Así es Irene Carbonero, la hermana de Sara Carbonero que cuida de sus hijos mientras la periodista está ingresada en el hospital

Contra la enfermedad sobrevenida solo queda el amor genuino y el apoyo sin condiciones; esa ha sido la respuesta que ha dado Irene Carbonero ante la operación urgente e inesperada de su hermana Sara Carbonero. El lunes, la periodista fue ingresada tras una revisión médica y se traslució la fuerza de la familia unida y las amigas, porque también tendió su mano (con un enorme ramo de flores) Isabel Jiménez, íntima de la presentadora.

La inesperada noticia pilló a Iker Casillas, el ex marido de Sara y padre de sus hijos, a miles de kilómetros de distancia. El deportista se había desplazado a Catar con RTVE para comentar el Mundial de Fútbol, donde se estrenaba como comentarista. Su primer impulso fue volver a casa, a cuidar de sus niño, Martín y Lucas, pero el deseo de transmitir tranquilidad ha hecho que los padres tomen otra decisión. Irene Carbonero se ha quedado al cuidado de sus sobrinos.

Lo que sabemos de Irene Carbonero es que estudió psicología, trabaja en Recursos Humanos y es mucho más introvertida que su hermana mayor. Aunque tiene casi 50.000 seguidores en redes Instagram, su cuenta es privada.

Por lo que hemos visto en redes sociales, la mujer de 34 años esquiva las fotografías. Prefiere la intimidad a que le apunten las luces, una tarea complicada teniendo en cuenta la popularidad que se ha labrado la periodista de 38 años.

La vida hizo a las hermanas invertir los papeles, como describe la presentadora en una foto que compartió en las redes sociales. Irene creció de golpe y puso sus esfuerzos en mantener su sonrisa, para contagiarla. Quiso aportarle la alegría a la familia, que hace tres años se enfrentaba a la los graves problemas de salud de Sara; a quien le diagnosticaron cáncer de ovario.

A veces «la vida no tiene lógica» y «el destino se equivoca», como defiende Sara en una publicación de Instagram hace un par de años. En esos casos, salen a relucir historias inspiradoras, como la de Irene. Aprendió a contrarreloj lo más duro: no hundirse entre las sesiones de quimioterapia de su hermana.

Cuando a Irene le rompieron los esquemas, organizó otros nuevos sin quejas; con palabras de esperanza. Descubrió que sus planes eran fácilmente reemplazables. «El mismo día que empezabas un nuevo trabajo, llena de ilusión, me operaron y tuviste que cambiar de planes», recuerda Sara. .

Logró lo más difícil; que la dura dolencia casi pasara de puntillas, «como un trance». Hizo acopio de lo sencillo y volvió a conectar a su hermana mayor con la rutina, con lo banal. «¿Qué hay hoy en la tele? ¿Te doy un mensaje?», preguntaba a Sara. Aquella vez lo lograron juntas.

A pesar de este cambio de roles, Sara insiste en recordar que ella es la mayor. La periodista es la encargada de dar consejos a Irene (sin que se los pida), se mantiene preocupada por cuidarla y, sobre todo, por aplacar sus vicios (como fumar o morderse las uñas).

A Sara, dedicada a la palabra, le cuesta materializar aquello que siente por Irene. Es una sensación interior, muy profunda, que le desborda, como describe. La admira como hermana y como ejemplo para Martín y Lucas. «Es la mejor tía que mis hijos podrían tener», sostiene.

Además, según la reportera, Martín se parece mucho a Irene. «Cuando te das cuenta de que han salido a la tía... Cada vez que miro esta foto se me cae la baba», publicó junto a una foto de su hijo mayor, quien es ahijado de su hermana. La imagen es un robado en el que aparecen los dos en un sofá, tumbados y disfrutando de la vida, juntos.

Las hermanas comparten su pasión por viajar, la moda, los tatuajes y la música. También mantienen las raíces y costumbres. Por ejemplo, las navidades las pasan en su pueblo, Corral de Almaguer. Se mantienen pegadas a otro de sus pilares, su madre, Goyi Arévalo.

Esa complicidad les viene desde su infancia, como se ve en una imagen que compartieron, entre bromas. Dos niñas frente una tarta con velas y Sara agarrando del cuello a Irene (no sabemos si para protegerla del fuego).

«Algún día, dentro de 45 años aproximadamente, me vengaré por aquel cumpleaños en el que quisiste matarme», describe la menor. «Algo habrías hecho», le respondía la ex mujer de Iker Casillas. Y concluye con una declaración, la que resume todo: « Te quiero, enana».