MONTÓ BRONCA EN LA BODA DE LETIZIA

La vida salvaje de Vittorio Emanuele de Saboya: fiestas clandestinas, peleas, cárcel y una enemiga feroz en Mónaco llamada Beatrice Borromeo

El hijo del último rey de Italia, Vittorio Emanuele de Saboya, estuvo a punto de hundir su linaje a golpe de escándalo. Ha muerto en Ginebra, el lugar en el que se refugian los herederos tristes y desarraigados.

Vittorio Emanuele de Saboya y Marina Doria, fotografiados en la isla de Cavallo, donde se produjo el homicidio que terminó con la reputación de la familia. / GETTY IMAGES

Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

La Casa de Saboya, última heredera del trono de Italia, cierra hoy un capítulo especialmente sangriento de su historia con la muerte de Vittorio Emanuele de Saboya (86 años), hijo de Umberto II (último rey italiano) y María José de Bélgica. A nadie extraña que haya fallecido en Ginebra, donde vivía como tantos herederos desarraigados con ingente y oscuro patrimonio. En 2002, cuando por fin aceptó el fin de la monarquía en su país y, con su hijo, juró ante el Presidente de la República su renuncia a cualquier pretensión dinástica, logró permiso para volver a Nápoles, su ciudad natal. No le recibieron demasiado bien en su primera visita y desistió.

Algo debió hacer sonar las alarmas de la crónica royal el pasado septiembre, cuando Vittorio Emanuele de Saboya y su esposa , la ex esquiadora suiza Marina Doria, anunciaron una escandalosa subasta de cientos de enseres, muebles y obras de arte propiedad de la pareja. El lote «Collection Prince et Princesse de Savoie» contó con alrededor de 200 objetos, entre candelabros de plata, vajillas de todo tipo, algunas con el escudo cruzado de la dinastía, lámparas, esculturas doradas, efigies, relojes antiguos, muebles de diseño, cuadros y piedras preciosas. También tres motos de coleccionista.

Se borraba así, con la connivencia de Emanuele Filiberto de Saboya; único hijo de la pareja, parte de la huella terrenal de Vittorio Emanuele de Saboya. Un gesto sanitario que llegaba unos meses después de que Beatrice Borromeo, enemiga número uno del príncipe italiano, le dedicara un documental que estrenó en todo el mundo Netflix. Jamás nadie soñó que una aristócrata italiana, miembro por casamiento de la Casa Grimaldi de Mónaco, se lanzara a la yugular de un linaje histórico de la realeza europea.

Contra todo pronóstico, el documental de Beatrice Borromeo contó con la colaboración de Emanuele Filiberto de Saboya, encargado de convencer a su padre para que participara en 'El príncipe que nunca reinó'. El hijo de Vittorio Emanuele ha liderado una especie de saneado profundo de la casa de Saboya, hasta el punto de ceder el testigo como jefa de la casa a su hija, la influencer Vittoria de Saboya , poco antes del estreno mundial del documental. Ahora, además de modelo, Vittoria es alteza real, princesa de Carignano, marquesa de Ivrea, señora de la Gran Cruz y Gran Cordón de la Orden de los Santos Maurizio y Lazzaro.

Vittorio Manuele y Marina Doria en Gstaad (Suiza), cuando Emanuele Filiberto era un niño. / d.r.

So la gran subasta de los tesoros de Vittorio Emanuele finiquitó lo material, el documental de Beatrice Borromeo puso final a uno de los episodios más escandalosos e injustos de la biografía del llamado 'príncipe salvaje'. Hablamos del homicidio en 1978 de un turista alemán, Dirk Hamer, de solo 19 años. Vittorio Emanuele veraneaba en la isla corsa de Cavallo, en el yate del millonario romano Nicky Pende, cuando se enzarzó en una pelea y disparó su carabina dos veces, hiriendo a Hamer cuando dormía, tranquilamente. Los tribunales absolvieron al jefe de la casa Saboya, pero se convirtió en un paria para la aristocracia europea. Un innombrable.

Beatrice Borromeo conoció a la madre de Dirk Hamer

Beatrice Borromeo contó a Mujer Hoy porqué se involucró precisamente en este caso. «Esta historia ha sido parte de mi vida desde que era una niña, ya que mi madre es la mejor amiga de Birgit Hamer (hermana del joven fallecido)», explicó Borromeo. «Tengo claros recuerdos de infancia sobre conversaciones acerca del incidente de Cavallo, la falta de un juicio antes y luego la absolución en el Court d'Assise de París. Creo que influyó en convertirme en la persona que soy, una persona que quiere tener una voz para denunciar injusticias como esta».

