Con el mundo en vilo ante las idas y venidas de Charlene Wittstock, jamás pareció más lejano el brillo estelar del Principado de Mónaco bajo el reinado de Rainiero III y la princesa Grace , unos años de esplendor en los que este pequeñísimo territorio de la costa francesa se afianzó como paraíso fiscal y sede de negocios más o menos turbios. Un detalle: el mismo estado monegasco es propietario y opera un casino que tiene más de 700 años. El escritor estadounidense residente en Niza Somerset Maugham definió esta zona del mundo de manera magistral: «Un retiro soleado para gente sombría».
El príncipe Alberto, consciente de la reputación en entredicho de su país, sucedió a su padre en 2005 anunciando la tarea de «luchar por un Mónaco irreprochable». Pero han pasado más de tres lustros y su promesa no prospera, no solo por la imposibilidad de controlar casinos y bancos, sino por la constante irrupción de acontecimientos de su controvertida vida privada que afectan a la percepción pública de su reinado. Alberto pretende superar a su intachable padre, pero su biografía le acerca más a su tía, la ingobernable e irresponsable princesa Antoinette . La mujer que propulsó la maldición de los Grimaldi e hizo de todo para hacerse con el poder en Mónaco. De todo.
La sombra de la princesa Antoinette se cierne como una pesadilla sobre los tres hijos del príncipe azul Rainiero y su princesa de Hollywood, Grace Kelly. Carolina, Estefanía y Alberto tendrían que haber brillado con el fulgor de los dólares y el Mediterráneo, pero los avatares de su vida sentimental los ha convertido en personajes trágicos de la prensa del corazón. Estefanía vivió casi toda su edad adulta perseguida por los escándalos de una trayectoria amorosa errática y Carolina tuvo que enviudar prematuramente para terminar casándose de nuevo con un príncipe alcohólico, Ernesto de Hannover. Los hijos ilegítimos de Alberto son la prueba definitiva de que Antoinette, con su vida disoluta y su ansia de poder, alimenta más el ADN de los Grimaldi que el tradicionalismo conservador de Rainiero. Antoinette Grimaldi se atrevió a todo para arrebatarle el poder a su hermano pequeño: se hizo amante de un nazi, organizó un golpe de estado, utilizó a sus hijos (también ilegítimos) políticamente… Fue, sin duda, la mujer más peligrosa del Principado de Mónaco.
En la biografía de Antoinette Louise Alberte Suzanne Grimaldi, baronesa de Massy, germina la irreprimible tentación plebeya de los Grimaldi que tan evidentemente cristaliza en la vida sentimental del príncipe Alberto. Su primer amor, a los 23, fue un teniente nazi al que quiso utilizar para lograr el favor de Hitler en la tarea de arrebatarle el trono a su hermano (no lo consiguió). Tras la guerra, se enamoró del tenista monegasco Alexandre-Athenase Noghès (Aleco), casado y con un hijo, y tuvo con él tres hijos más que fueron en principio ilegítimos, pero que llevaron el apellido Grimaldi. Los tres fueron incluidos en la linea sucesoria al trono en 1951, cuando la baronesa y el tenista se casaron.
El matrimonio fue, en realidad, una nueva maniobra política de la princesa Antoinette para obtener el poder: argumentó que la soltería de Rainiero le incapacitaba para estar al frente del Principado, pues no podía asegurar un heredero como ella había hecho. Al no prosperar su reclamación, el matrimonio con el tenista se rompió (duró solo tres años). Además, poco después Rainiero se casaba con Grace Kelly y acababa, de momento, con las esperanzas de reinar para la baronesa. Aún así, en 1962 Antoinette Grimaldi volvió a intentar reinar, ofreciendo a Francia la anexión de Mónaco con ella y su marido, el político opositor a Rainiero Jean Charles Rey, como ocupantes del trono. Ambos terminaron en el exilio.
El modelo de conducta de Antoinette, en el que su escandalosa vida privada se pone al servicio de su lucha por conseguir el poder en Mónaco, se invierte en su sobrino Alberto, aunque en un juego que utiliza los mismos mimbres: vida privada cuestionada y vida política se entremezclan peligrosamente. Alberto, como Antoinette, escandaliza a la sociedad monegasca por su inclinación a mantener relaciones sexuales más o menos casuales con mujeres que no tienen nada que ver con el círculo aristocrático. Y, además, engendra hijos ilegítimos sin mayor cuidado de su estatus de heredero.
Nicole Tossoukpé, la madre de Alexandre (21 años), era azafata de vuelo.Tamara Rotolo, con la que tuvo a Jazmín (30 años), es camarera. Ahora, una brasileña residente en Italia le reclama otra prueba de paternidad. Son unos hijos que no pueden jugar a favor de la estabilidad y reputación de Mónaco, pues además de desestabilizar políticamente a Alberto de Mónaco, hasta parecen ser el origen de la tristeza y las ausencias de la princesa Charlene.
Pero el peligro de la princesa Antoinette no fue solo político ni se reduce a esta vida disoluta y fuera de la élite que tanto marca a los Grimaldi como una dinastía de segunda entre las realezas europeas. Cuenta la leyenda que la maldición de los Grimaldi, esa leyenda negra que les destina inexorablemente a la infidelidad conyugal, comenzó, precisamente, con ella. La princesa Antoinette fue viuda a los 24 años y antes de los 30 se coronó como la primera princesa de la historia que tuvo hijos fuera del matrimonio. Su primer marido, el tenista, le duró tres años y el segundo, el político con el que maquinó 'vender' su país a la Francia de Charles de Gaulle, estuvo sostenido por el odio común a Rainiero y duró 13 años. En 1981, la princesa Antoinette le dio otra oportunidad al amor con un bailarín del Royal Ballet británico de 53 años (ella tenía 62). Se casaron en en el Palacio Principesco de Mónaco en julio de 1983, pero solo estuvieron juntos como marido y mujer seis meses. Él murió de manera inesperada y la convirtió, de nuevo, en viuda.
Cómo no observar la biografía de la princesa Antoinette como un anuncio de lo que sería la futura vida de sus sobrinos Grimaldi. Fue viuda inesperadamente (y dos veces) como Carolina de Mónaco. Tuvo un escandaloso romance con un tenista casado y un bailarín, prolegómeno de las relaciones de Estefanía con un domador de circo, un acróbata y dos guardaespaldas. Y sus hijos ilegítimos fueron un escándalo, de la misma manera que lo están siendo los de Alberto. Si la vida de los Grimaldi está escrita, la podemos leer en la biografía de la princesa Antoinette, sin duda la mujer más peligrosa del Principado.
20 de enero-18 de febrero
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