Las veteranas Margarita de Dinamarca y Sonia de Noruega destrozan a Kate, Máxima y Letizia con los dos vestidos con tiara más espectaculares de 2023

Las monarcas europeas libran una batalla constante por conseguir el look más espectacular, el que se lleva todas las fotos y pone en boca de todos a una familia real. Ahí también se juega la popularidad y, por tanto, la legitimidad de las monarquías, con lo que no estamos ante una cuestión baladí. Al contrario. Es algo que la reina Letizia sabe muy bien.

La belleza y la juventud juega a favor de las reinas jóvenes o juveniles, siempre mucho más favorecidas por los objetivos de las cámaras y en sintonía con el culto a la juventud del que adolece nuestra cultura. Por ese motivo, Kate Middleton, Máxima de Holanda, Rania de Jordania o la misma Letizia juegan con las cartas marcadas.

El excelente estado de forma y buen ojo para el estilismo de estas monarcas de mediana edad las coloca invariablemente en lo más alto de las listas de la elegancia. El caso de Matilde de Bélgica es paradigmático, pues sin tener la viralidad del resto de reinas, ha jugado la carta del estilo tan a conciencia que sus looks compensan cierta insulsa discreción.

La reina Matilde puede ser el puente que nos llega directamente a las monarcas europeas más veteranas, esas reinas abuelas que rara vez aparecen en el comentario de moda o son celebradas por su estilo. Hasta ahora, la mayoría se refugiaba en su estilo de cabecera y se dormía en los laureles de la moda, al estilo de Isabel II o nuestra reina emérita Sofía . Hasta que Margarita de Dinamarca se ha desmarcado de esta ley de hierro de la tercera edad royal.

Cumplir años en el trono o sus alrededores ya no tiene que ser sinónimo de discreción ni las monarcas veteranas deben confundirse con el fondo y permitir que sus sucesoras brillen. Como han demostrado Margarita de Dinamarca y Sonia de Noruega, la edad es un grado y permite excesos que otras cabezas coronadas pueden pensarse dos veces. La verdad: estamos hambrientas de vestidos de fantasía como los que lucen estas reinas. Hay vida más allá de la alta costura de París.

La ocasión de este despliegue de espectacularidad real fue la visita de los reyes de Noruega, Sonia y Harald , a Dinamarca, donde les recibieron la reina Margarita y los futuros reyes, los príncipes herederos Federico y Mary. Hubo, claro, una cena de gala que mereció tiaras, joyas de infarto y sendos vestidos para la historia. Se nos saltan las lágrimas Bridgerton solo de verlos.

Margarita de Dinamarca , la anfitriona, reclamó todo su poderío con un vestido blanco con estampado rojo (los colores de su bandera), con fajín a la cintura, escote cuadrado y manga francesa. Se trata de un diseño de la danesa Birgitte Thaulow, realzado con la tiara de perlas pera (18, sujetadas por tiras de diamantes), el collar a juego (con perlas también con forma de pera pero aún más grandes), broche de perlas y rubíes y pendientes de rubíes. Con guinda, la banda de san Olaf.

Atención cuidado, porque la espectacular silueta del vestido de la reina Margarita no pudo opacar el look de su invitada, la reina Sonia. La monarca noruega lanzó un órdago con una jugada que ya le vimos a la ex jequesa de Catar Moza bint Nasser en la boda del príncipe Hassan de Jordania. Un vestido verde lima imposible de pasar por alto. Lo estrenó el día de su 80 cumpleaños.

Sonia de Noruega acertó, una vez más, con este vestido verde lima, con cuerpo de encaje y cuello alto y falda de tafetán con vuelo desde la cadera. La combinación de colores no pudo ser más arriesgada y afortunada, pues llevó la banda de la Orden del Elefante, de color azul cielo, y un conjunto de joyas que quita la respiración. Se trata de la tiara, collar, anillo y pendientes de esmeraldas.

La impactante presencia de Margarita de Dinamarca y Sonia de Noruega apagó, por descontado, la discreción de la princesa Mary, correcta con su vestido rosa en tono 'nude'. De hecho, si comparamos la reciente visita oficial de los reyes de Holanda a Bélgica, comprobamos cómo las monarcas se quedan también a medio gas a la hora de lucir reinas. Necesitamos más drama.

Máxima de Holanda llevó para la cena de gala un vestido rosa pálido de Jan Taminiau, con sus ya conocidas flores románticas (las vimos en el vestido del 40 cumpleaños de Tamara Falcó) cubriendo la discreta falda. Matilde de Bélgica , con un vestido azul bebé con capa, tampoco pecó de espectacular. Sí lo dieron todo en las joyas, pues ambas lucieron las más caras de sus respectivos joyeros.

La reina Máxima lució la tiara Stuart, aunque con el enorme diamante azul de 40 quilates que le da nombre, y la gargantilla a juego, combinados con pulsera y pendientes de diamantes. La reina Matilde lució la tiara de las Nueve Provincias, con once adornos triangulares desmontables, la tiara Wolfers desmontada en collar y pendientes de diamantes. Tremendas en joyas, pero con vestidos para el olvido.