Rosario Nadal, la modelo que pudo ser la Marie-Chantal Miller española cuando se casó Preslav Kyril de Bulgaria (pero se cansó de ser princesa)

Rosario Nadal comparte con Margarita Gómez-Acebo el raro honor de haber enamorado a un miembro de la realeza búlgara, en su caso el príncipe de Preslav Kyril de Bulgaria. Pero tras 20 años de matrimonio (y tras su desaparición mediática tras el divorcio), sospechamos que la ex modelo y marchante de arte se había cansado de ser princesa.

Rosario Nadal en la época en la que aún estaba casada con Kyril de Bulgaria, hijo de Simeón de Bulgaria y Margarita Gómez-Acebo / getty images

Silvia Vivas
Silvia Vivas

Ella era jovencísima (20 años) y una auténtica belleza que acabaría convirtiéndose en musa de Valentino. Él era príncipe de apellidos con lustre ( los Sajonia-Coburgo), nombre de resonancias búlgaras, Kyril, y el segundo hijo de Simeón de Bulgaria y la zarina española Margarita Gómez-Acebo . Y cuando pronunciaron el «sí quiero» ante 400 testigos Rosario Nadal y Kyril de Bulgaria se convirtieron en la pareja de guapos oficiales de los noventa. Tanto es así que 20 años después de su boda decidieron separarse el mismo año en el que Vanity Fair los acababa de escoger como la pareja de famosos mejor vestida del panorama nacional.

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Su boda fue un evento de proporciones dignas de una portada del Hola. El 15 de septiembre de 1989, en la capilla de Santa Ana del Palacio Real de la Almudaina de Palma de Mallorca, se reunió la flor y nata del mundo empresarial y la alta sociedad patria para asistir al enlace entre el príncipe y la joven licenciada en arte Rosario Nadal Fuster-Puigdorfila. La ceremonia y fiesta posterior hizo compartir mesa y mantel a la baronesa Thyssen con la familia real española (el rey Juan Carlos llegó conduciendo su propio coche) y Pitita Ridruejo entre muchos otros.

Gracias a esa boda de cuento de hadas Rosario Nadal pasó de ser la hija del empresario Miguel Nadal a la princesa de Preslav que residía en Londres y tenía un pase de oro para visitar las reuniones de la alta sociedad internacional. Para su hartazgo durante dos décadas Rosario Nadal se convirtió en la princesa aspiracional de la prensa rosa nacional: gracias a su buena percha y su capacidad para hacer amigos (a pesar de ser considerada «huraña» por algunos) consiguió logros que sobrevivieron a su posterior divorcio, como su buena sintonía con Valentino a su amistad con la infanta Cristina (de hecho es la madrina de Irene Urdangarin).

Pero además de bodas reales, bautizos, comuniones y demás eventos con fotógrafos a las puertas de una iglesia el plato fuerte de los príncipes de Preslav siempre fue el verano. Era en las imágenes veraniegas robadas por los paparazzis de la pareja con sus tres hijos, Mafalda, Olimpia y Tassilo, donde los abdominales del príncipe y los posados robados de Rosario Nadal mano a mano con Diana de Gales hacían las delicias de la prensa rosa.

El cuento se acabó en 2009. La liebre saltó en el bautizo del quinto hijo de Marie Chantal Miller y Pablo de Grecia: los hasta entonces inseparables príncipes de Preslav no acudieron juntos al evento. En octubre el rumor llegó a la prensa y hubo comunicado oficial: efectivamente ya no vivían juntos. «Lamentamos la decisión de que la pareja viva algún tiempo de forma separada y esperamos que superen las dificultades íntimas que sufren para reunirse de nuevo», comunicó la Familia Real búlgara a la agencia Efe.

No hubo reconciliación pero sí negociación. La Rosario Nadal divorciada ya no era una niña de 20 años y supo conservar lo que importaba de su matrimonio. Pudo seguir usando los apellidos ilustres, conservó el círculo de amistades de alta gama, crió a sus hijos, vivió en la misma residencia londinense que antes y aún hoy tiene una relación cordial con su ex. Y, lo que aún parecía más difícil, recuperó el anonimato. Desde su separación la omnipresente princesa se ha convertido en la discretísima Rosario Nadal y se la ha podido fotografiar en apenas seis actos. Posee su propio negocio relacionado con su pasión, el mundo del arte, una pareja estable desde 2012, y puede presumir de haber dejado muy atrás su etapa de princesa del papel cuché.

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