Tamara Falcó tiene un grupo de amigas que en vez de salir por las noches a tomarse siete copas, quedan en una casa para rezar el rosario. La marquesa, se acaba de comprometer. Sin embargo, las dudas sobre su próxima boda están sobre la mesa: un vídeo de su prometido Iñigo Onieva besándose con otra mujer ha hecho que Tamara borrase la foto donde anunciaba su boda. La historia no acaba ahí, porque la marquesa ha pedido a sus amigas más íntimas que borrasen la foto del compromiso de sus redes sociales. Tamara se encuentra ahora arropada por el apoyo de su madre y con una nube negra encima.

¿Qué hará ahora la marquesa de Griñón? Si su fe sigue tan férrea como confesó en su reality de Netflix, seguramente se avecinan muchos rezos a la Virgen. Recordemos que en un capítulo de la serie aparece con sus amigas Casilda y Ana Finat, y todas juntas hacen una videollamada con un cura. Por lo que el vaticinio es claro: Tamara debe de estar ahora mismo pidiendo ayuda divina para superar el chaparrón. Velas incluidas.

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¿Quiénes son las amigas que rezan con Tamara Falcó?

Estas quedadas para rezar son ya una costumbre para Tamara y sus amigas también aristócratas. Las mellizas Casilda y Ana Finat son hijas del vizconde de Rías, nietas del duque de Pastrana y biznietas de José Finat y Escrivá de Romaní, que fue embajador de España, gobernador civil de Madrid y edil de la capital de España. En marzo se sumaron a una campaña por la paz de Ucrania desde su fe con la «macrofiesta del Rosario». Fueron guiadas por el padre Josep María Quintana, un sacerdotecatalán que organiza semanalmente ese encuentro por Instagram.

Tamara y sus amigas organizaron su fiesta cristiana en una enorme finca en el Parque Natural de la Sierra Norte, cerca de Calzadilla de la Sierra. En sus cuentas, el grupo comentó que antes de la oración disfrutaron de una comida en medio de la naturaleza, valorada en 120 euros por persona. La casa cuenta con 12 habitaciones dobles, cuyo precio tiene un valor de 250 euros por noche.

Las declaraciones de Tamara han llegado a despertar polémicas. En una tertulia sobre la guerra que hicieron en El Hormiguero, el programa donde colabora, anunció su opinión: « El Papa ayer convocó un rosario y nosotros lo rezamos en mitad de la sierra... Ya sé que mucha gente puede que no se lo crea, pero bueno... Es una opción, igual hay que probar». Los seguidores estallaron en pocos minutos, algunos para decir que les daba vergüenza, que insinuara que rezar iba a resolver el conflicto bélico, otros para agradecerle por visibilizar a los católicos.

A pesar de todo, Tamara Falcó no duda en compartir lo que ella dice que le ha cambiado la vida. Ya en 2019, la hija de Isabel Preysler se unió en esa red social a 50.000 fieles. Junto a Eduardo Verástegui, organizador de la oración, rezaron por el fin de la pandemia. Pero su conversión fue antes, en 2011, y fue por pura casualidad: entró en una librería y le apeteció comprarse una biblia con una edición muy cuidada que llamó su atención.

Su devoción llegó hasta su presentación de compromiso en Instagram con Iñigo Onieva. «Atrás dejo la perfección mundana por una que para mí tiene mucho más valor: el Amor. Una unión que esperamos bendiga Dios con su luz y que aunque no esté exenta de cruz, está construida sobre la confianza y el afecto que profesamos el uno por el otro», ha redactado en su post.

Instagram para anunciar a Dios

Tamara tiene 1.3 millones de seguidores, Casilda 311 mil y Ana 24.6 mil, un grupo que ha estado convocado a esas oraciones. De las tres, la más comprometida por la causa es la última. Casi todas sus publicaciones son sobre el cristianismo.

La melliza de Casilda comenzó el pasado abril y desde entonces, los vídeos y fotografías son junto a sacerdotes con los que anima a orar o imparte catequesis. El padre Valentín, el padre Joaquín o el padre Santi son algunos de los consagrados con los que charla para compartir sus creencias.

En sus historias también recomienda libros de santos, de curas que se pueden encargar y pagar por internet o presencialmente, en una parroquia. También muestra seminarios o listas de canciones cristianas. En sus conversaciones con los seguidores, aclara hasta las consultas que tienen que ver con su vida privada, como que se casó a los 18 años embarazada. Cuando sus amigas iban a la universidad, ella ya era madre. Ese acontecimiento lo sintió, según reconoce, como una bendición.

Quienes también fueron padres muy jóvenes fueron María G. de Jaime y Tomás Páramo. Los dos también son amigos de Casilda y Ana y utilizan sus perfiles para compartir la religión. En un viaje a Roma publicaron su encuentro fortuito con el Papa Francisco. Tomás aseguró que no pudo evitar llorar al estrecharle la mano. «Los mensajes de nuestros seguidores que más ilusión nos hacen son los que nos transmiten, que gracias a nosotros cada día se acercan más a Dios. En este mundo todo se juzga, pero nunca hemos recibido una mala respuesta por hablar de nuestra fe. Hablamos de Dios, de nuestra fe, de lo que nos ayuda la Iglesia», comentaban en la web Vida Nueva.

Las redes sociales se han convertido en un lugar para evangelizar. El cristianismo crea su propia cultura pop, uno de sus protagonistas es el Hakuna Music Group. La banda logró el sábado pasado reunir a más de 8.000 fieles. Se creó de la mano de un sacerdote de Aravaca que abandonó el Opus Dei para acercarse a los jóvenes. Rezan de fiesta; beben cervezas y leen la biblia. Ya han sacado varios discos y están en Spotify. Han llegado hasta el Papa, quienes les dijo que le gustaba uno de sus temas.