la mano izquierda del rey

Quién fue la escandalosa condesa Danner, la reina pobre y plebeya en la que se inspira Mary de Dinamarca

De todos los reyes y reinas de la monarquía, la reina Mary ha escogido hacer suyo el legado de la consorte más polémica de la historia danesa: la condesa Danner, una plebeya que también se casó con un monarca danés llamado Federico.

La reina Mary de Dinamarca. / GTRES

Silvia Vivas
Silvia Vivas

Cuesta creer que de todos los referentes posibles que podría haber escogido la reina Mary de Dinamarca para convertirse en la mejor reina posible, haya decidido apoyar al que menos luce del amplio árbol genealógico de la familia real danesa: Louise Christine Rasmussen, una plebeya que acabó convertida en la condesa Danner en virtud de su relación con el rey Federico VII.

Una admiración por esta reina consorte del siglo XIX que se descubrió el pasado Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, cuando la esposa de Federico X inauguró un monumento en honor de esta condesa que escandalizó a la sociedad danesa en el siglo XIX.

Porque la historia de Louise Christine Rasmussen es de esas que no dejan en buen lugar a la Dinamarca de la época, pero contiene bastante matices con los que la reina Mary puede sentirse identificada.

Quién era la condesa Danner

Louise Christine Rasmussen no tenía ni una sola gota de sangre real en sus venas, de hecho, nació infinitamente pobre, pero aun así acabó convirtiéndose en condesa, prescriptora de moda y benefactora de las mujeres y los niños en situación de desamparo. Y reina de Dinamarca.

A pesar de su increíble ascenso social, su vida nunca fue fácil, ni siquiera cuando llegó a palacio. Una existencia que comenzó de la peor manera para su época, como hija de una madre soltera. Juliane Rasmussen, su madre, quedó embarazada del hombre en cuya casa servía, el comerciante Gotthilf Køppen, y por ese embarazo fue obligada a abandonar su empleo y a criar a su hija en solitario.

Mary de Dinamarca en la inauguración del monumento a la condesa Danner en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. / gtres

El padre de Louise jamás reconoció su paternidad y su madre la sacó adelante trabajando como lavandera y costurera en Copenhague. Se puede decir que la futura reina se crió en la pobreza, pero a pesar de ello consiguió algo inusual para la época; aprender a leer y escribir. Y gracias al matrimonio de su madre con uno de los empleados del Teatro Real logró otro hito que la convertiría en reina: con 11 años intentó convertirse en bailarina de ballet.

El primer encuentro con el rey

Como le sucedió al actual rey Federico de Dinamarca cuando conoció a Mary Donaldson en un bar de Australia, el encuentro del futuro marido de Louise, el rey Federico VII, con Louise fue fortuito, pero causó en el príncipe una profunda conmoción. Él era todavía príncipe cuando vió a «una niña pequeña de cabello rubio y rizado» que en su entusiasmo por bailar en un ensayo de ballet en el Hofteateret le acabó pisando el pie. No parece el más glamouroso de los encuentros, pero fue suficiente para el futuro rey no la olvidara jamás.

Pero muchas cosas tendrían que pasar antes de que su historia de amor realmente floreciera, entre otras, que Louise se enamorara de alguien que acabaría siendo uno de los mejores amigos del rey: el editor Johan Carl Ernst Berling.

En contra de los dictados de la sociedad de la época, Louise Rasmussen estaba más que dispuesta a escalar en la sociedad y encontró en Carl Berling a la persona adecuada para hacerlo. El tenía una posición burguesa que parecía colmada de privilegios para ella, y en contra de las presiones de su madre, el editor comenzó una relación con Louise que culminó con ella embarazada a los 25 años y sin boda a la vista.

Pero Louise no quería repetir el triste destino de su propia madre: con la ayuda de su amante abandonó la ciudad, dio a luz en secreto y dejó el bebé en adopción. Después Carl le financió un viaje a París, ciudad en la que la actriz y bailarina se reconstruyó como experta en moda.

Y lo más importante de todo, gracias a la amistad que Carl entabló con el rey Federico VII, Louise se convirtió en una de las muchas mujeres que se carteaban con el futuro monarca, con una salvedad, a las otras el príncipe no les financió una tienda de moda parisina en Copenhague, un favor que convirtió a Louise, a los 28 años, en la primera mujer en vender moda de lujo en Dinamarca.

O ella o dejo la corona

Para cuando Federico VII subió al trono en 1848 todos tenían claro que Louise era quien manejaba los hilos, de hecho, se la conocía como «la mano izquierda del rey». El pueblo se oponía a la actriz reconvertida en amante real, pero el monarca lo dejó muy claro: «o me caso con ella o dejo la corona». Un ultimátum que suena muy parecido al que Federico X pronunció cuando se filtró a la prensa su amorío con una joven australiana que su madre no aprobaba especialmente.

Finalmente la pareja se casó en 1850 en una boda apresurada en la que la novia vestía de terciopelo azul, llevaba una rosa blanca en el pecho y portaba una corona de mirto bajo el velo, o al menos así la describió Hans Christian Andersen. El mismo autor que fue testigo de cómo la nobleza, la alta burguesía y el propio personal de palacio se burlaban de su nueva «majestad» y cómo Louise sufría por ello.

El matrimonio entre el rey y la bailarina duró 13 años, hasta la muerte del monarca en 1863. Con el fallecimiento del rey se produjo otro episodio escandaloso, pero al que ya nadie hizo caso: la condesa retomó su relación con Carl y, con el consentimiento de la esposa de éste, se fugaron al extranjero. Finalmente Carl murió en los brazos de Louise en 1871 en Egipto.

El rey Federico junto a Mary de Dinamarca, en una imagen reciente. / GTRES

Quizá no sea la faceta del triángulo amoroso la que más atraiga a la reina Mary de Dinamarca de la condesa Danner, pero existe otra faceta de esta reina consorte que coincide al cien por cien con los intereses de la actual monarca: su labor de protección de los más vulnerables.

Puede que la condesa Danner fuera polémica y una escaladora social de primera (una acusación que también padeció Mary Donaldson en sus comienzos), pero jamás olvidó sus orígenes. Con la fortuna heredada tras la muerte del rey creó una fundación destinada a ayudar a las madres solteras además de un orfanato. Una labor que aún hoy sigue vigente y en la que otra plebeya reconvertida en reina, Mary Donaldson, ha retomado.

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