Una mujer de mundo

El origen de la fortuna de Pitita Ridruejo: banca, obras de arte y patrimonio inmobiliario

Convertida por derecho propio en una de las grandes damas de la alta sociedad española, Esperanza (fallecida hace ahora cinco años) fue mucho más que sus anhelos de espiritualidad.

Pitita Ridruejo falleció en 2019. / archivo abc

Jorge C. Parcero
Jorge C. Parcero

Arrancaba Paco Umbral una de sus columnas en 'El País' con una de sus muchas conversaciones con su gran amiga y musa Pitita Ridruejo de este modo: «Unos dieciséis años en las monjas, Paco, en Soria, once años de misa diaria, hice siempre el bachillerato con nota, todo con becas, por lo bien que iba, e incluso repetí el último curso por repetirlo, porque sí, porque me encontraba muy a gusto en el convento». De este modo relataba Esperanza, su verdadero nombre, aunque la llamaran Pitita desde niña, el inicio de una vida dominada por la religión y la espiritualidad. Aunque ella fue mucho más que eso.

Fervorosa creyente, en el imaginario colectivo es recordada especialmente por sostener que experimentaba apariciones marianas. También confesaría a Umbral en otra ocasión que había «levitado» en Londres «con otras 24 mujeres y que de las 25 levitaron 23». La mujer cuyo estilo fascinó a Federico Fellini (estuvo a punto de interpretar para él a Maria Callas ) y a Salvador Dalí, la amiga discreta de la princesa Margarita de Inglaterra , también dejó a sus tres hijos un legado millonario compuesto por una gran fortuna en acciones y un sustancioso patrimonio inmobiliario.

Distinguida y elegante miembro de la jet set, Pitita fue hija del banquero y político Epifanio Ridruejo y sobrina del poeta falangista Dionisio Ridruejo. Ella fue la primogénita del matrimonio que tuvo lugar entre las dos familias más ricas y poderosas de Soria, los Ridruejo y los Brieva. En el colegio tuvo compañera de pupitre nada menos que a Fabiola de Mora y Aragón y más tarde estudiaría Literatura Inglesa en Belmont y Ginebra.

Pero su vida cambió radicalmente cuando se cruzó con el que sería el gran amor de su vida: José Manuel Stilianopoulos, más conocido como Mike, un diplomático filipino del que se enamoraría y con el que se casaría el 24 de junio de 1957, con don Juan de Borbón y doña María de las Mercedes como padrinos. Tuvieron tres hijos, Ana, Carlos y Claudia, la actual pareja del príncipe Ernesto de Hannover .

Pitita Ridruejo tuvo una vida muy marcada por la espiritualidad y la religión. / archivo abc

El origen de su fortuna: dos familias muy acomodadas y conservadoras

La unión de Mike y Pitita fue también la de dos importantes familias. Tanto Epifanio Ridruejo, padre de la socialité, como su hermano, fueron importantes financieros en Soria. Años después ocuparían en Madrid importantes puestos en Banesto y el Banco Central. Su marido, por su parte, era hijo de un adinerado empresario griego. Los Stilianopoulos eran, además, íntimos de Carmen Franco y su marido, Cristóbal Martínez-Bordiu, a quienes introdujeron en el círculo del presidente filipino Ferdinand Marcos .

Junto a Stilianopoulos comenzaría un peregrinaje por el mundo siguiéndole en su labor como embajador, destacando especialmente sus años en Londres. Allí Pitita impresionó incluso a la reina Isabel II, con la que tomaba el té a menudo. El matrimonio se instaló definitivamente en Madrid a principios de los 80 y desde entonces ella se convirtió en personaje social muy relevante, siendo imprescindible en las mejores fiestas de Madrid o Marbella.

Mike Stilianopoulos y Pitita Ridruejo, un matrimonio que estuvo siempre muy unido. / gtres

Fue en nuestro país donde reunieron un notable patrimonio inmobiliario, destacando su palacio en el barrio madrileño de los Austrias, sobre el famoso Café de Chinitas. Poblado por obras de arte y antigüedades, su valor es incalculable. En Marbella poseían la villa La Tagala, que fue escenario de un gran escándalo royal en 1979. Allí fue donde la princesa Margarita se llevó a su joven amante, el jardinero Roddy Llewellyn, cuando estaba en pleno divorcio con Anthony Armstrong-Jones .

De codearse con los Kennedy y Lola Flores a entrevistar a Andy Warhol

No fueron, sin embargo, sus relaciones con la alta sociedad las que hicieron de Pitita Ridruejo un personaje popular, sino su facilidad para rodearse de artistas e intelectuales. Fue actriz en dos películas de televisión producidas en Alemania, pintora, estudiosa de parapsicología y las filosofías orientales, gran amiga de la duquesa de Alba e incluso realizó la única entrevista que concedió Andy Warhol a un medio español, para la revista 'Tiempo'.

Ernesto de Hannover y Claudia Stilianopulos, la hija de Pitita. / gtres

Gran amante de la moda y con un estilo personal inconfundible, asentó su posición en la jet set no perdiéndose un sarao en la capital junto a Lola Flores o en la Costa del Sol junto a Gunilla von Bismarck . Pero también mantenía buenas relaciones con los Kennedy. En una ocasión incluso se llevó a Pat, hermana del presidente asesinado, a un congreso eucarístico en Córdoba, donde se alojaron en una posada de lo más humilde.

Conocida entre sus amigos como 'la anfitriona ideal', durante años paseó su elegancia, su amplia cultura y su saber estar por los salones del Madrid más distinguido. En sus últimos años cultivó amistades tan dispares como la reina Sofía o Alaska y Mario Vaquerizo. Célebres eran las misas, siempre en latín, que organizaba en la capilla de su casa-palacio. Allí se recluyó cuando en 2016 falleció su esposo. Ella se reunió de nuevo con él tres años más tarde. Tras el funeral celebrado en la capital, sus restos mortales fueron enterrados en Soria, de donde era natural.

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