Por qué la reina Letizia es tan feliz ante los micrófonos: todo lo que pasa cuando vuelve a ser periodista en la radio

Cada vez que Letizia acude a un medio de comunicación encajan toda las piezas de un puzzle que, últimamente, parece descabalado. No podemos presumir un año tranquilo para la familia real, atribulada últimamente por fallecimientos de seres queridos (entre ellos, dos primos Gómez-Acebo) y quebraderos de cabeza de familiares muy cercanos ( llámense Urdangarin o Marichalar). No se resuelve, aún, la publicación de las memorias del rey Juan Carlos, una cuestión abierta, previsiblemente, hasta bien entrado 2025.

Cada vez que el rey Juan Carlos hace un movimiento , la tierra tiembla en Zarzuela, también porque la reina Sofía ha de sufrir que la misma historia vuelva una y otra vez, cada vez más crudamente. De poco sirve que el núcleo duro de la familia real, los reyes Felipe y Letizia y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, ejecuten a la perfección su labor. Cualquiera puede ejercer de verso libre y poner a los Borbón, a la institución, en un brete.

En estas circunstancias, contemplar a los reyes Felipe y Letizia pasando el día con Leonor , saliendo a comer a un restaurante en Carril y saludando tranquilamente a las personas que se les acercaron, produce tranquilidad. Aunque, inevitablemente, queda la sensación de que han de realizar cierto esfuerzo para comunicar esa serenidad. En la radio, sin embargo, la reina estuvo genuinamente feliz. La vimos en su salsa en Radio Nacional de España (RNE).

Letizia acudió a Prado del Rey, donde se encuentra la Casa de la radio de RNE, para sumarse al programa en directo en el que se puso en marcha 'RNE para todos'. Se trata de la subtitulación de los programas en directo acompañada de la imagen de estudio, para prestar con una cobertura inicial del 60% de la población en TDT que aumentará, a medio plazo, hasta más del 99%. Junto a Mamen Asencio, conductora de 'Las mañanas de RNE', la reina retomó el periodismo durante unos minutos.

Como es habitual en sus discursos desde los estrados, lo primero que Letizia quiso recordar fue la colaboración institucional que fue necesaria para poner en marcha este programa. «Este servicio que hoy se inicia es posible porque, entre otras cosas, ha habido una enorme colaboración de muchísimas instituciones. Entre otras, ese centro español para el subtitulado y el audio descripción que pertenece al Real Patronato de la Discapacidad».

«Es muy importante, porque hay unas 1.200.000 personas sordas y con discapacidad que desde hoy pueden acceder a la radio en directo», siguió diciendo Letizia. «Tienes aquí en la mesa, Mamen, a personas que saben lo que esto significa, cómo funciona, porque es un software que es complejo. De hecho, se ha ido desarrollando durante estos meses.

«Aún queda ampliar porque hay un... Bueno, decías el 60%, hay que llegar a más. Y a lo mejor también a otras canales de la radio pública. Y también, a lo mejor, se animan también las radios privadas para que esas 1.200.000 personas amplíen su capacidad de participar, su integración, su inclusión en la sociedad», remató Letizia.

Contemplar a Letizia frente a los micrófonos, con o sin cámaras, transmite una sensación de coherencia notable. Las imágenes encuentran una congruencia que tiene mucho que ver con la soltura y naturalidad con la que la reina se dirige a su público. La comunicación es lo suyo: su característica voz adquiere matices que no salen a relucir en sus alabados discursos. No es que suceda la improvisación, pues cada palabra resulta de mucho estudio, es lo intangible: la felicidad.

Evidentemente, es un placer contemplar a una persona que es feliz haciendo lo que hace, con lo que escuchar a la reina Letizia locutando produce la misma satisfacción. Pero, además de intuir que esa silla, ese micrófono y esa cámara suponen algo así como el lugar natural, el hábitat ideal, de la reina, existe algo más. Es un escenario que domina y donde ostenta poder.

Si la posición de consorte la coloca un paso por detrás y el rigor de la institución la obliga, seguramente, a hacer concesiones que como madre, esposa o hija no haría, como periodista Letizia no pide perdón. En la radio, Letizia es la titular. Recordemos que lleva las ondas casi en su ADN: su abuela, Menchu Álvarez del Valle, fue una de las grandes voces de la radio asturiana durante 42 años. Ojalá escuchar la voz de Letizia más a menudo desde las ondas.