Ana María de Grecia y sus dos hermanas, la reina Margarita de Dinamarca y la princesa Benedicta: una piña en la realeza europea que ha resistido escándalos y dramas

Es el matriarcado de la realeza europea: tres hermanas cuyo nacimiento obligó a suprimir la Ley Sálica en su país, Dinamarca, para que pudiera reinar la mayor. El rey Federico IX de Dinamarca había esperado, junto con su esposa, la reina Ingrid, hasta el último momento que naciera un niño, pero en lugar de ello tuvo tres hijas: Margarita, la heredera, Benedicta y Ana María. Tienen una excelente relación, llena de complicidad. Se apoyan en las celebraciones familiares, pasan las vacaciones juntas e incluso la navidad.

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Elena Castelló
Elena Castelló

Margarita, la mayor y la heredera, nació en el palacio de Amalienborg, residencia de la familia real danesa, el 16 de abril de 1940. Su padre todavía no había subido al trono. Eran tiempos oscuros: la segunda guerra mundial acababa de comenzar. Margarita llegó al mundo sólo una semana después de que los tanques alemanes entraran en el país. Margarita de Dinamarca, que acaba de cumplir 50 años en el trono se convirtió en un símbolo de esperanza. Cuatro años después, nació Benedicta, la segunda de las hermanas. Fue el 29 de abril de 1944. Se esperaba que fuera un niño, pero su llegada aumentó la preocupación sobre la sucesión al trono. Finalmente, la benjamina, Ana María , nació el 30 de agosto de 1946 y fue motivo de gran alegría, tras la liberación de Dinamarca y el final de la guerra. Pero el nacimiento de Ana María puso en marcha el proceso que culminaría en 1953 con la supresión de la Ley Sálica. Los daneses estaban convencidos de que su reina no tendría más hijos, y así fue.

La diferencia de edad entre las tres hermanas es muy corta, pero aún así, marcó ciertas diferencias entre ellas. Margarita y Benedicta se llevan cuatro años y eso las alejó siendo niñas. Con Ana María, Benedicta se lleva dos años, lo que las convirtió en grandes aliadas y amigas. La reina Margarita lo explica en una biografía publicada en 2019: «Benedicta es cuatro años más joven que yo y esa es una gran diferencia de edad hasta que casi eres adulto. Dos años más tarde nació Ana María y las dos estaban unidas entre sí de una manera completamente diferente. Aunque crecimos en un hogar donde convivíamos diariamente, en realidad había una gran distancia».

Benedicta, el día de su confirmación acompañada por sus padres y hermanas.. / Getty images

También influyó el hecho de que, desde la adolescencia, la educación de Margarita se centrara en su futuro como reina. Se licenció en Arqueología Prehistórica por la Universidad de Cambridge y se formó en política en la Universidad de Aarhus, en la Sorbona y en la London School of Economics. Sólo ella fue a la Universidad, aunque las tres hermanas pasaron su infancia en internados similares.

Luego llegó para Margarita la cuestión de su matrimonio. La elección del candidato, el diplomático francés Enrique Laborde, al que Margarita conoció en Londres a mediados de los años sesenta, no fue vista con buenos ojos por los daneses. Consideraban que no era la persona adecuada y que un matrimonio morganático no era lo esperable. Pero Margarita llevó su historia de amor hasta el final y la pareja contrajo matrimonio el 10 de junio de 1967. A Enrique se le concedió el título de príncipe de Dinamarca, pero siempre se sintió lejos de los daneses. Una vez convertida en reina Margarita, su esposo se negó a aceptar el puesto segundario que le correspondía. Las salidas de tono, los constantes viajes a Francia y sus ausencias no cesaron a partir de entonces, pero Margarita siempre se mostró cómplice con él y le defendió frente a la familia real. El príncipe murió en 2018. Padecía una demencia senil desde hacía varios años. En el funeral de su marido, Margarita derramó las primeras y únicas lágrimas que ha derramado en público. Margarita siempre ha demostrado una gran inquietud intelectual, lo que le ha aportado consuelo. Es una gran amante del arte, ha diseñado moda, ha traducido libros… y tiene muy claro que no abdicará.

El nacimiento de Benedicta supuso una decepción para los daneses, que esperaban un heredero. Pero, si bien no era el esperado príncipe, la princesa Benedicta ha sido el mejor apoyo de la reina Margarita. Es la más regia de las tres hermanas, según reconoce la propia reina. Disciplinada, seria, rígida, siempre pendiente de sus deberes reales, a los que nunca renunció, ni siquiera una vez casada. Su matrimonio, de hecho, no fue feliz. Su marido sí pertenecía a la nobleza. Se trataba del príncipe Ricardo zu Sayn- Wittenstein-Berleburg, una de las dinastías más importantes de Alemania, cuyos orígenes se remontan al siglo XVI. El encuentro entre Benedicta y Ricardo tuvo lugar en la boda de la Reina Beatriz de Holanda, en 1966, y enseguida pensaron en el matrimonio.

