Letizia y la pulsera de la discordia: por qué ha molestado a los Borbones la joya que llevó a la fiesta de cumpleaños de Leonor

Culminada con éxito la jura de la Constitución de la princesa Leonor , toda la atención se volcó en la famosa fiesta privada con la que los reyes Felipe y Letizia quisieron celebrar los 18 años de su primogénita. Era la primera gran reunión de la familia Borbón en cinco años y el reencuentro entre nietas y el abuelo Juan Carlos desde su exilio dorado en Abu Dabi. Un momento histórico que quedó, sin embargo, en la intimidad.

La intención de los reyes Felipe y Letizia siempre fue salvaguardar al máximo esta reunión en el Palacio de El Pardo , catalogada desde el minuto uno como privada. Sin embargo, había cierta esperanza en que se distribuyera alguna fotografía que consignara cierto restablecimiento de las relaciones familiares. O, al menos, una imagen de abuelo y nieta que dejara constancia de la efectiva continuidad de los Borbón en la Corona.

Quizá por esta ausencia de testimonio gráfico, un amigo personal del rey Juan Carlos quiso dejar constancia escrita del reeencuentro entre Juan Carlos I y Leonor . Carlos Espinosa de los Monteros, promotor de la Asociación Concordia Real Española, dedicada a reivindica la figura del emérito, firma en el diario El País un relato de los hechos, tal y como fueron narrados por este. Así quiso contar su reunión con la futura reina:

«'¡A sus órdenes, Majestad!', acompañado de una enorme sonrisa, fue el saludo inicial de doña Leonor, correspondido con un «estás guapa», antes de un entrañable abrazo entre el rey y la princesa de Asturias, abrazo que hubieran querido que no terminase nunca, pues con él iba todo el traspaso institucional de quien era rey hacia quien iba a serlo en un futuro».

Evidentemente, los monarcas no han querido que su hija pose junto a su abuelo, al que aún se considera un activo tóxico para la Corona. Más aún: las filtraciones acerca de la famosa fiesta no parecen atestiguar que esta gelidez se limitara a lo institucional. Los vínculos familiares parecen igualmente helados, a tenor del testimonio de una de las pocas personas que sí tiene fuentes de información directa en la familia del rey.

Poco se sabe de aquella fiesta, aunque ya se pueden constatar más ausencias de las consignadas con anterioridad . Además de Victoria Federica y Juan Valentín, los dos primos Marichalar y Urdangarin que no acudieron al cumpleaños de Leonor, rehusaron la invitación Pablo Urdangarin y Carla Vigo. El primero viajó a Alemania a ver a su novia. La sobrina de la reina Letizia prefirió una fiesta de Halloween.

Hubo tarta, música en directo y, según algunos cronistas, un rey Juan Carlos encantado de disfrutar de toda su familia. Sin embargo, según las informaciones de Alessandro Lequio, primo segundo del rey Felipe, el ambiente fue todo menos jovial. Su relato hace referencia a una frialdad extrema, mucha tristeza por parte del emérito por el trato que se le dispensa y una salida antes de tiempo de la fiesta.

Siempre según el relato de Alessandro Lequio, quien puede tener informantes directos en los asistentes a la fiesta, pues forma parte de la familia del rey, Juan Carlos I abandonó la fiesta por el 18 cumpleaños de Leonor solo dos horas después de haber llegado a ella. Su cara a las diez de la noche nada tenía que ver con el alegre saludo que dedicó en su entrada, a las ocho. El emérito se marchó cabizbajo. Parecía muy decepcionado.

Lo que nadie se esperaba, sin embargo, era que la indumentaria de la reina Letizia fuera interpretada como un ataque añadido al rey Juan Carlos, ya muy tocado por no poder dormir en Zarzuela y tener que marcharse a toda prisa en su avión privado para pernoctar en Londres. Siempre según Alessandro Lequio, la monarca no tuvo «la delicadeza» necesaria al elegir sus joyas para la fiesta de Leonor.

«Puedo asegurar, por lo que se habla en familia, que sentó mal», desveló Alessandro Lequio en su programa de las mañanas en televisión. Se refiere a la pulsera de diamantes que Letizia llevó a la fiesta de cumpleaños de Leonor, una pieza espectacular que elevaba uno de sus vestidos negros y sin mangas favoritos. Se trata de una pieza de las llamadas 'joyas de pasar' que la reina Victoria Eugenia designó para uso exclusivo de las reinas españolas: las pulseras gemelas de diamantes de Cartier.

Estas pulseras se confeccionaron a partir de una tiara que regaló Alfonso XIII a Victoria Eugenia de Battenberg, por deseo de la reina ya en el exilio. Han sido una de las piezas predilectas tanto de la reina Sofía como Letizia, porque representan la legitimidad institucional de las mujeres que las portan.

Por este motivo, y siempre según las informaciones de Alessandro Lequio, el rey Juan Carlos y otros familiares consideraron «poco delicado» que la reina las llevara en la fiesta: las interpretaron como un subrayado improcedente de su poder institucional frente a los eméritos, sus hijas y los hijos de sus hijas.

¿Debió Letizia renunciar a su estatus de reina consorte en ejercicio en la fiesta familiar de los Borbón y limitarse a lucir 'joyas de plebeya'? Esa parece ser la opinión de parte de la familia del rey, que ha visto, como todos los españoles, la relevancia cada vez más creciente de la monarca española, tanto en lo institucional como en lo íntimo.

Aún así, desde el círculo del rey Juan Carlos quiso trasladarse al público cierto ánimo de concordia. Así lo escribió Espinosa de los Monteros: «Las conversaciones posteriores a lo largo de la tarde sirvieron como en todas las familias para olvidar viejos malentendidos y mirar para el futuro con esa sensación de unidad que todos preconizan».