El rey emérito estará en Sanxenxo de nuevo durante todo el fin de semana (el lunes hay reencuentro oficial con su hijo Felipe, ¿y Letizia? en Zarzuela) después de casi dos años de ausencia, cuando partió a Abu Dabi, en agosto de 2020, aunque todavía no se sabe si participará o no en la regata. Don Juan Carlos llevaba tres años sin navegar y está desentrenado, como ha reconocido él mismo. En la ciudad gallega se disputa el trofeo InterRías del circuito Copa España 2022 de clase 6mR.
Es la última prueba preparatoria para el campeonato del mundo de la clase 6mR, que se celebrará entre los días 10 y 19 de junio en aguas de la ría de Pontevedra, con Sanxenxo como puerto base, y en el que el barco del rey emérito, el Bribón, defenderá el título que consiguió en 2019. En esa ocasión, don Juan Carlos iba al mando de la embarcación que lo colocó en lo más alto del podio internacional.
Todo al que se le pregunte considera su visita a Sanxenxo «algo normal». Don Juan Carlos ha sido un asiduo visitante desde el año 2000 y su relación con la joya de las Rías Baixas se estrechó todavía más desde su abdicación, cuando su presencia en Palma comenzó a resultar incómoda. Es su amor por la vela y la fidelidad del círculo de amigos (como Pedro Campos) que le rodea cuando viaja lo que le han unido de manera muy estrecha con este puerto atlántico. Aquí se encuentra cómodo y se siente querido.
Todos quieren transmitirle su cariño y que pueda disfrutar su paisaje, su gastronomía y, sobre todo, de la navegación, su gran pasión. La ciudad le ha recibido muchas veces y también está preparada desde el punto de vista de la seguridad. El rey llegó el viernes acompañado por su hija, la infanta Elena que también estaba presente en la localidad gallega, pero no posaron juntos de forma oficial.
En 2021, la infanta Elena acudió por su cuenta para apoyar la celebración de las regatas. En 2019 compitió contra su padre en la regata que se celebró para conmemorar el centenario del buque escuela Juan Sebastián Elcano. Ese año, la reina Sofía también le acompañó. Pero el reecuentro menos esperado ha sido el del rey con su nieto Pablo Urdangarín: ayer acudió a Pontevedra para ver a su nieto jugar al balonmano junto a su amigo Pedro Campos y Pedro Borbón.
Sanxenxo fue la última parada del rey emérito, antes de partir a Abu Dabi en avión privado desde el aeropuerto de Vigo. En sus últimas horas en Galicia, el rey Juan Carlos participó en una cena organizada por sus amigos más fieles. Don Juan Carlos ha disfrutado mucho y ha sido muy feliz en Mallorca, desde que era un niño y veraneaba en La Cartuja de Valldemossa, propiedad de la familia Carvajal.
Tras sus problemas de salud, en 2018, don Juan Carlos I había difundido a través de su círculo íntimo su interés por reincorporarse a las competiciones de vela en la Bahía de Palma. Pero don Felipe le hizo desistir. Su última visita a las islas fue como invitado de honor a la boda de Rafael Nadal y Xisca Perelló, en 2019. Unos meses antes, había visitado en Manacor, la Escuela de Tenis de Nadal, junto con la reina Sofía. Luego vino la pandemia.
Sin embargo, Xanxenxo no es solo la sustituta de Palma. Don Juan Carlos comenzó a visitar Sanxenxo en 1957, cuando aún era príncipe, al ingresar en la Escuela Naval de Marín para completar su formación militar. Con los años, Sanxenxo se ha convertido en punto de encuentro de algunas de las amistades más fieles del monarca, que le reciben con calidez y le agasajan como regatista ilustre, no como exjefe del Estado. Uno de los más íntimos es el empresario y regatista Pedro Campos, que es presidente del Club Náutico de Sanxenxo.
Don Juan Carlos se ha alojado en numerosas ocasiones en una casa de su propiedad, con dos plantas, vistas a la ría y a cinco minutos en coche del Club Náutico, que parece que también ocupará esta vez, tras acondicionarla para sus problemas de movilidad. Al rey y a Pedro Campos les unió la vela en los años 80. Se conocieron a través de otro gran amigo del rey emérito, el armador catalán Josep Cusí. A Cusí, don Juan Carlos lo conoció en una cacería, en los años setenta. Don Juan Carlos, entonces príncipe, se preparaba para competir en los Juegos Olímpicos de Múnich y Cusí navegó con él.
Se dice que sufragó una gran parte del viaje de novios de don Felipe y doña Letizia. Los tres amigos han vivido muchas regatas juntos, han competido juntos durante años y Cusí ha sido armador de los sucesivos Bribones, los barcos con los que ha navegado el rey emérito desde los primeros veranos de Palma. Además de sus jornadas en alta mar, también han compartido mariscadas y platos típicos gallegos en restaurantes muy conocidos de la zona.
Son también habituales de su círculo el arquitecto y armador gallego Mauricio Sánchez-Bella y el economista y empresario César Elízaga. También el británico Peter Dubens, dueño de la multinacional de ropa y suministros náuticos North Sails, y el ingeniero José Luis Angoso, director de desarrollo internacional de Acciona. En los últimos años se ha unido al grupo el banquero venezolano Juan Carlos Escotet, propietario de Abanca y el banquero gallego Francisco Botas. Todos discretos y muy leales, que le hacen sentir como en casa.