La reina Máxima ha lucido una impresionante tiara en Kenia. /
Los reyes Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda han realizado una visita de Estado de cuatro días a Kenia que se ha centrado en áreas clave como el comercio, la seguridad, la acción climática y la capacitación de los jóvenes. Este viaje nos ha dejado bellas estampas de los royals en plena naturaleza africana, rodeados de cebras y jirafas, pero también, como es habitual, impresionantes looks de la reina de los Países Bajos, sobre todo en la imprescindible cena de gala, donde ha lucido una llamativa tiara.
La primera jornada de la visita de los soberanos holandeses a Nairobi concluyó con el tradicional banquete de Estado ofrecido por el presidente William Ruto. El monarca, que se atrevió a abordar algunos temas controvertidos en su discurso, estuvo acompañado por su esposa, que no dudó en recuperar algunos grandes éxitos de su armario y de su joyero real.
La cena se celebró en el Palacio de Estado, residencia oficial del presidente del país, una mansión construida en 1907 para el Gobernador del África Oriental Británica. Máxima celebró para la ocasión la moda holandesa, rescatando un diseño de uno de sus modistos favoritos: Claes Iversen . La reina ya ha lucido este vestido en numerosas ocasiones, combinando o separando la falda de la pieza superior.
Pero el complemento que más llamó la atención fue la tiara collar de zafiros holandesa, que Máxima ya había combinado con este vestido anteriormente y que en esta ocasión lució con unos espectaculares pendientes a juego. Como su nombre indica, esta pieza es un antiguo collar engastado con diamantes y zafiros, compuesto por varias joyas de diferentes épocas.
Los zafiros que luce actualmente la pieza proceden principalmente de una gargantilla engastada con diamantes y zafiros que el rey Guillermo III regaló a su joven esposa, la reina Emma. Aunque este matrimonio, celebrado en 1879, fue uno de los más infelices de la historia de la realeza frisona, el monarca trató de compensarlo con generosos obsequios como este.
Detalle de la tiara que Máxima de Holanda ha lucido en su viaje a Kenia. /
La pieza fue una de las favoritas de las reinas Beatriz y Juliana, que la llevó en la boda de los futuros reyes Juan Carlos y Sofía en 1962. Tras varias décadas de olvido, en 2009, el joyero Steltmann utilizó el collar de zafiros para crear una nueva tiara para la familia real holandesa. Estaba rematada con seis elementos tomados de la desmantelada parure de zafiros de la reina Guillermina, que había sido desmontada por Juliana para crear varias joyas nuevas que se repartirían entre sus cuatro hijas.
La tiara actual está coronada por elementos en forma de rombo engastados con diamantes y zafiros que proceden de un conjunto que la reina Guillermina recibió de sus súbditos en 1901. Máxima la llevó por primera vez cuando aún era princesa de Orange, para celebrar el 70 cumpleaños de la reina Margarita II de Dinamarca.
El monarca holandés pronunció un discurso muy personal al brindar por sus anfitriones durante la cena celebrada en Nairobi. «Mi amor por África me lo transmitió muy joven mi padre, que pasó diez años de su infancia en lo que entonces era Tanganica», comenzó diciendo el rey Guillermo Alejandro.
«Yo mismo descubrí esta región de África, y Kenia en particular, en los años ochenta y noventa», añadió el monarca, que pasó en este país sus primeros años como piloto . Precisamente fue en Kenia donde obtuvo su primera licencia de vuelo, una pasión que sigue practicando hoy en día con asiduidad.
Tras hablar de la belleza del país y destacar los importantes ámbitos de cooperación entre ambas naciones, se atrevió a tocar un punto más delicado. Esta visita de Estado estaba prevista para 2024, pero se pospuso debido a los graves disturbios que tuvieron lugar el verano pasado. «Conocen nuestra preocupación por los informes sobre secuestros e impunidad. Como socios en pie de igualdad, podemos abordar estas cuestiones con franqueza. Alentamos todos los esfuerzos para garantizar la rendición de cuentas por las violaciones de los derechos humanos», sentenció el rey de Holanda.