Tenía que pasar, y pasó. Desde su retiro en Abu Dabi el rey Juan Carlos ha vuelto a dar señales de vida, pero, como viene siendo habitual, no ha sido de forma directa. La anterior vez que supimos de él fue a través de imágenes en cuentas de Instagram de altos cargos saudíes. Hoy ha preferido hacer que una amiga suya, la escritora y periodista francesa Laurence Dubray, hable sobre su vida en la revista Paris Match. La autora va a publicar un libro sobre el monarca la semana que viene y para promocionarlo qué mejor que publicar estractos del mismo con algunas confidencias sobre la vida del emérito en su exilio. Aunque a estas alturas, lo que se cuenta en la publicación francesa no sorprende a nadie: el rey Juan Carlos I reconoce que la relación con su hijo, el rey Felipe VI, está completamente rota. No se habla ni con él ni con la Reina Letizia.
Es la primera vez que un medio europeo publica qué está pasando con el rey emérito desde que abandonó España porque no ha concedido ninguna entrevista. Pero sí ha hablado con Laurence Dubray. Y con ella se ha explayado. El retrato que hace la escritora de la vida del rey en su retiro forzoso es monótona, como la de un exiliado de lujo en una cárcel de oro.
Pero lo más impresionante de ese retrato del monarca es cómo habla de su hijo. Laurence Dubray afirma en su relato que el monarca emérito habla casi a diaro tanto con sus hijas, la infanta Elena y la infanta Cristina, como con su esposa, la reina Sofía, a la que califica de «profesional».
Pero cuando el tema trata sobre su propio hijo y heredero, la amargura llega a su discurso. El rey Juan Carlos admite que Felipe VI no le llamó ni siquiera para felicitarle por su último cumpleaños. Un silencio supuestamente apoyado por la reina Letizia que, según la periodista francesa, tampoco se comunica con su suegro.
«Algunos están muy contentos de que me marchara«, afirma el monarca desde Abu Dabi para después dejar claro que su retiro en los Emiratos Árabes Unidos fue forzoso. El rey en el »exilio« suspira con volver a España y poder comer jamón siempre que quiera sin tener que pedir a un amigo que se lo envíe. Pero no tiene ni idea de cuándo conseguirá ver cumplido su deseo.
Confiesa haber recibido «presiones» el año pasado para abandonar España y que permanece en la cómoda monotonía de Abu Dabi porque allí no «estorba» a la Corona. También le cuenta a Dubray que habría preferido un retiro como el de Abu Dabi en Portugal, pero no fue posible porque estaba demasiado cerca de España.