Letizia Bonaparte en vestido de corte, de Robert Lefèvre. /
Llega a las pantallas de todo el mundo Napoleón, la última película de Ridley Scott, protagonizada por Joaquin Phoenix y Vanessa Kirby , en los papeles del mandatario francés y su esposa, Josefina. El papel de su madre, Letizia Bonaparte, lo interpreta Sinéad Cusack, mujer de Jeremy Irons. Y es en este personaje en el que nos queremos centrar porque se trata de la primera mujer de una familia real que llevó el nombre de nuestra reina .
Napoleón Bonaparte formaba parte de la nobleza corsa. Su padre, Carlo Bonaparte, fue nombrado representante de Córcega en la corte de Luis XVI en 1978, por lo que fue su madre, María Letizia Ramolino, la que se hizo cargo de su educación. Fue una adelantada a su época, en cuestiones, por ejemplo, de higiene, porque lo habitual era bañarse una vez al mes y ella impuso la norma de que lo hicieran como mínimo una vez a la semana, lo que era considerado una excentricidad.
Nacida en Ajaccio el 24 agosto de 1750 era hija de dos nobles de bajo rango Giovanni Geronimo Ramolino y Angela Maria Pietrasanta. Dotada de una gran belleza e inteligencia no pudo sustraerse a los usos sociales de la época y de su entorno, por lo que le organizaron un matrimonio de conveniencia cuando solo tenía 14 años con el abogado Charles Bonaparte, cuatro años mayor que ella.
Su infancia estuvo marcada por la prematura muerte de su padre de 32 años cuando ella tenía solo cinco, en 1755. Su madre se casó en segundas nupcias con un oficial naval suizo Franz Fesch, con quien tendría un hijo, el cardenal Joseph Fesch, que falleció en Lazio, en Italia, a los 76 años en 1839 y que fue crucial para ella en el ocaso de su vida.
Pese a las circunstancias de la boda, los padres del emperador francés consiguieron sacar adelante este matrimonio pues tenían intereses afines. También su patriotismo corso que le llevó a Letizia a participar junto a su marido en iniciativas contrarias a la anexión de la isla a Francia por parte de Luis XV. Las tropas galas llegaron a la isla en 1769 cuando ella ya estaba embarazada de Napoleón, un año después de que Génova hubiera cedido a los franceses la isla en el tratado de Versalles.
Se retrata a Letizia Bonaparte como una mujer muy severa que imprimió carácter en sus hijos y que sentía predilección por su primogénito, José I Bonaparte, y por Luciano, el más díscolo. Fue ella quien tuvo que hacerse cargo de sus hijos precisamente por la prematura muerte de su marido el 24 de febrero de 1985 víctima de un cáncer cuando ella no había cumplido aún los 35 años.
Letizia Bonaparte, que dio a luz a trece hijos, se encontró a la muerte de su marido con unos ingresos muy pequeños. Por eso impuso un régimen de austeridad a la familia y destinó sus recursos fundamentalmente a dar una educación a los menores. La irrupción en la vida de Napoleón de Josefina de Beauhamais, una viuda que no consideraba apropiada para su hijo, supuso un antes y un después en la relación materno filial, y un camino de no retorno en el que ella salió triunfadora.
La madre de Napoleón no aceptó jamás a su nuera, no asistió a su boda ni permitió a sus hijos menores a su cargo acudir a ella. Letizia Bonaparte no hizo vida en la corte de París, pero su hijo le cedió el castillo de Pont-sur-Seine y una renta vitalicia. Sus tiranteces llegaron a tal punto que no acudió tampoco a la coronación como emperador de su hijo en Notre Dame, el 2 de diciembre de 1804 y se marchó a Roma con su hijo Luciano. Aun así, Napoleón pidió al pintor Jacques-Louis David que la incluyera en su retrato sobre tan magno evento en el lugar que le hubiera correspondido como madre del emperador. No en vano y pese a sus discrepancias, recibió el título de Su Alteza Real, madre del Emperador.
Cuando quedó claro que Josefina no podría dar hijos al emperador, se divorció de ella en 1810. Se dice que Letizia Bonaparte observó en silencio cómo su nuera estampaba su firma en el documento que disolvía su matrimonio y no hay constancia de que se dirigieran la palabra. Tras la caída de Napoleón en 1814, decidió seguir la suerte de su hijo y se trasladó a la isla de Elba, donde se instaló en una pequeña villa.
Cuando Napoleón supo que querían trasladarse a la isla de Santa Elena, Letizia vendió las joyas que le quedaban para ayudarle a escapar y regresar a Francia. Tras su segunda abdicación, la madre del emperador solicitó al Papa permiso para instalarse en Roma junto a su hermano de madre, el cardenal Joseph Fesch en el palacio Falconieri. Después se trasladó al palacio Rinuccini, donde supo de los problemas de salud de Napoleón en su destierro en Santa Elena.
Finalmente Napoleón falleció el 5 de mayo de 1821 y con esta muerte, Letizia comenzó su declive físico y personal. Fue perdiendo la vista y la movilidad, hasta quedar inválida, y murió el 2 de febrero de 1836 a los 85 años. Había sobrevivido a 8 de sus 13 hijos. La enterraron en Tarquinia, pero en 1851 sus restos fueron trasladados desde Italia a su Ajaccio natal. En 1860 su nieto Napoleón III mandó construir la Capilla Imperial en el Palacio Fesch, donde reposan sus restos mortales.