La reina Letizia y el rey Felipe VI ejercieron de anfitriones durante la Cumbre de la OTAN en Madrid y, más tarde, también para los participantes en la Asamblea Parlamentaria de la misma organización. /getty images
La reina Letizia y el rey Felipe VI ejercieron de anfitriones durante la Cumbre de la OTAN en Madrid y, más tarde, también para los participantes en la Asamblea Parlamentaria de la misma organización. / getty images

reina rebelde

Qué esperamos de Letizia en 2023: cómo convertirla en la reina española más influyente del siglo (y qué le falta para conseguirlo)

Imposible negar la influencia global de Letizia en 2022, el año de su 50 cumpleaños. Responsable en gran parte de la buena nueva imagen de la Corona, en 2022 ha triunfado dentro y fuera de España.

Imaginábamos que el pasado iba a ser un año señalado en la biografía de Letizia Ortiz, y no nos equivocábamos. La reina cumplió 50 años en septiembre y su medio siglo se hizo notar en todos los aspectos. Jamás la hemos visto más segura, sobre todo en sus ya habituales pequeñas transgresiones. Escotes, canas, vestidos polémicos, discursos… Todo le ha salido bien. Todo lo que dependía directamente de ella, claro.

En 2022, Letizia pudo respirar tranquila al comprobar que la narrativa acerca de su persona y de gran parte de su reinado es comprensiva, cuando no directamente halagadora. El balance de sus biógrafas, Mabel Galaz y Carmen Duerto, fija y da esplendor a su duro ascenso hacia el trono, empotrada en un familia disfuncional en la que no tuvo ni voz ni voto hasta 2014. Ahora, claro, no hay quien le tosa.

Fulminados tantísimos de sus críticos, la reina Letizia sabe que puede permitirse ya casi todo, aunque ese casi todo normalmente se limita a ofrecer la imagen de una monarca entrenada y enterada, dispuesta a entregar a la audiencia viral esa dosis de espectáculo que toda monarquía necesita por pura supervivencia. Qué sería del impacto mediático de la Corona española sin sus vestidos de colores. Hablaríamos de mínimos.

No es habitual que se reconozca el trabajo mediático de la reina, una labor exigente que responde a un escrutinio minucioso y hambriento y que ejercen las mujeres. No se espera de ningún varón en la línea de sucesión, cuya misión pública puede refugiarse en una ensayada circunspección que, obviamente, no concita ni atención ni expectación. Muy pocos reyes se avienen a dar espectáculo.

La reina Letizia volvió a brillar durante la gala de entrega de los Premios Princesa de Asturias, probablemente su cita favorita de la agenda oficial. / gtres

Puede que este estado de cosas, evidentemente desigual, cambie con el reinado de Carlos III, un monarca y jefe de Estado que sí entiende que su misión no se limita al mandato constitucional, sino que a los efectos es la cabeza de una gran empresa que depende, y mucho, de su reputación y popularidad. Por algo las grandes corporaciones apostaron por las influencers: ejercen como su cara amable y bella en la viralidad global.

En España, un equipo 'royal' bajo mínimos descarga prácticamente todo el trabajo mediático sobre la reina Letizia, algo que la asturiana lleva con inteligencia. Su irreprochable armario brilla especialmente en sus viajes de Estado, cuando la prensa internacional celebra su elegancia clásica y su escuetísima y trabajada silueta. Nadie dudó un segundo en que sacaría nota en su viaje a Reino Unido para asistir al funeral de Isabel II.

Por qué la reina Letizia triunfó como anfitriona en la Cumbre de la OTAN de Madrid

Otro momento clave de 2022 para Letizia fue la celebración de la Cumbre de la OTAN el pasado junio en Madrid, un acontecimiento global que reunió a una treintena de mandatarios internacionales en plena guerra de Ucrania y en el que la reina brilló como anfitriona y embajadora. De hecho, más tarde vimos cómo fructificaron los lazos que allí se crearon entre la monarca y Jill Biden, la primera dama estadounidense.

No muchas reinas pueden presumir de línea directa con Buckingham Palace y la Casa Blanca, gracias a la especial conexión de Letizia con Carlos de Inglaterra. De hecho, tanto el funeral de Estado de Isabel II como la celebración de la Cumbre de la OTAN en Madrid dejaron un mensaje importante a las monarquías que Carlos III ha recibido alto y claro. Nuestra reina, probablemente, también.

Letizia sorprendió a todos con un elegante look verde bosque, el color favorito del príncipe de Edimburgo, durante la misa funeral en su recuerdo celebrada en Londres. (Foto GTRES)

Hablamos de la importancia crítica que puede tener para un estado la colaboración entre Gobierno y Corona en el maltratado trabajo de la influencia global, tan basado en el espectáculo mediático. Este año comprobamos por qué los británicos son los mejores a la hora de poner en valor su cultura y su legado a través de los medios de comunicación. Gracias a la Cumbre de Madrid, vimos el enorme potencial de España para imitarlos.

La Corona británica, más conocida como 'The Firm', ya entrega habitualmente imágenes irresistibles para cualquier medio de comunicación. Sus fotografías, impecables y llenas de belleza, historia o ambas cosas, se publican en todo el mundo precisamente por eso. Ahora también producen shows televisivos extraordinarios, como pudimos ver en el funeral de Isabel II y comprobaremos de nuevo en la Coronación de mayo. El Gobierno británico ya trabaja para ello.

Letizia triunfó con este vestido rojo de la colección de Narciso Rodríguez para Zara, que lucio en un viaje a Nueva York. (Foto: GTRES)

En España, sin embargo, Zarzuela parece seguir operando con las herramientas del pasado siglo. La ausencia de una cuenta oficial de la familia real española en Instagram no es signo de distinción, sino dejar pasar la oportunidad de lograr visibilidad global con un control máximo de las imágenes.

Si el mundo ha caído rendido a los pies de Letizia no es por el cuidado en la producción de las fotografías en las que aparece. Su influencia se debe a un concienzudo trabajo, sobre su propia imagen, su presencia y su expresión. Como si la energía disponible para actualizar la institución solo se hubiera manifestado en la ductilidad de la reina.

Toda la emoción en las instantáneas de Letizia es obra de la propia Letizia. Tenemos a una reina estelar, entrenada para desplegar el brillo 'made in Hollywood' que el poder global actual demanda. ¿Logra Casa Real aprovechar todo su potencial dentro de unas estructuras que no terminan de entrar en el siglo XXI? ¿No sería sensato ponerse a la altura de las circunstancias mediáticas aprovechando su influencia, de manera que Leonor no tenga que añadir más tensión y exigencia a sus primeros años en primera fila de la representación?