Victoria de Suecia, la princesa que tuvo que luchar contra la anorexia en y se atrevió a contarlo

La heredera del trono de Suecia, Victoria, vive una vida estable con su marido, Daniel Westling, y sus dos hijos, Estelle y Oscar. Es una mujer luchadora, disciplinada y muy formada, y cumple su papel a la perfección. Sin embargo, no siempre fueron las cosas tan estables. Victoria sufrió una grave anorexia a la salida de la adolescencia. No aguantó la presión como heredera, en sus primeros actos públicos y, finalmente, las sospechas de los medios de comunicación, por su extrema delgadez, se confirmaron.

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Elena Castelló
Elena Castelló

Victoria de Suecia, duquesa de Västergötland, cumplió 44 años el pasado mes de julio y la Casa Real señaló la ocasión con unas entrañables fotografías de la heredera, su esposo Daniel y sus dos hijos, hijos Estelle y Oscar , de nueve y cinco años de edad respectivamente. Entre las fotos, figuraba un bello retrato de Victoria, vestida con un diseño de escote barco de color crema, broche de diamantes y perlas. Era el testimonio de la estabilidad en la que vive hoy la heredera y la buena forma física en la que se encuentra, cumplidos los cuarenta.

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Pero el camino que la ha llevado hasta este momento pudo haberse truncado cuando apenas había cumplido los veinte años. La presión de sus primeras responsabilidades públicas le ocasionaron un grave desequilibrio alimentario. Victoria es, además, disléxica como su padre, el rey Carlos Gutavo. La prensa sueca enseguida se hizo eco de su extrema delgadez y poco después la Casa Real confirmó que la joven padecía anorexia. La princesa siempre habló abiertamente de su enfermedad.

Al cumplir los cuarenta se sinceró, de nuevo, sobre su sufrimiento, en un documental, emitido por la televisión sueca. Explicó cómo fue su vida en esos años y la calificó de «difícil». Según confesó, necesitaba «un tiempo para resolver mis problemas y recuperar mi equilibrio y no ceder a la presión». La extrema delgadez de la princesa, que se hacía evidente en determinados actos dependiendo de cómo fuera vestida, avivó la preocupación en el país, especialmente con ocasión de un baile benéfico celebrado en noviembre de 1997. Pero la Casa Real habló sin tapujos de ello y confirmó que la razón de los desórdenes alimenticios que padecía la Princesa heredera estaba en las responsabilidades que había asumido desde su mayoría de edad, con la presión que ello suponía, y los estudios de ciencias políticas y de francés que estaba realizando, como parte de su formación.

La Princesa pasó entonces una época en Estados Unidos, para alejarse de la presión pública y de los compromisos, y someterse a tratamiento, y retrasó su entrada en la Universidad. Para recuperarse, la heredera del trono de Suecia necesitó terapia con un psicólogo y un nutricionista, al tiempo que hacía una rutina deportiva. Era 1991 y tenía 21 años. En aquella época, Victoria salía con el joven Daniel Collert, que la acompañó en su viaje y se instaló con ella en Nueva York. La relación terminó, sin embargo, un año después. Tras casi dos años de esfuerzo y tratamiento, la princesa superó la anorexia.

«Esta enfermedad no afecta solo a quien la padece, también a la familia y amigos», explicó entonces. Victoria continuó en Estados Unidos, donde estudió en la Universidad de Yale e hizo prácticas en la embajada sueca en Washington. Al regresar a su país, se alistó en el Ejército, curso Ciencias Políticas en la Escuela de Defensa Nacional de Estocolmo y se especializó en Cooperación Internacional. También siguió estudios de agricultura y ciencias forestales. Finalmente se graduó en Relaciones Internacionales en la Universidad de Uppsala.

Poco después de su regreso fue cuando se enamoró de Daniel Westling. Fue precisamente, en un gimnasio, en 2001, donde conoció a quien hoy es su marido y padre de sus dos hijos. Era su entrenador personal. Daniel había fundado un exclusivo gimnasio –se necesitaban dos recomendaciones para ser aceptado y una matrícula de 1.500 euros al año– , cerca del barrio de Stureplan, la zona donde vive la clase más acomodada de Estocolmo. Se había formado como entrenador de alto nivel. Su amistad se convirtió pronto en una relación. A pesar de las reticencias del rey Carlos Gustavo, se casaron en 2009. El matrimonio parece estable y compenetrado y Daniel ha entendido bien cuál es su papel como consorte de la heredera tras un periodo de adaptación.