La separación entre los reyes eméritos, con miles de kilómetros de distancia entre Zarzuela y la mega mansión de la isla de Nubrai donde reside el rey Juan Carlos, continúa siendo la circunstancia más polémica en la celebración del 84 cumpleaños de la reina Sofía. Paradójicamente, la relación ha sido infinitamente más fría de lo que ahora es. Sofía y Juan Carlos han acercado solidaridades ahora que han perdido centralidad. Ambos solo aspiran ya a estar cerca de la familia.
De puertas para afuera, la reina Sofía parece curada de espantos. Probablemente no le cogen de nuevas las revelaciones que se han ido sucediendo en los últimos meses, sobre todo al respecto de la vida sentimental del rey emérito. De hecho, incluso sabemos de ese momento en el que abandonó Zarzuela en dirección a la India, donde residía su madre, la reina Federica. Había pillado al rey con otra mujer.
Hablamos de 1975, poco después del fallecimiento del dictador Francisco Franco. En ese momento, Sofía había cumplido ya con sus deberes de maternidad para con la Corona española: el ansiado heredero había nacido en 1968, con lo que la presión para mantener la armonía en un matrimonio pactado precisamente por Franco decaía rápidamente.
La reina Sofía tenía solo 37 años cuando pilló a su marido, el rey Juan Carlos, en la cama con una mujer, durante una cacería en la que se presentó por sorpresa. Impactada, cogió a sus tres hijos –incluido el heredero, cosa que le valió una reprimenda del presidente Suárez– y acudió a su madre, quien le recomendó que volviera rápidamente y se hiciera cargo de su posición. Efectivamente, ese mismo año se produjo su coronación.
Podríamos marcar la coronación como la fecha del fin del matrimonio entre la reina Sofía y el rey Juan Carlos, aunque la divulgación de otros detalles sobre la vida íntima de los eméritos permite dar más pistas sobre lo que sucedía en aquel matrimonio. Hoy sabemos que el rey contaba con todo tipo de apoyos para llevar una vida paralela, incluidos institucionales.
Según declaraciones del ex ministro Narcís Serra a 'El Español', hasta los servicios secretos cuidaban de que el monarca pudiera conducir su agitada vida sentimental con discreción, facilitando encuentros en distintos lugares. Entonces, se trataba de «apuntalar la figura del rey», como ha subrayado el mismo Narcís Serra. De cara a la opinión pública, claro, porque el matrimonio estaba ya completamente roto.
La experta en casa real Pilar Eyre desveló en su blog el momento exacto en el que la reina Sofía decidió recurrir al socorrido recurso de las camas separadas para cortar lazos de intimidad con su marido. Ese fue, de facto, el momento de la ruptura matrimonial entre los reyes eméritos y sucedió en Barcelona, en 1976. Solo un año después del viaje a la India y de la coronación.
Fue después de asistir a una representación en el Liceo de la ópera de Wagner 'Los maestros cantores', cuando volvían a su alojamiento en el Palacete Albéniz. Cuando el rey, ya quitándose la pajarita, se disponía a entrar en la habitación, un ayuda de cámara le advirtió: «Perdón, majestad, su habitación está en este lado. Para su sorpresa, la reina Sofía entró sin decir ni palabra en la habitación que a él le habían vedado.
«Separada por un saloncito, un despacho y dos cuartos de baño, han preparado otra alcoba para el Rey», escribió Pilar Eyre en su blog. «El mayordomo informa, apurado: 'Así lo ha dispuesto la señora' .Juan Carlos se encoge de hombros y se va a su nuevo y solitario dormitorio. ¡Desde ese día el matrimonio separó habitaciones y nunca más volvieron a dormir juntos!».