Simeón de Bulgaria y Margarita Gómez-Acebo y Cejuela en Madrid. /
El próximo mes de mayo la familia real búlgara tiene una boda que celebrar: la de la nieta mayor del rey Simeón de Bulgaria, Mafalda , con su novio Marc Abousleiman. Una ocasión feliz que contrasta con otro matrimonio bastante más polémico para su época que tuvo lugar hace 60 años y que supuso la génesis de la familia real búlgara tal y como hoy la conocemos. El 21 de enero de 1962, Simeón, el joven zar de Bulgaria (en el exilio desde 1946) consiguió imponer su voluntad y casarse con la huérfana perteneciente a la alta sociedad española que había escogido su corazón. La novia se llamaba Margarita Gómez-Acebo y su historia hasta llegar a aquel altar competía en tragedia y drama familiar ( asesinaron a su madre, Mercedes Cejuela ) con la del propio rey depuesto.
Margarita Gómez-Acebo no había cumplido los dos años cuando perdió a sus padres. Tuvo la mala suerte de nacer en 1935, apenas un año antes del estallido de la Guerra Civil, aunque la fortuna de llegar al mundo en el seno de una familia acomodada. Su padre era Manuel Gómez-Acebo y Modet, el cuarto Marqués de Cortina, y su madre Mercedes Cejuela y Fernández. Margarita no guardaría recuerdo de ninguno de los dos: fueron ejecutados en la finca familiar madrileña en noviembre de 1936.
Imagen de la boda de Margarita y Simeón de Bulgaria en Suiza. /
Tras la muerte de sus padres Margarita Gómez-Acebo comenzó un peregrinaje por casas de familiares y amigos íntimos de su familia que duraría toda su vida: vivió en Francia en casa de su abuela paterna, Margarita Marta Modet y Almagro, hasta que murió en 1939. Después pasó al cuidado de su tío, el abogado Juan Gómez-Acebo y Modet, marqués consorte de Zurgena, que desafortunadamente también fallecería de forma temprana en 1950. En ese momento Margarita, ya con 15 años, pasó al cuidado de otro de sus tíos, el banquero Jaime Gómez-Acebo y Modet, marqués de de Deleitosa y padre del que se convertiría en el marido de la infanta Pilar, Luis Gómez-Acebo .
La estancia de Margarita en casa de su tío no solo la estableció definitivamente en Madrid, sino que también la acercó a los Borbones a través de su tío y su primo… familia que tenía muy buena relación con Simeón, el zar que también residía en Madrid. Pero la España de la época no estaba dispuesta a ponerle las cosas fáciles a la nueva pareja por muy aristocrática que fuera. No solo por el distinto origen de los protagonistas, sino por otros «detalles» como que Margarita era mayor que Simeón (se llevan tres años y medio).
Pero el principal escollo era, sin duda, la religión, ella era católica, él ortodoxo. «No pudimos casarnos hasta concluir dos largos años de negociaciones entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa. La cuestión que se planteaba a ojos del Vaticano era la religión que tendrían nuestros hijos», explicaba el propio Simeón en sus memorias.
Vídeo. Looks de invitada que hemos visto en Instagram
A pesar de la oposición de los estamentos bienpensantes de la época, Margarita y Simeón anunciaron su compromiso en el hogar madrileño del zar, bajo un retrato de su madre, en verano de 1961. Y finalmente la boda se celebró un año después, eso sí, como les sucedió a don Juan Carlos y doña Sofía, por triplicado .
Primero llegó la ceremonia católica en España. Después, el 20 de enero de 1962, la pareja se casó por lo civil en el ayuntamiento de Lausana, en Suiza. Un día más tarde llegaría la ceremonia ortodoxa en una iglesia ortodoxa suiza. Con esta última ceremonia la novia española se convirtió en zarina de Bulgaria (aunque no pisaría ese país hasta los años 90) y pudo lucir ante los pocos medios que acudieron al enlace la tiara de flor de lis de la familia real búlgara. Un comienzo complicado para un matrimonio que se ha mantenido unido a lo largo de las décadas porque, tal y como el propio rey Simeón admite, «habría sido muy difícil divorciarse después de tres bodas».