Efectivamente, Beatrice Borromeo ya investigó este caso antes de casarse, en sus tiempos de periodista. Mientras trabajaba en el diario Il Fatto Quotidiano, descubrió un vídeo en el que Vittorio Emanuele se jactaba de haber engañado al tribunal que le había dado la exoneración, admitiendo indirectamente su culpabilidad en el homicidio de Hamer. Fue un escándalo. Entonces, la ferocidad de Borromeo era pública. Llamaba a Vittorio Emanuele «asesino absuelto» y decía de su hijo, Emanuele Filiberto, que «exprime todo lo que puede su apellido porque no sabe hacer otra cosa». Este la demandó, pero la aristócrata periodista salió absuelta.

Emanuele Filiberto de Saboya junto a su esposa, Clotilde Courau. / getty images

Con el tiempo, las aguas se calmaron, y Beatrice Borromeo contó con la complicidad de Vittorio Emanuele y de Emanuele Filiberto, deseosos de admitir y sanar culpabilidades, probablemente para no legar a Vittoria un linaje manchado de sangre y escándalo. «Fue el mayor desafío al que me enfrenté en mi carrera, tanto convencer a Vittorio Emanuele para hablar como luego entrevistarlo con la mente abierta, sin prejuicios», contó Beatrice Borromeo a Mujer Hoy.

«Yo estaba allí para escuchar. Le escribí muchas cartas, contacté a todos los que ambos conocían, eventualmente logré reunirme con su hijo, quien decidió convertirse en un puente entre su familia y yo. Sin embargo, el príncipe aceptó reunirse conmigo solo después de que me disculpara por no haber hecho todo lo posible, en el pasado, para escuchar su versión de la historia», explicó la aristócrata, casada desde 2015 con Pierre Casiraghi. A raíz de este trabajo, su visión de Vittorio Emanuele cambió por completo.

Vittorio Emanuele tuvo una infancia desdichada

«No sé si la gente podrá superar lo que hizo, pero a veces yo sí sentí cierta empatía por él. Por ejemplo cuando habló de su infancia, de ser criado por niñeras y guardaespaldas, de tener un padre que no solo no lo amaba, sino que tampoco parecía quererlo mucho, y una madre que no podía mostrarle ningún afecto», explicó Beatrice Borromeo a Mujer Hoy. «A todo esto, se suma que su identidad quedó completamente destrozada: lo criaron durante 9 años para ser el rey de Italia y de repente lo exiliaron y le prohibieron regresar al país que solía celebrarlo».

«Debe haber sido increíblemente difícil pasar por todo eso sin la guía de unos padres amorosos», continuaba Beatrice Borromeo en conversación con Mujer Hoy. «Eso hace que sea aún más impresionante que haya logrado romper esa dinámica y convertirse en un buen padre para su hijo». También quiso tener buenas palabras para Emanuele Filiberto: «Cambió durante este proyecto: tengo mucho respeto por el hecho de que decidió enfrentar el pasado de una vez por todas, para dejarlo atrás para siempre».

Vittorio Emanuele con su nieta, Vittoria de Saboya, actual jefa de la casa italiana. / d.r.

Sea como fuere, no es este trágico episodio el único que pende sobre la maltrecha reputación de la Casa Saboya. Vittorio Emanuele tuvo una vida plagada de escándalos de todo tipo. Hasta su boda con Marina Doria, primero en Las Vegas y luego en Teheran, fue clandestina y no contó con la aprobación del rey Umberto. Eran los años 70 ya la pareja ya escandalizaba con sus fiestas salvajes en el Hilton de la capital pakistaní, donde contaban con el favor del sha Reza Pahlevi. Entonces, Vittorio Manuele de Saboya trabajaba como comisionista en la compra venta de armas.

La informalidad de su matrimonio con Doria hizo que una rama familiar, la de Amadeo III de Saboya-Aosta, impugnara la sucesión de Emanuele Filiberto. De hecho, Vittorio Emanuele llegó a las manos con este en la fiesta posterior a la boda de Felipe y Letizia que se celebró en Zarzuela, en 2004. Tuvo que separar la pelea la reina Ana María de Grecia. El rey Juan Carlos, benigno en su juicio al Saboya, le sentenció: «Nunca más». Fue oportuno: en 2006, Vittorio Emanuele fue encarcelado durante una investigación que le acusaba de asociación para delinquir, corrupción y explotación de prostitutas.

Vittorio Emanuele fue, de nuevo, absuelto, pero las grabaciones que los investigadores presentaron durante el caso terminaron de retratarle como un hombre sin principios, del todo indigno de representar a una casa como la de los Saboya. « Soy un sexomaníaco», reconoció en el estrado. «Estoy casado desde hace 45 años y estoy contento, pero soy cazador y de vez en cuando me gusta disparar. Y va bien así: pago y basta. ¡Es como ir al cine!». Con su fallecimiento, la aristocracia italiana se despido de uno de sus peores representantes. No porque fuera una excepción en su tiempo, sino por no poseer la suficiente inteligencia como para ocultar sus debilidades.