackets' estéticos que pasan por imperceptibles, que suelen ser fabricados en materiales porcelánicos o en cristal de zafiro. Los implantes también requieren su tiempo y se indican preferentemente en mayores de 18 años.
La infanta Sofía, aunque no sufre esta dolencia que causa la falta de una o varias piezas dentales (como decíamos, agenesia), también lleva una ortodoncia estética totalmente invisible, al menos desde lejos. También ha necesitado corrección a la hora de alinear su sonrisa, aunque el tratamiento no va a ser tan complicado como el de su hermana.
Por suerte, la princesa Leonor no parece una adolescente excesivamente preocupada por su aspecto y lleva esa particularidad de su sonrisa con la mayor naturalidad. De hecho, no se ha observado en sus apariciones públicas que, por ejemplo, se tape la boca con la mano cuando sonríe. Evidentemente no le preocupa en absoluto que se vea esa falta de los caninos, o colmillos, en su boca.
Por supuesto, Casa Real no ha confirmado ni desmentido ninguna información relativa a la salud de Leonor y tampoco sabemos si la princesa acude a sus revisiones en España o también en Gales. Retoma su último curso en la enseñanza secundaria, prólogo de su mayoría de edad, jura de bandera y comienzo de su instrucción militar. Para entonces, probablemente tenga ya su sonrisa completa.