Harry y Meghan de Sussex en un retrato oficial de su fundación Archewlell.. /
Para «hacer del mundo un lugar un poquito menos solitario» (y, de paso, promocionar su omnipresente imperio del wellness) Gwyneth Paltrow ponía hace unos días en alquiler la casa de invitados de su magnífica residencia en Montecito, California , en la plataforma Airbnb. Los afortunados huéspedes del «santuario de descanso y claridad mental» de la actriz disfrutarán de una noche de estancia en la casita (de una habitación, un baño, salón comedor y piscina infinita), una sesión de meditación trascendental guiada y una cena con Paltrow y su marido, el productor Brad Falchuk .
La ingeniosa campaña de marketing, creada para promocionar la colaboración entre la plataforma de alquiler y Goop , ha devuelto a los titulares a Montecito, el pequeño pueblo costero californiano convertido en destino preferente de los más VIP entre los VIP. Incluidos, por supuesto, los duques de Sussex , que fijaron su residencia en la localidad en 2020 alimentando la fascinación por este enclave privilegiado aledaño a la ciudad costera de Santa Barbara.
Panorámica de Montecito, California /
También es el hogar (o la menos la segunda residencia) de celebridades como Orlando Bloom y Katy Perry , Jeff Bridges, Ellen DeGeneres , Priscilla Presley , Adam Levine y, por supuesto, de Oprah Winfrey . Epítome de la elegancia californiana, Nancy Meyers, famosa por su obsesión con las casas de revista y el diseño de interiores, rodó allí No es tan fácil, con Alec Baldwin y Meryl Streep .
Situado a 140 kilómetros al norte de Los Ángeles y enclavado entre las montañas de Santa Ynez y el océano Pacífico, el área que actualmente comprende Montecito fue durante 10.000 años y hasta la llegada de los españoles en el siglo XVIII hogar de los indios Chumash. Convertido en guarida de ladrones y bandidos en el siglo XIX, que utilizaban sus cañones y cuevas para sus actividades clandestinas, los italianos fueron los primeros en construir granjas y casas en sus colinas.
Pero fue el arquitecto George Washington Smith quien convirtió Montecito en el pueblo de carácter mediterráneo que en el último siglo ha atraído a celebridades y grandes fortunas. Washington había viajado a Andalucía, donde se enamoró de la característica arquitectura del sur de España, y después de comprar varios terrenos en Montecito, empezó a construir las primeras residencias de estilo colonial. Antes de su muerte, en 1930, había levantado más de 80 casas en la zona.
El enclave residencial, bautizado como La Riviera Americana, atrajo tanto a las grandes familias europeas como a las estrellas de cine de la época: Greta Garbo fue propietaria de una casa en la zona, Clark Gable pasaba largas temporadas allí y en 1928 Charlie Chaplin inauguró el primer hotel del pueblo: El Montecito Inn, que casi un siglo después sigue recibiendo huéspedes.
Sin embargo, nadie dejó tanta huella en la localidad como la cantante de ópera de origen polaco Ganna Walska, artífice de Lotusland, un precioso jardín botánico financiado por las joyas que atesoró durante sus seis matrimonios y que sigue siendo el gran atractivo turístico del pueblo.
La mansión de Montecito donde los Sussex garbaron su documental de Netflix. /
Durante décadas, Montecito, que pese a los viejos y nuevos ricos que habitan sus impresionantes residencias siempre ha huído de la ostentación y los focos, fue el secreto mejor guardado de Hollywood. La localidad empezó a alcanzar notoriedad y a atraer la atención de la prensa cuando Oprah Winfrey la convirtió en su residencia habitual hace dos décadas.
En 2001, la presentadora invirtió 50 millones de dólares en unos terrenos cuyo valor se ha duplicado desde entonces. Allí reconstruyó una mansión de 1912 y más de 2.000 metros cuadrados que bautizó como La Tierra Prometida y que incluye terrenos y jardines de más de 30.000 metros cuadrados. Con Winfrey, Montecito se convirtió en el enclave de preferencia para las celebrities que buscaban una segunda residencia huyendo de la alta intensidad (y los paparazzi) de Los Ángeles. Así llegaron al pequeño pueblo costero Ellen Degeneres o Gwyneth Paltrow.
La cantante de ópera y vecina ilustre de Montecito Ganna Walskal. /
Montecito, donde el precio medio de las viviendas que salen al mercado es de 6,5 millones de dólares, también se ha convertido en el escenario de multimillonarias operaciones inmobiliarias entre celebrities. En 2020, DeGeneres, que acumula varias propiedades en la zona, le vendió una mansión estilo Tudor a Ariana Grande , que se deshizo de la residencia solo dos años más tarde habiendo aumentado su valor de mercado en más de dos millones de dólares. Y en 2022 Winfrey le vendió una granja de estilo toscano a Jennifer Aniston en una compraventa que, según el New York Post, se cerró por 14,8 millones de dólares.
Tres años después de mudarse a la localidad, y de comprar una impresionante mansión de nueve habitaciones y 16 baños por la que pagaron 14 millones de dólares, Meghan Markle y el príncipe Harry son ahora los residentes más famosos de Montecito. Pero también los responsables de que los paparazzi, que siempre se habían mantenido alejados del enclave VIP, se hayan convertido en una presencia habitual en sus calles.
Con poco más de 8.000 vecinos, Montecito también es sinónimo del privilegio blanco: pese a que Winfrey y Markle son sin duda sus dos residentes más famosas, solo el 0,4% de la población es afroamericana. También se trata de una población relativamente envejecida, donde un tercio de sus vecinos superan los 65 años.
La mansión de Montecito donde viven los Sussex. /
Gran parte de la localidad es plenamente residencial, de hecho apenas hay supermercados y sus restaurantes y pequeños comercios se sitúan en el entorno de la mítica Pacific Coast Highway que conduce hasta el centro de Santa Barbara. El Montecito Club, fundado en 1918, que incluye un club de golf y cuyos miembros deben de abonar 275.000 dólares como cuota de ingreso, es el club privado más famoso y exclusivo del pueblo, pero no es el único.
Pese a sus frondosas colinas y sus playas de postal, Montecito tiene un problema creciente con los desastres naturales. En 2018, un deslizamiento de tierras se cobró la vida de 23 personas mientras dormían en sus residencias y los incendios y las lluvias torrenciales cada vez son más habituales en la zona.
En enero, Ellen DeGeneres compartió un impactante vídeo de las inundaciones que afectaron al pueblo costero. «Necesitamos ser más amables con la madre naturaleza, porque la madre naturaleza no está contenta con nosotros», publicó la presentadora. Aunque el cambio climático sí conoce de clases (y agrava los problemas de pobreza y desigualdad en todo el mundo) también es la principal amenaza sobre el futuro de una de las comunidades más privilegiadas de Estados Unidos.