Pero aquella decisión provocó una intensa polémica en Dinamarca. Solo habían pasado 20 años desde la ocupación nazi y a los daneses les parecía inaceptable que una de sus princesas se casara con un alemán. Benedicta era la segunda en la línea de sucesión al trono. Pasaron meses de duras negociaciones y finalmente se estableció que, en caso de que Benedicta fuera la más directa heredera al trono, el matrimonio debería establecerse en Dinamarca y Ricardo renunciar a su nacionalidad. Sus hijos deberían ser educados en Dinamarca si querían tener derechos sucesorios. La boda se celebró el 3 de febrero de 1968. La pareja se estableció en el castillo familiar de los Sayn-Wittgenstein, en Alemania y, poco a poco, Benedicta fue quedando relegada en los derechos sucesorios por el nacimiento de sus sobrinos, los príncipes Federico y Joaquín. Así que permanecieron en Alemania.

Tuvieron tres hijos: Gustavo, nacido en 1969, Alejandra, en 1970, y Natalia, en 1975. Ninguno figura en la línea de sucesión, porque todos fueron educados en Alemania. La pareja estuvo casada casi cincuenta años, pero fue poco armónica. Benedicta acudía a todos sus compromisos oficiales en Dinamarca, a pesar de vivir en Alemania, y se pasaba el día viajando. Por ejemplo, nunca falta a la recepción de Año Nuevo que organiza la Reina, todos los meses de enero. Para ella las obligaciones reales están por encima de todo. Para Margarita era de una inestimable ayuda. Pero su vida familiar se resintió. El propio Ricardo comentó públicamente que Benedicta era todo menos dulce con él y que ambos eran como el día y la noche. «A veces me sorprende que hayamos tenido hijos», llegó a afirmar en una entrevista. Ricardo falleció de cáncer en marzo de 2017. Benedicta no estaba con él en el momento de su muerte. Ricardo afirmó, antes de morir, que no le gustaban las personas enfermas.

El nacimiento de Ana María, la benjamina, el 30 de agosto de 1946, llenó de alegría a los daneses, cuyo país había sido liberado de la ocupación alemana hacía tan solo unos meses. Poco después se puso en marcha el proceso de abolición de la Ley Sálica, puesto que todos estaban convencidos que ya no llegaría el deseado varón.

Ana María fue la primera en casarse. Solo tenía 18 años, pero lo tuvo muy claro desde el momento en que conoció al príncipe Constantino de Grecia, con 13 años. Ella le escribía cartas desde su internado en Suiza, pero todo envuelto en una gran discreción por la minoría de edad de Ana María. Sus padres no querían ni oír hablar del asunto, hasta que unas fotografías en la prensa desvelaron la relación y el compromiso se anunció, una vez que Ana María cumplió los 18. La boda se celebró en Atenas, el 18 de septiembre de 1964. Ana María a brazó la fe ortodoxa y renunció a su derecho al trono danés. Tras el sí quiero se convirtió en reina de Grecia, la más joven de Europa.

Ana María es la única de las tres hermanas que lleva una vida alejada de los compromisos reales, que desaparecieron para ella con el exilio, tras el Golpe de Estado militar, que terminaría con la monarquía en 1973. Se centró en el cuidado de sus cinco hijos: Alexia, nacida en 1965, Pablo, en 1967, Nicolás, en 1969, Teodora, en 1983, y Felipe, en 1986.

Las tres hermanas han estado siempre muy unidas. Son confidentes, consejeras, amigas. Se reúnen a menudo, pasan juntas unos días de verano, han celebrado la navidad. Benedicta y Margarita son las que más tiempo pasan juntas, teniendo en cuenta que viven en el mismo país y que ambas son viudas. De hecho, son las que tienen más complicidad. Constantino y Ana María pasaron varios años de su exilio en Dinamarca, después de pasar por Roma y antes de instalarse en Londres. Margarita, Benedicta y Ana María no desaprovechan ocasión para reunirse a solas y compartir preocupaciones. Este verano volvieron a pasar juntas unos días en el palacio danés de Grasten, residencia de la familia real en Jutland, y navegaron en el yate real Dannebrog a lo largo de la costa de Sonderborg Bay, para celebrar la noche de San Juan. La familia real de Dinamarca y los Grecia forman además parte de la misma dinastía, los Glücksburg. Todos descienden del rey Christian IX de Dinamarca. Por esta razón, los príncipes griegos son también príncipes de Dinamarca.

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