Federico X de Dinamarca y su esposa Mary están a punto de cumplir el primer aniversario de su llegada al trono en pleno debate mundial sobre el futuro de su reino. Concretamente, el que afecta a Groenlandia, la gran isla donde también reinan actualmente, pero sobre la que Donald Trump ha puesto sus codiciosos ojos una vez más.
El presidente electo de los Estados Unidos declaraba recientemente que «la propiedad y control» de la isla, que ya quiso adquirir durante su primer mandato, es «una necesidad absoluta» para la seguridad nacional estadounidense. Esta isla ártica de dos millones de kilómetros cuadrados (el 80 % cubiertos por el hielo) y apenas 56.000 habitantes, pero muy rica en valiosos minerales, goza desde 2009 de un nuevo estatuto que reconoce el derecho de autodeterminación.
El presidente de esta región autónoma dependiente de Dinamarca, Múte B. Egede, ha asegurado que Groenlandia «no está ni estará a la venta». Pero el magnate, cuyo hijo aterrizaba esta misma semana en la isla, ha contraatacado diciendo que no descartará acciones económicas o incluso militares para conseguir este territorio.
Ante este inquietante panorama, el rey Federico quizás pueda consolarse con el hecho de que no es el primer miembro de la realeza que se encuentra con su dominio sobre Groenlandia en el punto de mira. De hecho, Donald Trump ni siquiera es el primer político estadounidense que trata de comprar esta parte del reino danés.
La isla fue reclamada por primera vez por los europeos a finales del siglo X por Erik el Rojo, que fue a parar allí tras ser expulsado de los asentamientos nórdicos en Islandia. Con el siglo XII, pasó a ser parte del reino de Noruega, lo que significa que el primer miembro de la realeza que ostentó técnicamente el poder en Groenlandia fue Haakon IV Haakonsson.
A finales del siglo XIV, tras la unión en un solo reino de Dinamarca, Suecia y Noruega, así como a sus territorios de ultramar, Groenlandia pasó a estar bajo la corona de Margarita I. Pero cuando Cristián II disolvió la unión en 1523, la población nórdica de Groenlandia prácticamente había desaparecido.
El pueblo Thule, del que descienden los groenlandeses modernos, ya había establecido su poder en algunas partes de la isla. Pero otro monarca europeo también quiso reclamar la isla. El rey Manuel I de Portugal envió allí una expedición a principios del siglo XVI, cuando intentaba establecer su supremacía en la lucha marítima contra España.
Después, el interés europeo por Groenlandia decayó hasta principios del siglo XVII, cuando el rey Cristian IV de Dinamarca ordenó a su armada explorar y conquistar la isla. Pero los noruegos nunca olvidaron sus reivindicaciones sobre el territorio y en 1931, durante el reinado de Haakon VII, declararon la parte oriental de la isla como 'Tierra de Erik el Rojo' y el asunto acabó en el Tribunal de Justicia Internacional en 1933. Allí se desestimó la reclamación noruega.
Poco después, la Segunda Guerra Mundial supondría otro gran cambio en Groenlandia. La ocupación nazi de Dinamarca llevó a Estados Unidos a hacerse cargo de la isla para evitar que cayera en manos de Hitler. Al final de la contienda, volvió a dominio danés y durante el reinado de Federico IX se otorgó la ciudadanía danesa a todos sus habitantes.
Durante el reinado de Margarita II , la madre del rey Federico, se concedió a Groenlandia la autonomía, y en 2009 se inició el autogobierno de la isla, aunque Dinamarca sigue controlando su política exterior y la de defensa. Pero aunque tenga un jefe de Estado europeo, la isla tiene una identidad muy diferente. Casi el 90% de sus habitantes son de ascendencia inuit y la lengua oficial es el groenlandés.
Mientras tanto, cabe recordar que Donald Trump no es el primer presidente estadounidense que pregunta si Groenlandia está en venta. En 1946, la administración de Harry S. Truman ya trató de hacer una oferta económica por la isla, pero el bisabuelo de Federico X, Cristian X, y su gobierno declinaron la petición. ¿Tendrá el inminente nuevo ocupante de la Casa Blanca más suerte en esta ocasión?
22 de diciembre-19 de enero
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