El príncipe Harry destapó en las sesiones de escritura de sus memorias sus más íntimos complejos de inferioridad. /
Las memorias del príncipe Harry han tenido un efecto muy paradójico en los medios virales: la opinión de los que realmente las han leído no tiene nada que ver con la de aquellos que solo han conocido los extractos y comentarios publicados en la prensa. Unos hablan de comportamiento intolerable, falta de respeto e incluso mala fe. Otros, de una dolorosa declaración y reclamación de amor a su familia del hijo de Carlos III .
Claramente, la divergencia entre unos y otros radica en la consideración que se hace de la familia más importante del Reino Unido. ¿Podemos separar la institución monárquica de las relaciones familiares convencionales o el clan de los Windsor se comporta conforme a reglas propias? El príncipe Harry, como Meghan Markle y, en su momento, Diana de Gales creía que la familia debía estar antes que la monarquía, algo que el rey Carlos III y su heredero, el príncipe Guillermo, seguramente no entienden.
Aún así, las memorias del príncipe Harry, sintomáticamente tituladas 'Spare' (literalmente: lo que sobra), aún siguen dando de sí por otras cuestiones, aún más íntimas. Un personaje colateral que no esperábamos escuchar ha comenzado a desvelar algunos secretos del proyecto. Se trata de JR Moehringer, el escritor fantasma que dio forma a las vivencias del duque de Sussex. No es un escritor cualquiera: ganó un Pulitzer por las maravillosas memorias del tenista André Agassi .
JR Moehringer ha querido desvelar parte del proceso de escritura de las memorias del príncipe Harry y lo ha hecho en un texto publicado en 'The New Yorker' que ha sorprendido, y mucho. Y aunque pueda parecer terriblemente indiscreto, no nos cabe duda de que la publicación ha sido pactada y autorizada por los duques de Sussex. Necesitan mantenerse relevantes en la viralidad global al precio que sea.
El príncipe Harry tuvo que confesar su complejo más íntimo al escritor fantasma de sus memorias. /
El escritor fantasma del príncipe Harry destapa que las reuniones con el duque de Sussex se produjeron por Zoom. No es una clave baladí: con una pantalla de por medio es más difícil captar las expresiones faciales y el lenguaje corporal que pueden llevar las conversaciones a sitios interesantes. Como contrapartida, algunas personas, especialmente jóvenes, pueden sentirse más cómodas para confesarse en los terrenos digitales.
Pese a la pantalla de por medio, ahora sabemos que escritor y príncipe se enfrentaron en broncas terribles, en las que Harry dio rienda suelta a su real carácter, hasta el punto de hacer temblar un proyecto millonariamente pagado. Por suerte, estas broncas dieron lugar a revelaciones interesantes, prueba de que el proceso de escritura se rozó, en algunas ocasiones, con una sesión de terapia amateur con el hijo de Carlos III.
El pasaje de la vida del príncipe Harry que desató la bronca, y las posteriores revelaciones de alto calado íntimo, tenía que ver con su vida militar. El duque de Sussex quiso reflejar la dureza de unas maniobras en las que se simulaba su secuestro y captura por parte de terroristas.
Era un ejercicio, pero las torturas que le infligieron resultaron ser muy reales: le metieron encapuchado en un búnker en el que le pegaron, le negaron la comida y el sueño, le desnudaron y le obligaron a mantenerse en posiciones imposibles para romper su fortaleza.
Este entrenamiento militar, durísimo, tenía la misión de concluir si el príncipe Harry y sus compañeros de batallón podrían sobrevivir a su captura en el campo de batalla. El maltrato físico llegó al punto de asfixiarle contra una pared, pero lo peor fue el maltrato psicológico. No solo le insultaron de todas las maneras posibles, sino que sacaron a relucir la vida de su propia madre, la princesa Diana, de manera más que despectiva. Este hecho, para Harry (o Enrique de Sussex ), traspasó todos los límites.
Uno de sus supuestos captores, otro soldado, reconoció que las alusiones a Diana de Gales habían cruzado una línea roja. Y se disculpó. El príncipe Harry quería que este duro pasaje de su vida terminara, en sus memorias, con la réplica ingeniosa que le dio al soldado. JR Moehringer, sin embargo, pensaba que ese tipo de final diluiría el significado de la escena. Restaba impacto dramático al mensaje clave del libro: la constante presencia de la tragedia de Diana , imposible de trascender incluso en el ejército.
El duque de Sussex no ha superado la trágica muerte de su madre, Diana de Gales, pero sus memorias desvelan otros complejos íntimos desconocidos hasta la fecha. /
La discusión sobre este particular, sobre cómo cerrar esa escena de tortura militar, no se terminaba. El príncipe Harry volvía una y otra vez, para imponer su criterio sobre esa frase que quería añadir a toda costa. JR Moehringer no desvela a qué se refiere, pero sí cuenta que, ya harto y a las dos de la madrugada, le preguntó finalmente por qué era tan importante para él, tanto como para no hacer caso de su consejo, al fin y al cabo más sabio y consciente de sus implicaciones.
El escritor cuenta que llegó un momento en la bronca en la que el duque de Sussex, visiblemente dolido, se quedó callado. Evidentemente, tenía que existir alguna razón importante para que el príncipe Harry insistiera a toda costa en la inclusión de un detalle tan nimio. ¿Por qué añadir un vulgar 'zasca' en una escena tan trágica?
Al final, el duque de Sussex le confesó uno de sus mayores complejos: su complejo de inferioridad intelectual. Le contó que, durante toda su vida, las personas a su alrededor habían minusvalorado su inteligencia. Esta salida ingeniosa a una situación extrema subrayaba justo lo contrario.
Pese a todo, el 'zasca' no sale en las memorias gracias al buen criterio del escritor fantasma JR Moehringer. «En este punto de la historia, la gente no necesita saber nada más allá de que los secuestradores dijeron cosas crueles sobre tu madre», tuvo que explicarle el escritor al duque de Sussex.
El príncipe Harry tenía la idea de que las memorias debían trasladar un retrato fiel de su persona: todo debía realzar su real figura. El escritor fantasma le sacó de este equívoco: una autobiografía como la suya no busca exponer exhaustivamente las circunstancias biográficas de los protagonistas, sino de componer con retazos de vida una historia que resuene en los lectores. Así se escriben los éxitos editoriales.