Federico de Dinamarca le roba la cena a la reina Letizia: los detalles de la incómoda velada danesa con Mary Donaldson a la fuga

Todo estaba calculado para que la cena fuera otro paseo triunfal para Letizia, enfundada en un vestido negro de lentejuelas con un escote a su espalda. Homenajeaba a la Corona danesa con una marca local, pero eso era lo de menos. Lo que saltaba a la vista, la ajustada silueta esculpida, los Manolos vertiginosos y su melena 'made in' Hollywood, era lo poco que se parecía a lo que en Copenhague se entiende por una reina.

Letizia llevó a Copenhague la artillería pesada para asegurarse los focos de la prensa y quiso reservarse para la cena en el Glyptotek, el Museo Ny Carslberg de Copenhague, su mejor versión: la de una mujer de 50 que continúa rebosando atractivo. Una vez más dejó en mantillas a la princesa Mary, recatada pese a un escote bardot que llevó, agárrense, sin abrigo. El termómetro no superaba los 10 grados.

La discusión acerca de quién ha sido más regia y elegante, si Letizia o Mary, ha quedado visto lo visto vieja. La futura reina de los daneses, elegantísima pero previsible, parece confundirse con el fondo en presencia de su temible suegra Margarita . La reina española busca gustar y pretende la viralidad. Es vano compararlas: evidentemente, no juegan al mismo juego.

Letizia había calculado el golpe de efecto de su look Hollywood a la perfección: al lado de sus lentejuelas , los encajes de la reina Margarita y la voluminosa falda de la princesa Mary parecían de los tiempos de la naftalina. Sin embargo, la cruda realidad irrumpió en la reunión 'royal' como elefante en cacharrería y la monarca española pasó a un segundo plano. El protagonista de la cena fue, sin duda, Federico.

Las 130 personas que se sentaron en las mesas dispuestas en el hall del Glyptotek, rodeados por tanto de una de las mejores colecciones de escultura griega del mundo, fueron enterándose conforme avanzaba la noche de la noticia que volvía a comprometer el matrimonio de los príncipes herederos Federico y Mary. La mujer supuestamente en discordia es, además, española, una coincidencia que no debió hacer demasiada gracia a los reyes Felipe y Letizia.

Unas fotografías tomadas en Madrid a finales de octubre muestran al príncipe Federico de Dinamarca paseando con Genoveva Casanova , ex mujer de Cayetano Martínez de Irujo y madre de sus dos hijos. Se les ve en el Parque de el Retiro o en el Corral de la Morería, el legendario restaurante con tablao flamenco. Parece que el heredero de la Corona danesa durmió en el domicilio madrileño de la modelo mexicana.

Un par de horas antes de la cena, tanto la Casa Real danesa como la misma Genoveva Casanova emitían sendos comunicados en referencia a las polémicas fotos. El primero decía: «Mantenemos una política desde hace años de no comentar ni confirmar cualquier detalle relacionado con asuntos privados. Además, nos gustaría enfatizar nuestro compromiso de respetar la privacidad de los miembros de la Familia Real, incluido el Príncipe Heredero».

«Niego rotundamente las afirmaciones que sugieren una relación de tipo romántica entre el príncipe Federico y yo», aseguraba el comunicado de Genoveva Casanova, indignada por la interpretación de unas fotos en las que, de hecho, no se ve nada fuera de lo normal. Según la modelo, la exclusiva que publica la revista 'Lecturas' «no solo falta completamente a la verdad sino que tergiversa los hechos de manera malintencionada».

Evidentemente, toda la mesa 'royal' conocía la noticia al llegar a la cena, por lo que la imperturbable lluvia de sonrisas y amabilidades rozó peligrosamente la artificialidad. Todos los ojos estaban puestos en Federico y Mary, quienes llegaron y se fueron juntos sin cruzarse demasiadas palabras. Él volvió a sentarse junto a la reina Letizia mientras ella ocupó su lugar junto al rey Felipe, con el que charló durante toda la velada, la última de la agenda de este viaje de Estado .

En las fotografías de la cena se advierte la incomodidad que debía tensionar la reunión en los gestos de Letizia, empeñada en esconderse tras la copa pese a disgustarle el alcohol. La reina española, habitualmente activa en la conversación, mira hacia abajo, se concentra en su copa o vuelve la cabeza, evitando al conversación con el príncipe Federico. Parece decir: «Tierra, trágame».

La noche no debió de ser fácil para Mary Donaldson. Mientras ella viajaba a Raleigh (Carolina del Norte) para dar una charla sobre acoso escolar, la causa a la que se dedica la fundación que dirige, el príncipe Federico paseaba por Madrid con Genoveva Casanova. Comprensible que la pareja fuera la primera en abandonar la cena en el Glyptotek.

La princesa Mary salió rápidamente y se dirigió a su coche sin casi saludar en su despedida. Quizá fue por el frío, porque como decíamos no llevaba abrigo. Quizá no pudo sostener por más tiempo una obligatoria y penosa sonrisa de circunstancias.