REINAS DE CORAZONES FINANCIEROS

Por qué Marta Chávarri perdió su guerra con Isabel Preysler por el liderazgo de la jet set: el escándalo que no perdonó la alta sociedad madrileña

Hoy la vemos convertida en la orgullosa abuela del bebé de Isabel Junot y Álvaro Falcó, pero Marta Chávarri fue la 'socialite' más brillante de la jet set madrileña. Lista para destronar a Isabel Preysler en las fiestas y en las portadas.

Marta Chávarri fue la 'socialite' favorita de la alta sociedad madrileña a finales de los años 80, cuando pasó de marquesa de Cubas a amante del financiero Alberto Cortina. / D.R.

Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

Incluso hoy, con una Isabel Preysler septuagenaria, resulta complicado encontrar un nombre, aristocrático o no, que convenza como la nueva reina de corazones. La crónica social que atiende a la vida privada de la 'jet set' no pierde interés, pero más allá de una intermitente Tamara Falcó no vemos a esa mujer que arrastre portadas y pasiones. Hubo una, pero se perdió entre fiestas y financieros: Marta Chávarri .

Marta Chávarri nació astrológicamente leo un 1 de agosto de 1960: está a punto de cumplir 63 años en el más absoluto de los retiros. Es paradójico. En los 80, cada golpe de su fabulosa melena era saludado por los paparazzi de los 80 con verdaderas ráfagas de clics: tal era el potencial seductor de aquella niña bien de la alta sociedad madrileña, nacida para convertirse en la reina de los salones y las portadas de 'Hola'.

Hija del diplomático Tomás Chávarri y de Matilde Figueroa, hija del marques de Santo Floro (sobrina, por tanto, de Natalia, la esposa de Raphael), Marta Chávarri vivió y se educó fuera de España, entre Estados Unidos y Suiza. A los 17 vivió su primera gran pérdida: su madre falleció con solo 35 años. La familia se instaló en Madrid y Marta se reintegró en la vida social de los cachorros de la 'jet'.

Fernando Falcó y Marta Chávarri, en los años felices de su matrimonio. / getty images

Disputó algún novio con Beba Fernández de Longoria, su mejor 'amiga', pero Marta terminó comprometiéndose con el marqués de Cubas, Fernando Falcó . Ella tenía 21 años y él, 42. Fue el momento en el que le tomó la medida a Isabel Preysler, quien entonces estaba casada con Carlos Falcó, hermano de Fernando y marqués de Griñón. Marta anhelaba su fama y fortuna. Quería convertirse en una estrella mediática tanto o más deslumbrante que su concuñada.

Marta Chávarri e Isabel Preysler compartieron parentesco durante solo año y medio, pero sus destinos estaban unidos por algo más fuerte que el amor: la ambición. Isabel era la mujer más famosa del país, un bellezón asiático e hierático al que no se le movía un pelo pese a que cada uno de sus romances era más polémico que el anterior. La bomba total estalló en 1986, cuando dejó al marqués por Miguel Boyer, ministro socialista de Economía.

El flechazo de Chávarri superó el escándalo Preysler Boyer

Había que apostar muy fuerte para superar los mares de tinta que corrieron con este flechazo entre la bella filipina y el listísimo superministro. El romance Preysler Boyer tenía de todo: infidelidad, nocturnidad, alevosía un morboso ingrediente político y cierto cariz intelectual. Nace en este momento una derivada de la 'jet set' que ya no tiene que ver con el mundo de la cultura o la aristocracia, sino con el panorama empresarial y financiero: la 'beautiful people'.

La imparable España del pelotazo fue desnudada por la prensa rosa y los suculentos avatares sentimentales de los financieros españoles se convirtieron en el contenido más demandado en las revistas. Después de la gran historia de amor entre Preysler y Boyer , llegaron las de Mariano Rubio, gobernador del Banco de España, a Manuel de la Concha, presidente de Ibercorp.

Marta Chávarri fue la mujer más perseguida por los paparazzi en los años 90. (FOTO: GTRES)

Rubio se casó con la escritora Carmen Posadas en el hotel Palais Schwarzenberg de Viena, el mismo lugar en el que el 22 de enero de 1989 los paparazzi pillaron a Marta Chávarri , aún marquesa de Cubas, con el consejero delegado de Construcciones y Contratas Alberto Cortina, aún esposo de Alicia Koplowitz.

Isabel Preysler es la Madonna de la crónica rosa

Cabe admirar la capacidad para reinventarse de Isabel Preysler , la Madonna de nuestra prensa rosa, una mujer que ha transitado por todas las mutaciones de la 'jet set' española desde los años 60. Sobrevivió a la 'beautiful people', resistió la era salvaje de lo rosa en 'el candelabro' de los 2000 y continúa sirviendo contenido para las crónicas digitales. Marta Chávarri no tuvo tanta suerte: no superó el cambio de siglo.

La que fuera Lady España en 1988, se convirtió al filo de los 90 en la mujer más perseguida con España, junto a Preysler. Marta Chávarri terminó de dar el campanazo en 1989, gracias a una portada en la revista 'Interviú' que titulaba «Lo nunca visto de Marta Chávarri». Se refería a las vistas de su entrepierna, cazada en una discoteca sin ropa interior. Aún estaba casada con el marqués de Cubas, pero todo el mundo sabía de su relación con Cortina.

Una de las primeras fotos que se publicaron de Alberto Cortina y Marta Chávarri. (FOTO: GTRES)

En ese momento, Alberto Cortina cocinaba una fusión bancaria entre Banesto y Banco Central, para quedarse con la entidad que capitaneaba Mario Conde. De hecho, estas fotos súper indiscretas de Chávarri se atribuyeron a una maniobra de Conde para descreditar a Alcocer frente a sus inversores y a las instituciones financieras. Cerremos el círculo: un Miguel Boyer ya casado con Preysler estaba llamado a desempeñar un papel clave en aquel banco, que no llegó a nacer.

Chávarri se casó con Cortina en 1991, pero la pareja no pudo superar la pérdida del imperio bancario soñado por él y del reinado mediático por el que tanto había trabajado ella. El divorcio cuatro años después se saldó con 130.000 euros anuales, casa con servicio en el barrio de Salamanca y chófer para Marta. Esta, además, puso decenas de demandas a periodistas y terminó retirada de los medios ya para siempre.

En lo peor de aquella crisis, la revista política 'Cambio 16' publicó una encuesta que pulsaba la opinión que los españoles tenían de Alberto Cortina y sus circunstancias. Se planteó así: qué papel adjudicaban los lectores al financiero y sus mujeres si protagonizaran un cuento. La cosa quedó así: Alicia Koplowitz , la esposa engañada, recibí la corona de reina. A Cortina le adjudicaron el terrible ogro. Y a Marta Chávarri, la pobre Marta, el papel de bruja.