La princesa heredera del trono sueco, Victoria, al final se salió con la suya y pudo casarse con el hombre que amaba en 2010. /
Aunque desconocemos cuál va a ser el calendario completo de festejos para celebrar este 14 de julio el 44 cumpleaños de la princesa Victoria de Suecia de lo que estamos seguros es de que seguirá siendo una fiesta. El año pasado la primogénita del rey Carlos XVI Gustavo y la reina Silvia se tuvo que «conformar» con un concierto privado y un posado oficial con su marido y sus hijos en los jardines de palacio. De lo que estamos seguros es de que, lo celebre como lo celebre, el príncipe Daniel, aka Daniel Westling , y sus dos hijos, la princesa Estela y el príncipe Oscar, la acompañarán también hoy. Una familia «ideal» que le ha costado conseguir a la princesa un enfrentamiento con la sociedad de su país y su propio padre hace 19 años. Pero vayamos por partes.
En unas circunstancias normales (sin pandemia ni coronavirus), el cumpleaños de la heredera del trono sueco habría estado llena de discursos, entrega de becas, actos solidarios y una celebración en la isla de Öland en la que se mezclarían royals y plebeyos además de algún que otro posado oficial. Y hasta que Daniel Westling irrumpió en la familia real hace 11 años, ese hubiera sido todo el contacto que la familia real sueca hubiera tenido con su pueblo por los siglos de los siglos. Pero un buen día hace casi dos décadas la princesa que iba a heredar el trono se enamoró de su entrenador personal y la historia de la monarquía sueca se tuvo que reescribir.
La princesa y su familia al completo. /
Hasta el momento de su encaprichamiento de un plebeyo, a Victoria de Suecia se la consideraba la «hija tranquila» de las dos que tienen los reyes de Suecia. Ya en 2002 su hermana la princesa Magdalena daba historias jugosas a los paparazzis con sus noviazgos o, concretamente, con su mal ojo a la hora de escoger pareja. El batacazo definitivo se lo dio en 2010, cuando «huyó» literalmente de su país y la prensa rosa después de anular su compromiso de boda con el hombre que le fue públicamente infiel.
Mientras Magdalena acaparaba las portadas de la prensa rosa, Victoria vivía su propio idilio con el personaje más inesperado. De todos los romances royal-plebeyo a los que hemos asistido este ha sido uno de los más polémicos ( con permiso de Estefanía de Mónaco y Daniel Ducruet , por supuesto). La princesa se había enamorado locamente en un gimnasio de su entrenador personal y a su padre el rey el disgusto de saber lo que hacía su hija en el gimnasio le hizo negar en público esa relación durante siete años.
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Al final la espera hizo entrar en razón al rey o quizá el monarca recapacitó al ver cómo su otra hija sufría por el yerno perfecto que creían haber encontrado en el abogado Jonas Bergström y que tan rana les había salido. Victoria de Suecia tenía muy claro con quién quería estar y el tipo de hombre que era Daniel Westling, y el monitor de fitness estaba dispuesto ha hacer lo que hiciera falta para permanecer al lado de la heredera, desde repeinarse para atrás a cambiar su apellido para darle más lustre y su manera de hablar y acento.
Al final la pareja protagonizó la boda más cursi de 2010 que incluyó paseos en barca, chambelanes de librea digna de Disney llevando la cola del vestido de la princesa, tartas de tres metros de altura, carrozas descapotadas, niños vestidos de marineritos y discursos sonrojantes, como el que el recién casado pronunció ante sus suegros (y dedicó a su mujer, a la que llamó en público «la princesa de mi corazón»).
La princesa heredera Victoria de Suecia y su marido el día de su boda. /
«Érase una vez un joven que quizás no era una rana como sucede al comienzo del cuento de hadas de los hermanos Grimm, pero que ciertamente no era un príncipe. El primer beso no cambió eso. Su transformación no fue posible sin el apoyo de los sabios Reyes, que habían gobernado el reino durante muchos años y que estaban llenos de sabiduría, experiencia y buen corazón «, dijo el novio. Y todo así.
Aunque la mayoría de la sociedad sueca estaba de parte de la princesa en la elección de su pareja y vieron en el enlace una ventana de aire fresco en la institución real, el criterio que la princesa usó en la ceremonia levantó algunas ampollas. En Suecia se considera machista que el padre «entregue» a la novia . En vez de eso ambos novios caminan juntos hasta el altar para representar que entran en el matrimonio por voluntad propia.
A la princesa, después de haber conseguido que su familia aceptara a su novio, le pareció que su padre se merecía tener la oportunidad de acompañarla hasta su futuro marido. Ante el rechazo que produjo esta decisión, al final, tuvo que recular un poco y optar por una solución intermedia: su padre entró con ella en la iglesia, pero el el camino final al altar lo hizo del brazo del novio y no de su padre.
Victoria se salió con la suya y tuvo su boda de cuento de hadas, aunque a quien mejor le vino todo el revuelo que provocó su relación y las polémicas posteriores con el monitor de fitness fue a su hermano el príncipe Carlos Felipe: para cuando decidió casarse con Sofía Hellqvist , una ex modelo de ropa interior y participante de un reality de citas, la sociedad sueca ni pestañeó.