Hasta que Telecinco no habló de la posibilidad de que Juan Carlos de Borbón abandonara su retiro en Abu Dabi para instalarse en la Dehesa de los Llanos en Albacete, la propiedad del grupo Mazacruz era famosa por hacer un queso digno de premio y por estar en el centro de 20 años de causas judiciales entre los herederos del marqués de Paul. Y en el centro de toda la polémica se encuentra Bárbara Kalachnikoff, la mujer que, si las sospechas sobre el emérito se confirman (y el proceso judicial por fin termina). se convertirá en la «casera» del padre de Felipe VI.
La batalla judicial entre los herederos del marqués de Paul comenzó en cuanto falleció en 2004 Carlos Gutiérrez-Maturana-Larios y Príes, el marido de Bárbara Gutiérrez-Maturana Kalachnikoff. Como les ha pasado de los mismísimos Hannover, a los patrios Medinaceli, y a tantas otras casas de la nobleza con fortunas de millones de euros y propiedades a repartir, la voluntad del cabeza de familia y sus herederos no es la misma y, al final, acaban todos en los tribunales. Por su parte, la agonía judicial de Bárbara Kalachnikoff y sus hijas dura ya 17 años.
Se podría decir que comenzó como en un capítulo de Sucession de HBO: con el mismísimo marqués de Paul, Carlos Gutiérrez-Maturana-Larios y Príes, escribiendo la carta de su puño y letra que añadiría a su testamento y en la que hablaba de lo que les esperaba a sus dos hijos varones fruto de su primer matrimonio cuando muriera: «ante su repugnante actitud, lo único que se merecen es la querella criminal interpuesta por falsedad y estafa, nada más». En aquel momento Carlos Gutiérrez-Maturana-Larios y Príes ya estaba débil de salud, pero seguía siendo el propietario de uno de los mejores cotos de caza de España y figuraba en la lista de los mayores terratenientes de nuestro país por encima de los Entrecanales.
Los conflictos entre Carlos Gutiérrez-Maturana-Larios y Príes y sus hijos mayores, especialmente con su primogénito, Carlos Gutiérrez-Maturana-Larios Altuna, venían de lejos, pero fueron evidentes en el año 2000, cuando un problema de salud puso al marqués al borde de la muerte. Cuenta la crónica social (y la judicial) que el mismo día en que su padre viajaba en un avión-ambulancia a Houston para operarse del corazón Carlos hijo le hizo firmar unos documentos que le otorgaban 135.352 acciones del holding familiar y a su hermano José Antonio otras 14.746 acciones (que posteriormente su hermano también le cedió).
Cuando el marqués se recuperó y fue consciente de lo que había firmado intentó deshacer el entuerto en los tribunales… pero era demasiado tarde. Finalmente lo intentó solucionar en su testamento y meses después de escribir aquella nota Carlos Gutiérrez-Maturana-Larios y Príes murió dejando «la legítima» a los dos hijos varones de su primer matrimonio (20 millones de euros cada uno que debían cobrar en metálico) y todo lo demás a su esposa Bárbara Gutiérrez-Maturana Kalachnikoff y sus dos hijas, Cristina y Bárbara. Pero con su muerte el enfrentamiento entre los herederos no hizo más que empezar: hasta 40 procesos judiciales distintos ha vivido ya la familia.
Quién controla el holding familiar del marqués de Paul controla también los más de 10 millones de metros cuadrados de suelo en la costa malagueña fruto de la combinación de la herencia de los marquesados de Larios y Paul, además de propiedades en Madrid y Castilla La Mancha. Y mientras en unos tribunales se luchaba por quién se llevaría las ganancias de construir en la costa malagueña, en otros se impugnaba el testamento poniendo en duda el reparto de la herencia, pidiendo a la viuda y a sus hijas que abandonaran la Casa Palacio de la familia en la Dehesa de los Llanos y forzando una nueva repartición de las sociedades de Mazacruz.
En el centro de todo se encuentra la Dehesa de los Llanos, en la que las informaciones de Telecinco afirman que vivirá el rey. Espacio hay de sobra, la finca situada en Albacete cuenta con más de 10.000 hectáreas, una Casa Palacio, 22 habitaciones de invitados y hasta una iglesia en la que dicen que se apareció la virgen.
La llegada de Bárbara Kalachnikoff no fue la ortodoxa, como tampoco lo fue su historia con el difunto marqués de Paul. Cuando el marqués y Bárbara se conocieron él ya estaba casado con su primera mujer, Julia, y tenía dos hijos. Bárbara, por su parte, era una belleza cosmopolita capaz de frecuentar con soltura y simpatía, Cannes, Saint Moritz, Nueva York o París. Su padre era primo del inventor del famoso rifle ruso y su madre una de las múltiples musas de Dalí.
El flechazo y posterior relación de Carlos Gutiérrez-Maturana-Larios y Príes con la hermosa Bárbara fue uno de los «escándalos» del franquismo, una de esas relaciones prohibidas que surgían por el sencillo hecho de que las parejas no se podían divorciar. A raíz de unas fotos que les tomaron a la pareja de amantes en Marbella, la mujer oficial decidió hacer las maletas y mudarse a Madrid con sus dos hijos mientras los amantes se instalaron en La Dehesa de los Llanos para vivir en pecado y tener tres hijas (una de ellas falleció prematuramente), mientras esperaban a que España se modernizara y pudieran casarse.
Finalmente la boda se produjo, así como la modernización de la finca a la que tanto Bárbara como sus hijas Christina y Bárbara dedicaron años de esfuerzo y de la que en 2017 el primogénito de su marido intentó por todos los medios expulsarlas. La finca familiar sigue siendo un negocio viento en popa, y quizá dentro de poco el emérito se instale en ella… Lo que no sabemos es quién le recibirá en la puerta.