ARRUINADA Y SOLA La trágica vida de Victoria de Prusia, la princesa anoréxica que se casó con un cazafortunas 35 años menor y murió en la indigencia

Victoria de Prusia vivió una vida obsesionada y depresiva con un final trágico que la llevo a la ruina por un falso amor.

Victoria de Prusia, de nombre Friederike Amalia Wilhelmine Viktoria. / archivo abc

Elena Castelló
Elena Castelló

Al igual que la mayoría de las nietas de la reina Victoria de Inglaterra , la princesa Victoria de Prusia recibió su nombre de su abuela. Pero si el nombre se considera una bendición, no lo fue en el caso de la joven Victoria, cuya historia es una de las más tristes de las nietas de la reina inglesa.

A pesar de que lo tuvo todo para ser feliz, el destino no privó a Victoria de abandono, pobreza y un constante mal de amores que desveló un severo trastorno alimenticio. No pudo esquivar un matrimonio desgraciado, sin hijos, y una depresión que la acompañó de por vida. Fue una mujer en perpetua búsqueda del amor y acabó sus días con otro matrimonio desgraciado, que le arrebató sus títulos, su nacionalidad y su fortuna, al oponerse a todas las convenciones sociales, casándose con un hombre cuarenta años menor que ella.

Victoria de Prusia, la hija y nieta favorita de la emperatriz y de la reina

A la joven Victoria la conocían como Vicky, Vicksey o Moretta en familia. Nació en el palacio de Postdam, el 12 de abril de 1866. Fue bautizada con los nombres de Federica Amalia Guillermina Victoria. Era la segunda hija de los ocho hijos del futuro kaiser Federico III de Alemania y de Victoria, primogénita de la reina Victoria de Inglaterra. Era la hija y la nieta favorita de la emperatriz y de la reina.

De niña, se convirtió en una apasionada de la danza y de la equitación, a las que añadió la jardinería y la cocina con el tiempo. Se convirtió en una joven impetuosa, encantadora y con un toque de excentricidad, educada con una mentalidad liberal, al estilo del sistema educativo implantado por su abuelo, el príncipe Alberto .

En 1879, perdió a su hermano Valdemar de difteria, lo que supuso un golpe para la familia. Y tres años después, su madre, Victoria, comenzó a dar vueltas a su matrimonio. Invitó al príncipe de Bulgaria, Alejandro de Battenberg, conocido en familia como «Sandro». Victoria solo tenía 16 años, pero su madre llevaba a gala ser una buena hacedora de matrimonios, siempre buscando la felicidad de sus hijas. Victoria fue una aspirante fácil, porque se enamoró inmediatamente de su posible pretendiente, alentada por sus padres y su abuela, la reina Victoria. Pero no todo el mundo aprobaba esta unión.

Su abuelo, el emperador Guillermo I, y el canciller Otto von Bismarck se oponían. Ambos temían que el casamiento contrariara al zar Alejandro III de Rusia , porque no estaba nada satisfecho con las políticas que seguía Sandro en Bulgaria. El enfrentamiento entre la reina Victoria y sus padres con el káiser no se hizo esperar.

Un matrimonio tras siete años de espera

Durante siete años, Victoria y su familia esperaron que el matrimonio fuera posible. Antes de morir, su padre autorizó el matrimonio. Pero cuando murió, en 1888, de un cáncer de garganta – tras reinar 99 días –, el hermano de Victoria, Guillermo II, heredero del trono de Alemania, desestimó ese matrimonio. Tanto él como Bismarck consideraban que un matrimonio con el príncipe de Portugal sería una excelente alternativa. Pero Victoria ya se había fijado en el príncipe heredero de los griegos, Constantino, aunque fue rechazada.

Victoria siempre se había considerado poco agraciada, aunque esto no era cierto. Sus niñeras habían sido aleccionadas por su madre para decírselo y evitar que se envaneciera. Pero el daño estaba hecho. Victoria empezó a obsesionarse con convertirse en una solterona. Cayó en una depresión y dejó de comer, quedándose extremadamente delgada. Tanto su madre como su abuela estaban profundamente preocupadas.

