El emir de Dubái y la princesa Haya de Jordania, en una de sus apariciones en Ascot. /
En enero de este año se firmó el divorcio más caro de la historia en Reino Unido. Separó tras dos décadas de matrimonio a Tatiana Akhmedova del millonario ruso Farkhad Akhmedovo, quien tuvo que pagar a su ex 524 millones de euros (algo más del 41% de su fortuna). No se ha terminado 2021 y ya se anuncia el divorcio que va a superar el récord ruso. Los protagonistas de este escándalo social y real son Haya de Jordania (47 años) y Mohamed bin Rashid Al Maktum, emir de Dubái y vicepresidente y primer ministro de Emiratos Árabes Unidos (72). Se conocieron en 2002 en un concurso hípico en Jerez de la Frontera: ella era amazona del equipo olímpico de Jordania y él, uno de los criadores de caballos de carreras purasangre más prestigiosos del mundo. Pero lo que unió la hípica lo separó un guardaespaldas y, ahora, la fortuna de él depende de la generosidad de los jueces británicos. Hablamos de 11.000 millones de euros.
Haya de Jordania, hija del ya fallecido Huséin de Jordania y la reina Alia, se convirtió en la sexta esposa del emir y su acompañante favorita en los eventos de la alta sociedad internacional. Con Haya a su lado, Mohamed bin Rashid simulaba cierta aquiescencia con el estilo de vida occidental, una contemporización que se premió con su presencia en el palco real en Ascot: la reina Isabel II invitaba a la pareja todos los años. En 2019, sin embargo, la ficción se rompió. La princesa jordana pidió asilo político en Reino Unido y se instaló con sus dos hijos, Jalila (13) y Zayeh (9) en su mansión de Kensington Gardens. El escándalo fue mayúsculo, pues Haya de Jordania detalló en su demanda de divorcio que temía por su vida: acusó al emir de querer secuestrarla y enviarla a la prisión de Al-Awir y de aterrorizarla colocando pistolas bajo su almohada.
El miedo de la princesa de Jordania es comprensible y, de hecho, escalofriante. Su mayor preocupación es no dejar a sus hijos, en especial a su hija Jalia, en manos de Mohamed bin Rashid. Tanto es así, que en 2019 pidió la protección especial que los tribunales de familia británicos conceden para evitar matrimonios forzados y que impide que las niñas salgan del país. De hecho, pidió que la custodia de sus dos hijos fuera concedida a los tribunales británicos, de forma que ninguna decisión que les ataña pueda tomarse sin el permiso de un juez. Mohamed bin Rashid, sin embargo, ha pedido repetidamente que sus hijos vuelvan a Dubái. En 2000 y 2018, secuestró y privó de libertad a dos de sus hijas, las princesas Latifa y Shamsa, hijas de la argelina Huriah Ahmed al M'aash, que también habían intentado huir de Dubái. Eljuez británico ha admitido como probadas las torturas a las dos princesas.
Más indicios de que el emir de Dubái no escatima a la hora de atemorizar a las mujeres que se le cruzan en su camino: ha utilizado los recursos del estado para espiar no solo a Haya de Jordania, sino a su abogada, la baronesa Fiona Shackleton, y a varios miembros de su equipo. Shackleton no solo es miembro de la Cámara de los Lores, sino una famosa letrada que también estuvo en las separaciones de del príncipe Carlos y Diana de Gales o de Paul McCartney y Heather Mills. Sus conversaciones telefónicas y movimientos fueron hackeados gracias a un software llamado Pegasus, propiedad de la empresa israelí NSO Group. Fue Cherie Blair, que casualmente trabaja en el bufete británico de NSO Group, el que advirtió a Shackleton y sus colegas del hackeo.
Otro episodio inquietante tiene que ver con algo más tangible: la compra de una mansión adyacente a la que Haya de Jordania heredó de su padre y en la que vive con sus hijos. El emir de Dubái trató de comprar esta propiedad en Surrey, para poder vigilarla a placer. Lo impidió la justicia: un juez británico le prohibió comprar terrenos adyacentes y marcó un perímetros de 300 metros que no pueden traspasar ni el emir ni sus hombres. «Siento como si las paredes se estuvieran cercando en torno a mí, que soy incapaz proteger a los niños y que no estamos seguros en ninguna parte», dijo la princesa Haya en sede judicial. «Tengo la sensación de estar defendiéndome de un estado. Incluso en nuestra casa estarán sobre nosotros».
¿Qué rompió definitivamente el matrimonio de Haya de Jordania y el emir de Dubái? Una infidelidad de película:la princesa jordana tuvo un romance con un guardaespaldas. El ex soldado británico Russell Flowers, casado y ahora divorciado debido al escándalo, acompañaba a Haya las 24 horas, hasta el punto de que su amante tuvo que gastarse alrededor de cinco millones de euros para silenciar al resto de su equipo de seguridad, al cabo de la calle de su indiscreto 'flirt'. Fue en 2018 cuando Mohamed bin Rashid confrontó a su sexta esposa con su infidelidad y la impulsó a huir, antes de que la encerrara en alguna oscura habitación de algún palacio olvidado, o algo peor. Haya huyó de Dubái con sus hijos y lo puesto: 37 millones de euros de su fortuna personal. Eligió un destino amigo: tiene inmunidad diplomática por su rango como Secretaria de la Embajada de Jordania en Londres.