El destino cruel que une a Letizia y la reina Sofía: por qué ambas consortes necesitan la protección de sus hijos

El destino es así, caprichoso. Tanto, que le ha dado la vuelta a la química de dos mujeres que han pasado de enfrentarse en un rifirrafe (aquel forcejeo de 2018 en la catedral de Palma a cuenta de unas fotos con Leonor, precisamente), a comprenderse de verdad . Como vemos cada verano en Marivent, desde hace varios veranos la reina Sofía y Letizia han recuperado la sintonía. Sin parecerse en absoluto, su posición las coloca en el peor lugar.

Las malas noticias se le acumulan a la reina Sofía , cuya reputación intachable sufre por las revelaciones constantes acerca de la vida sentimental y financiera del rey Juan Carlos. Desde que el emérito sufriera el accidente en Botsuana y, posteriormente, se exiliara voluntariamente en Abu Dabi, su nombre se ha visto involucrado en tramas, exclusivas y biografías de las que, seguramente, jamás hubiera querido oír hablar.

La preocupación por la estabilidad y bienestar emocional de la reina Sofía es evidente. Los gestos del rey Felipe hacia ella son constantes, pero menudean cuando las malas noticias llueven. Por descontado, fue importante comprobar en 2014, cuando abdicó Juan Carlos, que se mantenía como miembro en activo de la familia real y su efigie aparecía en todos sus canales de comunicación. Ahora, con los recientes escándalos reales en todas las portadas, su presencia pública incluso ha aumentado.

A nadie se le escapó que Casa Real aumentó la presencia en la agenda oficial justo en la semana en la que comenzaron a escucharse los famosos audios grabados al rey emérito Juan Carlos sin su consentimiento. Era importante mostrar que la reina Sofía no tenía nada de lo que avergonzarse, frente a unas conversaciones en las que se le aludía directamente. Ahora, además la reina sofía viajará a Nueva York a dos días de su 86 cumpleaños para celebrar con toda la pompa los actos oficiales del aniversario del Queen Sophia Instittute en Manhattan.

Algunas personas con acceso directo a fuentes de Zarzuela han desvelado que la reina Sofía no se encuentra demasiado bien anímicamente. Pilar Eyre, biógrafa de la emérita y periodista, asegura que está «desolada» y que «no come ni duerme, solo llora mucho». Esta reacción es perfectamente creíble, pues ya se dio en 1992, cuando la revista Época publicó aquella portada en la que señalaba a Marta Gayá como la amante del rey emérito Juan Carlos. Una portada que acabo con el exilio de Zarzuela de Sabino Fernández Campo, su mejor amigo y único aliado.

Sabino Fernández Campo, jefe de la Casa Real, telefoneó entonces al director de'Época para pedirle que no siguiera publicando informaciones sobre Marta Gayá, pues la reina Sofía estaba desconsolada. «Mira, Jaime, te llamo desde el punto de vista humano; la reina está rota, no para de llorar, no hay persona que pueda consolarla. Te pido, desde nuestra amistad, que dejes de publicar más cosas sobre el rey y Marta Gayá, es lo único que podemos hacer por la reina como mujer», recordó el periodista Juan Luis Galiacho, que entonces trabajaba en la revista.

La verdad es que ninguna de las mujeres que ha residido en el palacio de la Zarzuela en las últimas décadas parece haber sido muy feliz, algo que también ha recalcado Eyre. Es obvio el sufrimiento de la reina emérita Sofía y público el divorcio de las infantas Elena y Cristina. Ahora, además, la periodista y escritora afirma que Letizia «está sola y apartada de la familia». Y algo de eso vimos en el desfile del Día de la Hispanidad.

Aquella escena en la que Leonor , siempre atenta a su madre, corre a su lado para que no se quedara sola y apartada del grupo principal, donde el rey Felipe charlaba animadamente, fue significativa. Recordó muchísimo a aquella otra foto de la futura reina abrazando a su madre, mientras salían del Salón del Trono del Palacio Real el día que juró la Constitución. Estos gestos de apoyo y consuelo de la hija a la madre han sido constantes en los últimos meses.

Las consortes, en la reina Sofía y en la reina Letizia lo vemos claramente, son un flanco vulnerable y al que se dirigen fácilmente ataques que, en último término, buscan daños mayores. Porque su exposición es máxima, pero no alcanzan el nivel de protección institucional y oficial con el que cuenta un jefe de Estado. Por eso tanto el rey Felipe como la princesa Leonor protegen, cada uno a su manera, a sus respectivas progenitoras. Les tienden una mano abierta que no va a cerrarse jamás.