Casada con el príncipe Eduardo
Casada con el príncipe Eduardo
Sofía de Edimburgo siempre ha sido un personaje muy discreto en la Familia Real británica. Aunque está casada con Eduardo, duque de Edimburgo e hijo menor de la difunta reina Isabel II, esta royal se ha caracterizado por hacer gala de una inusual discreción, teniendo en cuenta que fue nuera de la reina de Inglaterra (y además, su preferida siempre).
Pero los recientes acontecimientos que afectan a los Windsor, con las enfermedades del rey Carlos III y Kate Middleton principalmente, han hecho que la duquesa de Edimburgo refuerce su presencia pública en importantes actos oficiales de la Familia Real. Un hecho que la ha convertido en uno de sus miembros mejor valorados en muy poco tiempo.
Además de que su estilo, que nunca ha destacado especialmente, está siendo analizado al detalle como antes se hizo con otras mujeres protagonistas de la Casa Real como Lady Di, Sarah Ferguson y la princesa Ana o, más recientemente, la princesa de Gales Kate Middleton. Una mujer, la duquesa de Edimburgo, a tener muy en cuenta. Sin duda.
Sofía de Edimburgo, Sofía Rhys-Jones antes de su matrimonio con el príncipe Eduardo, nació en Oxford el 20 de enero de 1965. Contrajo matrimonio con el príncipe Eduardo, de 60 años recién cumplidos e hijo menor de los cuatro que tuvieron la reina Isabel II y Felipe de Edimburgo, de quien heredó el título. Es el único de los vástagos de la difunta reina que no se ha separado, y junto a Sofía son padres de dos hijos: Lady Louise Mountbatten-Windsor, nacida en 2003, y James Mountbatten-Windsor, conde de Wessex, nacido en 2007.
Siempre se dijo que fue la nuera preferida de Isabel II, algo harta de los divorcios y escándalos de sus dos hijos, y alguno de su hija la princesa Ana. Y la prueba de ello es que cuando Harry y Meghan Markle, duques de Sussex, decidieron «salirse» de la Familia Real, la reina Isabel aprovechó para concederle a su hijo menor y a su esposa más espacio y responsabilidades institucionales. Un voto de confianza en medio de los escándalos familiares que siempre han demostrado merecer.
Tras su boda en 1999 con el príncipe Eduardo, con quien se casó tras cinco años de noviazgo y en una ceremonia muy discreta si se tienen en cuenta las de los otros tres hijos de la reina Isabel II, Sofía siguió trabajando en su agencia de relaciones Públicas, como era su deseo. Pero el engaño de un supuesto jeque que en realidad era un periodista que pretendía dejarla en ridículo aprovechándose de su honestidad, fue suficiente para que la duquesa de Wessex comprendiera que su destino más seguro era su labor dentro de la Casa Real.
La duquesa de Edimburgo ocupa desde hace tiempo un lugar especialmente importante en la Familia Real británica. Cuando la reina Isabel II vivía ya fue promocionada, junto a su marido, a una posición más relevante dentro de la monarquía. Pero también es evidente la confianza que en ellos tiene el actual rey Carlos III, como se ha demostrado en la pasada misa de Pascua en la que el monarca enfermo hizo su esperada reaparición pública.
A diferencia de otros años, en esta ocasión la celebración religiosa contó con una escasa representación de los familiares del rey, aunque no faltaron Eduardo y Sofía, duques de Edimburgo, y su hijo menor James (quien, por cierto, llamó la atención por su enorme estatura a sus16 años).
La esposa del príncipe Eduardo es también conocida por su compromiso con causas como la violencia sexual o la sostenibilidad. Y no tiene el menor reparo en compartir con Lady Louise, su hija veinteañera, su armario. Son numerosas las ocaciones en las que la cuñada del rey Carlos III recicla su ropa y accesorios, además de prestársela a la joven royal. Y viceversa, porque también es ella la que toma prestadas a veces piezas del armario de su hija.
Así ocurrió en al misa de Pascua de este pasado domingo, cuando la duquesa lució, junto a su abrigo morado de Prada (que ya había utilizado en 2014), una preciosa boina en tono beige de la famosa sombrerera británica Jane Taylor y propiedad de su hija mayor, quien ya la llevó el año pasado en esta misma celebración religiosa.
Pero como decimos, son muchas las ocasiones en las que tanto la duquesa como su hija comparten ropera y accesorios sin ningún tipo de problema. Una práctica que se ha puesto muy de moda entre otras reinas como Mary de Dinamarca, quien presta ropa y accesorios a sus hijas Isabella y Josephine, o la reina Letizia, de quien ya sabemos que siente especial gusto por utilizar la ropa de sus hijas. O al revés.