Tres escándalos de la familia real británica que la reina Isabel II afrontó escondiéndose en Balmoral (como está haciendo ahora junto al príncipe Andrés)

El castillo de Balmoral es el descanso veraniego de la reina Isabel II de Inglaterra como Marivent lo es para nuestra familia real. Pero con un reinado tan longevo como el que está teniendo la monarca británica, a nadie se le ha escapado que Balmoral es algo más para los Windsor que un simple lugar de veraneo : es el sitio donde la reina se encierra cuando las cosas van realmente mal para la familia real británica. Cuando los escándolos acechan, el lugar de vacaciones que más odió la princesa Diana de Gales en vida, se convierte en el búnquer del círculo íntimo de la reina y donde se toman las decisiones importantes.

Así lo demuestra que en este momento esté allí recluida junto a su hijo el príncipe Andrés , el mismo que ha sido esta semana demandado desde Nueva York por agredir sexualmente a un menor. Una solución que ya pudimos ver cuando en 2019 Jeffrey Epstein se suicidó en la cárcel y el duque de York se refugió de la prensa junto a su m,adre en balmoral. ¿Cuáles son los escándalos más sonados que han hecho a la reina refugiarse en este castillol? recordamos, por lo menos, tres ocasiones.

Este no ha sido, ni de lejos, el año más loco de Sarah Ferguson... y eso que está dando buenos titulares. En 1992 protagonizó un episodio que humilló públicamente al hijo favorito de la reina Isabel II, el príncipe Andrés. La familia al completo se encontraba en Balmoral disfrutando del retiro veraniego cuando el Daily Mirror publicó una imágenes de Sarah Ferguson en top less en una piscina con su amante, un millonario tejano llamado John Bryan, que según Sarah Ferguson le besaba los pies pero según el resto del mundo le estaba chupando los dedos.

Las fotos tuvieron un efecto inmediato: el enfado de la reina fue mayúsculo y el de su marido, Felipe, duque de Edimburgo, aún mayor: le prohibió a Sarah Ferguson la entraba en Balmoral para el resto de su vida. Con un ataque de ansiedad la todavía mujer del príncipe Andrés ( no firmaron el divorcio hasta cuatro años más tarde), cogió a sus hijas y huyó despavorida. La bronca debió ser épica porque ese mismo año la pareja anunció que se separaba. Y, paradójicamente, ahora mismo tanto Sarah Ferguson como el duque de York se encuentran mano a mano con la reina Isabel II lidiando con un escándalo sexual desde Balmoral.

Apenas dos años después de su boda con el príncipe Eduardo y pasar de ser Sophie Rhys-Jones a Sofía de Wessex , la que hoy se considera sustituta institucional de Meghan Markle metió la pata de forma dramática y con lo que más le duele a la reina Isabel II, haciendo confidencias sobre su familia.

Como empieza a ser un clásico en los medios británicos (hasta se lo hicieron a la mismísima Diana de Gales) el News of the World le tendió una trampa a la mujer del hijo menor de la reina. Le pidieron que concediera una entrevista para aclarar los rumores sobre la sexualidad de su marido pero, en realidad, era todo una trampa para que conociera a un periodista disfrazado de millonario empresario de los Emiratos ärabes Unidos.

En aquel momento Sofía de Wessex tenía su propia empresa y en la conversación que grabó el infiltrado dio a entnder que podría dar acceso al jeque a la familia real británica además de contar un par de chismes sobre los miembros de la misma. Cuando todo salió publicado Sofía y Eduardo fueron llamados al orden, ¿Dónde? exacto, en Balmoral. La solución fue salomónica: Sofía de Wessex cerró su empresa, se dedicó a representar a la corona y a no conceder entrevistas.

La princesa Diana de Gales recordaba su primera visita en Balmoral como un «examen» que debía pasar para saber si los Windsor la aceptaban en sus filas o no. Lamentablemente para ella sí la aceptaron. Meghan Markle ni se planetó pasar ese examen y el verano de 2019 fue un claro ejemplo.

a poco menos de unos meses de que el mundo conociera el Megxit, la pareja formada por Meghan Markle y el príncipe Enrique, es decir, los duques de Sussex, decidieron cambiar el frío verano escocés por los jets privados a la Costa azul francesa y las estancias de lujo en Ibiza... todo eso en medio del publicitado programa de la familia real británica para gastar menos.

El diario The Sun no tardó en dar cuenta de las lujosas vacaciones que disfrutaban los de Sussex y la reina, desde Balmoral, guardó silencio. No le quedó más remedio: ya había invitado a la apreja a reunirse con ella... pero no fueron.