La princesa solitaria

Sin madre y sin confidentes: así fue la llegada de Mary Donaldson a Dinamarca (y así perdió a quienes la apoyaban)

Mary Donaldson podría pasar a la historia como la princesa más solitaria de su época. Huérfana de madre, lejos de su hogar y familia y (supuestamente) traicionada por su marido, el príncipe Federico, ostenta, además, el triste récord de perder a sus dos únicas confidentes en la corte danesa al mismo tiempo.

Mary Donaldson de Dinamarca. / / getty images

Silvia Vivas
Silvia Vivas

Convertirse en princesa siendo plebeya está claro que no es sencillo. Desde nuestra reina Letizia a la princesa Charlène de Mónaco todas las royals in progress han vivido momentos de gran soledad al asumir su papel tras los muros de palacio. Pero si hay una plebeya que ha convertido la soledad en su enseña esa es Mary Donaldson , la futura reina de Dinamarca (si no decide en algún punto del camino divorciarse del primogénito de la reina Margarita, el príncipe heredero Federico ).

La princesa Mary ha hecho de su soledad su enseña, de hecho, es el leitmotiv de la fundación que lleva su nombre desde 2011. Desgraciadamente para ella, Mary tiene experiencia con este complicado sentimiento de vacío porque lidia con él a menudo.

A los 25 años, en 1997, perdió a su madre cuando ya vivía lejos de su familia, una experiencia que la marcó y de la que ha hablado en numerosas ocasiones en público haciendo hincapié en lo sola que se sintió en aquel momento. «Sentí que estaba sola en mi dolor, que nadie me entendía y que estaba inmóvil mientras todo el mundo a mi alrededor seguía adelante», explicó en un programa de televisión danés en 2015.

La segunda vez que Mary Donaldson se dio cuenta del peso de la soledad fue cuando se mudó a Dinamarca en 2002. Un choque cultural al que tuvo que unir la presión mediática, el desarraigo y la barrera del idioma. Y a pesar de sus esfuerzos por conseguir apoyos en palacio, sus esfuerzos fueron en vano.

Vídeo. Los momentos más difíciles de la vida de Mary Donaldson / mujerhoy

Damas de compañía a la fuga

La primera encargada oficial de velar por el bienestar de la princesa Mary en la corte danesa fue la condesa Victoria Bernstroff-Glydensteen, escogida personalmente por la reina Margarita de entre su séquito.

El privilegio de formar a la nueva royal le duró poco a la veterana condesa, porque en 2006 Mary Donaldson la despidió para sustituirla por otra danesa bien relacionada pero que había conocido mucho antes de su boda, cuando ella era solo la novia exótica y australiana del heredero y salía en pandilla con los amigos de éste. Uno de esos amigos era Peter Heering y su novia de aquel momento (y después mujer) era Caroline Heering.

Caroline acogió con entusiasmo la tarea de convertirse en la confidente y sombra de la nueva princesa en sus actos públicos. Además, no era una desconocida en palacio, pertenecer a lo mejorcito de la sociedad danesa le hizo llegar a ser desde el año 2000 una de las ayudas de cámara de la reina Margarita.

Tras dos años en los que Caroline simultaneó las tareas de dama de compañía, secretaria personal y asesora de la fundación de la princesa, Mary buscó refuerzos en otra joven de su agrado, Tanja Doky, otra de las primeras personas con las que hizo buenas migas cuando llegó a Dinamarca.

Pero lo de mezclar amistad con trabajo no dio los frutos que la princesa Mary esperaba y ambas mujeres, que se habían convertido en sus aliadas, la abandonaron el mismo año, en 2014, sin dar una sola pista de por qué se fueron de su lado.

En el caso de Tanja Doky la prensa danesa dejó traslucir que hacer de «sombra» de una royal le acabó sabiendo a poco. Al fin y al cabo antes de aceptar el puesto en palacio era asesora de comunicaciones para una gran empresa naviera además de para agencias de relaciones públicas como Burson Marsteller, Cohn & Wolfe y Edelman PR Worldwide en Nueva York.

Casada en aquel momento con el músico Chris Minh Doky (por supuesto, amigo del príncipe Federico), su decisión de dejar atrás a la princesa consorte fue la adecuada habida cuenta de que ya había logrado ser nombrada en el Libro Azul de Krak (el who is who danés), así como había recibido la máxima distinción que la Casa Real danesa concede a sus empleados. Además, tenía sobre la mesa una lucrativa oferta de trabajo con Maersk Container Industry.

Lo de Caroline Heering fue un poco más sorprendente porque ella y Mary parecían uña y carne. En 2011 fue la madrina del príncipe Vicent, en 2012 se las veía juntas en los Juegos Olímpicos de Londres compartiendo risas y crianza infantil… durante todo este tiempo compartieron vacaciones, sus hijos eran buenos amigos y hasta estudiaban en los mismos centros. Pero en 2014, se acabó.

Caroline intentó abandonar su puesto sin montar un drama a pesar del interés de la prensa. Acabó escribiendo un mail a la publicación BT para explicar por qué «abandonaba» a la princesa. «No hay ningún misterio. Han sido ocho años muy instructivos y llenos de experiencias en la Casa Real y la Fundación Mary y he sido increíblemente feliz en mi trabajo. Sin embargo, he decidido que quiero intentar hacer algo distinto, aunque aún no he decidido el qué».

Caroline Heering durante los Juegos Olímpicos de 2012. / GETTY IMAGES

Actualmente Caroline es asesora de otra fundación danesa destinada al cuidado de la infancia llamada Ole Kirk's Fond y en enero de este mismo año ha abandonado su único lazo «oficial» que aún la mantenía unida a Mary Donaldson: su puesto en la junta de la Fundación Mary.

Si después de aquel abandono de 2014 aún siguieron consumiendo algún verano juntas en la casa de Tisvilde que Caroline y Peter Heering poseen o quemando hogueras en la víspera de San Juan entre risas como habían hecho en el pasado, sólo ellas lo saben, aunque lo que sí se pudo ver de forma pública y notoria fue cómo en 2015 la princesa acudió al funeral de la suegra de su ex confidente.

La mala suerte parece perseguir a la mujer del príncipe Federico de Dinamarca que se ha sentido sola en muchas ocasiones a lo largo de su vida y, a pesar de sus esfuerzos éstos no obtienen sus frutos. Como ella misma confesó en un acto de su fundación en 2011, «la soledad duele. Da una puñalada en el corazón ser rechazado o experimentar estar fuera del grupo». No parece que en 2023 la royal haya remediado esas «puñaladas».

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