La obsesión y depresión de Victoria de Prusia

La obsesión de Victoria se acentuó cuando supo que el príncipe Carlos de Suecia no había querido casarse con ella. El príncipe de Portugal requería que se convirtiese al catolicismo, a lo que Victoria de negó. El compromiso matrimonial no prosperó. Pero su hermano el káiser quería casarla a cualquier precio. Puso sus miras, tras meses investigando, en el príncipe Adolph de Schaumburg-Lippe. Este le propuso matrimonio a Victoria el 11 de junio de 1890. Ella aceptó.

Friederike Amalia Wilhelmine Viktoria, la princesa Victeria de Prusia. / archivo abc

Ambos se sentían atraídos por el otro, aunque la madre de Victoria no estaba nada convencida con este matrimonio. A pesar del compromiso, siguió presentando posibles maridos a Victoria. Uno de ellos fue el príncipe de Hohenlohe-Langeburg, que captó la atención de Victoria, pero su hermano, quería evitar más escándalos en torno al futuro matrimonial de su hermana.

La depresión de Victoria crecía a medida que la fecha de la boda se acercaba. Victoria y Adolph se casaron el 19 de noviembre de 1890 en Berlín. Las celebraciones comenzaron dos días antes, con una velada en la ópera y una cena organizada por la madre de la novia. La pareja pasó una larga luna de miel en Malta y Egipto. También pasaron una temporada en Constantinopla. A su regreso, se instalaron en Bonn, donde Adolph estaba destinado como militar. Victoria pasó sola la mayor parte de su matrimonio, aunque apreciaba el sentido del deber de su marido. Tuvo un aborto muy al principio, pero nunca volvió a quedarse embarazada.

Una boda sin su familia y la ruina de Victoria de Prusia por un falso amor

Su hermana Carlota, que mantenía un diario, aseguraba en él que Victoria tenía amantes. Quería divorciarse para casarse con su primer amor. Pero, incluso tras la muerte de Adolph, en 1916, su hermano el emperador, le impidió de nuevo esa unión. Entonces Victoria decidió que buscaría la felicidad pasara lo que pasara. Y creyó encontrarla en 1927 cuando conoció a un inmigrante ruso, blanco Alexander Anatolievitch Zoubkhoff , en una fiesta que había organizado para estudiantes universitarios en su casa.

Victoria tenía 61 años, y Zoubkhoff, 27, 35 menos que ella. Era un estudiante de Derecho en la Universidad de Bonn. Trabajaba también como actor, extra de películas, lavaplatos, camarero y bailarín profesional. Como era de esperar, el káiser se opuso al matrimonio, aunque ya estaba en el exilio. Pero Victoria había perdido el miedo a su familia. Se casaron y ella perdió su título real. A la boda no acudió ningún miembro de su familia. Los novios solo se conocían desde hacía dos meses. Su boda fue un escándalo real y social mayúsculo.

Alexander Anatolievitch Zoubkhoff a los 61, junto a su marido, Alexander Anatolievitch Zoubkhoff , 35 años menor. / archivo abc

Sin embargo, el matrimonio no fue como ella había esperado. Zoubkhoff empezó a gastar grandes sumas del dinero de su nueva esposa. Fue deportado dos veces de Alemania, por sus deudas, así como de Francia y Bélgica. Ella le visitó. Pero tras regresar a Bonn, pidió el divorcio. Entre una de las alegaciones figuraba que «las relaciones conyugales eran inexistentes».

Para entonces, Victoria se encontraba en la ruina. Tuvo que mudarse a una habitación alquilada. Vendió todas sus posesiones para pagar sus deudas, pero no fue suficiente. Su familia no acudió en su ayuda. Su soledad era extrema. Fue ingresada en el hospital por una fuerte fiebre que resultó ser una neumonía. Su hermano el káiser y su hermana Margarita intentaron ponerse en contacto con ella en sus últimas horas, pero no lo consiguieron. Victoria murió en la indigencia, sin amor y sin el perdón de su familia, el 13 de noviembre de 1929.

20 de enero-18 de febrero

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