La princesa Gabriella de Mónaco puede ser la última mujer heredera al trono que es rechazada por tener un hermano varón. /
Dos pequeñas princesas hacen las delicias de la Europa monárquica: Carlota de Cambridge y Gabriella Thèrése Marie Grimaldi, condesa de Carladès. Pero mientras la primera vive una idílica vida junto a sus padres, los duques de Cambridge, Guillermo de Gales y Kate Middleton, la segunda ha experimentado ya ciertas turbulencias en su cortísima biografía.
Resulta inevitable pensar en la maldición de los Grimaldi, aunque sean eventos de lo más terrenales los que explican que la hija mayor de Alberto de Mónaco y Charlène se enfrente a un destino incierto.
El nacimiento de Gabriella y de su mellizo, Jacques Honoré Rainier, en 2014 fue un motivo de gozo para los príncipes de Mónaco, que por fin veían asegurada la línea sucesoria en el Principado. Fueron los primeros hijos reconocidos de Alberto, que ya había dos hijos (Jazmín y Alexandre) en sendas relaciones extramatrimoniales y, por tanto, inexistentes a los ojos de la iglesia católica, cuya autoridad continúa allí vigente.
De alguna manera, el nacimiento de Gabriella y de Jacques le dio consistencia al matrimonio formado por Alberto y Charlène, al que se le achacó ser un arreglo de conveniencia antes y después de la boda. De hecho, sorprendió a todos que la pareja eligiera hoteles diferentes para alijarse durante su luna de miel en Sudáfrica. «Es más cómodo así», se justificó él.
Los rumores y sospechas acerca de este matrimonio extraño llegaron a los tribunales. El príncipe Alberto llegó a denunciar a un tabloide británico que afirmó la existencia de un hipotético acuerdo económico entre Charlène y su esposo: este le habría pagado una cantidad considerable de dinero a la australiana cambio de cinco años de convivencia y al menos un heredero.
Vídeo. Las razones por las que Charlene no quería volver a Mónaco
Así estaban las cosas cuando Gabriella y Jacques llegaron al mundo, un nacimiento que se celebró hasta el último rincón de Mónaco. Sin embargo, hasta en ese momento la princesa recién nacida llevaba las de perder. En el Principado continúa rigiendo la ley sálica, esa norma aún vigente en España que que rechaza automáticamente a las mujeres.
En realidad, la variante de la ley sálica que rige tanto en España como en Mónaco impide el acceso al trono de las mujeres, pero siempre y cuando tengan un hermano. Si se diera el caso de que toda la progenie de los reyes vigentes fueran niñas, la mayor de ella reinaría. La prioridad masculina en el acceso al trono es implacable: aunque Gabriella sea la mayor, el próximo jefe del Estado en el Principado será Jacques.
Los expertos en casas reales europeas señalan a la princesa Gabrielle como la más que posible última víctima de la ley sálica. Esto es: la última mujer rechazada para ocupar un trono que le pertenece por orden de nacimiento. De esta manera, su futuro papel en el organigrama familiar de los Grimaldi será muy parecido al de su tía, la princesa Carolina. Ella también es la primogénita y, sin embargo, tuvo que ceder sus privilegios a su hermano Alberto.
No parece improbable proyectar el destino de Carolina y Estefanía en la futura biografía de Gabrielle, como princesas condenadas a buscar su sitio con todas las restricciones que conlleva un apellido como el de Grimaldi. No es fácil: obligadas por el estatus a no ejercer profesionalmente sus estudios, les queda la beneficencia, el matrimonio y la moda. Sin duda, ámbitos muy poco excitantes para orquestar un proyecto de vida.
No fiamos a tan largo plazo las tribulaciones de la pequeña princesa Gabriella, pues ha tenido motivos para la tristeza recientemente, a propósito de la enfermedad que tuvo a Charlène de Mónaco 'atrapada' en Sudáfrica. De hecho, la prolongada ausencia de su madre fue motivo de sufrimiento para ella, como relató a la prensa el mismo príncipe Alberto.
Durante esos largos meses, Alberto se apoyó en sus hermanas para que acompañaran a sus hijos en las actividades y fechas señaladas en las que su madre les hubiera acompañado. De hecho, Estefanía y sus hijos se los llevaron al circo y Carolina propició que sus nietos pequeños, los hijos de Beatrice Borromeo y Tatiana Santo Domingo, pudieran jugar con Gabriella y Jacques. Hasta fueron presentados a Jazmín Grace y Alexandre, los hijos mayores de su padre.
¿Qué ha ocurrido tras la vuelta de Charlène a Mónaco? Algo previsible pero no tanto deseado: que Gabriella se ha convertido en la acompañante favorita de su madre y su apoyo en varios actos de su agenda oficial. Previsiblemente, ya no tendrá tantas ocasiones para reunirse con sus primos, sobre todo dado la fría relación de Charlène con Carolina de Mónaco. Con Charlène en palacio, ya no es necesario el apoyo extra, aunque eso suponga un mayor aislamiento de los mellizos de sus primos. Una pena.