La reina Sofía y la reina Letizia: las dos mujeres a las que el rey Juan Carlos ha juzgado mal ante sus amigos íntimos

Mucho se ha hablado del rey Juan Carlos y su relación con las mujeres, pero poco de lo mal que se le ha dado valorar a las dos que tenía más cerca, la reina Sofía y la reina Letizia.

El rey Juan Carlos y la reina Sofía durante el bautizo de la infanta Sofía. / gtres

Silvia Vivas
Silvia Vivas

El rey Juan Carlos permanece en su autoexilio de Abu Dabi mientras en España conviven dos reinas: la reina Sofía y la reina Letizia . Ambas mujeres estuvieron a su lado durante años y ambas fueron mal valoradas por él en algún punto del camino a pesar de que en este momento son los dos miembros más polares de la familia real. ¿Qué piensa realmente el monarca de las 1.500 amantes de su mujer y su nuera?

La reina Sofía una «profesional» de cara a la galería y una «boba» en la intimidad

La historia de amor entre el rey Juan Carlos y la reina Sofía nunca fue tal. Hasta la propia monarca lo ha reconocido. El hijo de los condes de Barcelona se declaró a la princesa griega por descarte y tirándole al regazo una cajita que contenía un anillo de compromiso.

Cuenta Pilar Eyre en su novela sobre la reina Sofía que cuando se conocieron «Juanito» estaba más pendiente de casi cualquier otra princesa antes que de Sofía. La única razón por la que la helena llamó la atención del futuro rey de España fue porque ya había recibido un tirón de orejas de su familia por sus amoríos con princesas polémicas (y activas sexualmente) .

El día del «flechazo» entre ambos royals la princesa Sofía huyó, literalmente, de un espectáculo para adultos y Juan Carlos de Borbón vio en su actitud escandalizada la virtud que su familia le estaba exigiendo. Esa huida de un striptease propició la boda entre una princesa enamorada y un heredero Borbón que se encargaría de abrirle los ojos a golpe de infidelidades.

El discurso oficial sobre cómo veía el rey Juan Carlos a su esposa lo ofreció él mismo a José Luis de Villalonga en una entrevista en 1993: «Es mi gran apoyo, una gran, gran profesional. Se toma su oficio muy en serio. Doña Sofía nunca olvida que es la Reina». Un halago de doble filo que llevaba implícito que la profesionalidad de la reina era lo que alejaba al rey de lo que deseaba por aquellas fechas: el divorcio.

De puertas adentro y ante sus más íntimos el rey Juan Carlos mostraba que su opinión de su mujer era otra bien distinta. Creyó haberse casado con una joven maleable que le dejaría hacer y deshacer a su antojo y se encontró con que la educación germánica de la hija de los reyes griegos le proporcionó un temple de acero ante sus desmanes.

Y eso que mantener la indiferencia ante los desplantes que han trascendido del rey no ha debido de ser fácil. Por ejemplo, Juan Carlos, delante de su mujer y en plena Copa del Rey soltó un, « perdonad que voy a saludar a mis suegros» antes de ir a hablar con los padres de su amante Marta Gayá.

El servicio de Zarzuela filtró que la reina ya no preguntaba a su marido qué vestido ponerse porque la respuesta siempre era « quítate eso, te queda fatal». Tampoco ha dejado a la reina acudir a viajes a los que deseaba asistir con un drástico «no vienes porque lo digo yo y punto».

Tampoco se cortó cuando le espetó a Pituta Ridruejo «¿Quieres callarte de una puñetera vez? ¿No ves que esa boba se lo cree todo?» cuando la socialité le estaba hablando a la reina Sofía sobre las apariciones marianas en El Escorial. Incluso mintió a Sofía diciéndole que su madre estaba indispuesta cuando en realidad estaba muerta para poder permanecer esquiando en Baqueira mientras la reina viajaba sola a Madrid.

Además de los desplantes públicos y privados el rey pintaba a la reina ante sus amantes como una mujer manipuladora y obsesionada con que Felipe fuera rey. Corinna Larsen llegó a contar que el rey pensaba que fue Sofía quién filtró a la prensa que no estaba en España cuando Froilán se disparó en el pie.

En resumidas cuentas, parece que el joven príncipe Juan Carlos buscó a una joven princesa que callara y otorgara, y se encontró con una royal de los pies a la cabeza que aunque sí ha callado, también tenía su propia agenda.

Una situación que se resume a la perfección en la gran bronca de los eméritos que un íntimo le describió a Jaime Peñafiel. Aquella que acabó con Juan Carlos gritando «Te odio» y la reina Sofía contestando «¡Jódete, que no te puedes divorciar!».

La reina Letizia, la mujer que según el rey Juan Carlos iba a acabar con la monarquía

En 2003 comenzó la relación entre la periodista Letizia Ortiz y el príncipe de Asturias Felipe, pero al padre del futuro monarca de España este nuevo amorío de su hijo no le hacía ninguna gracia: una divorciada plebeya, de madre sindicalista, abuelo taxista y que presentaba el telediario.

«Es lo peor que ha entrado en la casa en años», dijo cuando el príncipe se la presentó y auguró que Letizia sería la ruina de la Corona. Pero, malas noticias, el príncipe Felipe estaba decidido a no claudicar y Letizia se convirtió en su esposa.

Vídeo. Los tacones de la reina Letizia

Obviamente, la boda en la que el rey Juan Carlos no sonrió no hizo que Letizia fuera especialmente bien acogida por el monarca. Andrew Morton en su libro sobre las mujeres de la casa real española asegura que el emérito llegó a decirle a la recién llegada Letizia: «No me gustas, pero haré de ti una reina».

La actual reina trabajó duro para ponerse al día con su nuevo papel, pero a ojos de su suegro y su entorno más cercano ningún mérito parecía suficiente. Los amigos del príncipe la rebautizaron como «la jolines» e incluso se asegura que el rey la llamaba ante los empleados de Zarzuela la «princesa de Tolosa» como abreviatura de «la princesa de todo lo sabe».

Han trascendido detalles que confirman que el rey Juan Carlos pensaba que su nuera era una «listilla». En una cena en 2005 con la familia de la reina Sofía Letizia encontró «su tema» y habló durante 20 minutos del conflicto en Irak. La respuesta del rey Juan Carlos fue tajante: «Ya sabemos que eres la más inteligente de la familia, pero por favor, deja hablar a los demás».

Otros rumores convierten a los brindis del rey Juan Carlos en la intimidad como su forma de confesar lo que piensa de la plebeya a la familia. « Vamos a beber por la Corona porque nadie sabe cuánto va a durar» dijo ante sus amigos de Sanxenxo responsabilizando a Letizia de una futurible debacle borbónica.

La abdicación no mejoró la situación entre Letizia y su suegro. Un año después de la cesión de poderes de Juan Carlos a su hijo Felipe el mérito le comentó a un amigo durante sus vacaciones en Mallorca: «Desde que es Reina la vemos más contenta, ¿no?».

Tras el incidente de la catedral de Palma en 2018 el rey Juan Carlos comentó a sus amigos de las regatas que con su nuera solo aspiraba a que «corriera el aire». Para entonces el nulo interés nuera-suegro debía de ser mutuo. Según publicó El Español la reina Letizia afrontó la celebración del 80 cumpleaños de su suegro con esta frase: « Me quedo un rato, me hago la foto y me voy».

Mal que le pese al emérito, y en contra de su pronóstico, ahora la protagonista de todas las fotos y (el miembro mejor valorado de la monarquía) es Letizia.

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