Ana Obregón de blanco para la revista Mujerhoy / valero rioja

la soledad de ana

Las Campanadas de Nochevieja más tristes de Ana Obregón: así se sobrepone a las tragedias, la depresión, la nostalgia y los recuerdos

Los últimos años han sido especialmente duros para la actriz, que ha tenido que enfrentarse a la pérdida de muchos seres queridos.

Ana Obregón vuelve a dar esta noche las Campanadas de Nochevieja en TVE. Lo hará con Los Morancos y sin Anne Igartiburu. Unas Campanadas que se han erigido en cita ineludible (que se saló el año pasado pro culpa del Covid) para la mujer que ha estado presente en la vida de los españoles, en películas, series y programas «primer time» y protagonizando portadas, desde hace cuatro décadas.

La fuerza de Ana Obregón, su sentido del humor, su alegría arrebatadora y su atractivo al estilo Hollywood conquistaron a varias generaciones. Ana se convirtió en los ochenta y los noventa en la mujer más deseada en España y su carrera avanzaba en la televisión, en el cine y en el teatro.

Las revistas recogían los distintos episodios de su complicada vida sentimental. Cuando se casó con Alessandro Lequio y fue madre de su hijo Aless, toda España vibró con su felicidad, aunque el matrimonio durara poco. Pero el pequeño Aless la transformó y nada podía hacerle daño estando con él.

Sin embargo, la vida le tenía reservado el golpe más duro. « La vida me ha castigado con ganas«. Es la frase con la que resumía, hace unos días, en una entrevista con la revista «¡Hola!», su actual etapa vital, tras perder a Aless, a causa de un cáncer, hace dos años, y despedir a su padre y a su madre, en el último año y medio. Sus Navidades, sola, están siendo las más «difíciles» de su vida.

Los años más tristes para Ana Obregón

Pasó la Nochebuena, tranquila, en Marbella, en el exclusivo Hotel Puente Romano Beach Resort. « No tengo dónde ir y no quiero pasar la Nochebuena sola en casa«, explicaba. Pero es que Ana no celebra la Navidad. «No tengo nada que celebrar», explicaba hace un año a la revista Mujer Hoy. «Ni los cumpleaños, ni los premios, ni nada. Así que estoy en un retiro espiritual, abrazando el silencio».

Sus días transcurren meditando, dando largos paseos, leyendo, viendo series y visitando el cementerio. «Sé que ellos no están ahí», explicaba, «que está solo el cuerpo y su alma está en otra dimensión, pero a mí me reconforta ir. Así me acuerdo de lo que ha pasado, porque no lo quiero borrar». A sus 67 años, sin haber perdido un ápice de su atractivo, Ana atraviesa una etapa de intenso sufrimiento.

En mayo de 2020, falleció su hijo Alessandro Lequio. Tenía 27 años y padecía un cáncer, que le habían diagnosticado dos años antes. Ana Obregón se centró en el cuidado de su hijo. Canceló la obra de teatro 'Falso directo' que iba a estrenar con Andoni Ferreño en el teatro Amaya de Madrid, y otros proyectos. «H ago lo que haría cualquier madre», dijo a la prensa. Nunca se derrumbó ni se desanimó delante de su hijo. «Si la ves un día triste me lo dices, porque yo no la he visto así», contaba Aless, un chico con una entereza excepcional.

«Mamá no dramatices», le dijo el día que le comunicó a Ana que tenía cáncer. Le trataron en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York. Allí estuvo ingresado siete meses y luego recibió tratamiento en el hospital Quirón de Barcelona. Ella y su exmarido, padre de Aless, Alessandro Lequio, estuvieron junto a él hasta el último momento, cuando sufrió una recaída de la que ya no se recuperó.

Perdió a sus padres en menos de un año

Un año después de la muerte de Aless, en mayo de 2021, fallecía la madre de Ana, a los 95 años. «Ahora los dos amores de mi vida están juntos para siempre», escribió en Instagram. «Mamá, cuida mucho de mi niño hasta que yo llegue, que espero sea pronto, y dile que le quiero más que a mi vida. Os amo desde siempre y para siempre».

Ana Obregón Navarro fue uno de sus principales apoyos cuando decidió comenzar en el mundo de la interpretación. «Era mi mejor amiga, mi confidente, mi cómplice. Cuando empecé a ser actriz, mi padre no quería, y ella me ayudaba a ocultárselo, me escondía. Mi madre lo era todo». Pero los golpes no habían terminado. Cuatro meses después, Ana tuvo que despedirse de su padre, que falleció a los 96 años. «AMADO PAPÁ. Anoche nos dejaste. Fue como un rugido que surcó el cielo para reencontrarte con Mamá, el amor de tu vida y con mi hijo, tu nieto preferido» fueron las palabras con las que anunció en Instagram su fallecimiento.

Ana Obregón. / gtres

Volverá a ser el rostro de las campanadas

Esta noche, una vez más, Ana pasará del duelo a la alegría, haciendo un enorme esfuerzo, pero sabe que eso puede ayudar a mucha gente. Dará las campanadas en TVE junto a Los Morancos, tras la decisión de la cadena pública de no contar con Anne Igartiburu, después de 17 años. «La echaré mucho de menos, pero estaré bien acompañada», ha dicho la actriz, que ha revelado que vestirá un diseño de Rubén Hernández.

Ana presentó las campanadas de 2021 con Anne, seis meses después de perder a su hijo. Vestida de blanco, emocionó a todo el mundo con sus palabras llenas de esperanza y casi asomándole las lágrimas. Al año siguiente no pudo estar en la Puerta del Sol por culpa del coronavirus, que la mantuvo aislada en Navidad. Este año año celebrará de nuevo la llegada de un nuevo año, a pesar del dolor.

Pero ella misma ha reconocido que está llena de energía. Dice que tiene «ayudas por todas partes». «Me parecía muy difícil ponerme delante de una cámara para despedir un año tremendamente duro para mí. Este año pensé que ya no podía haber nada peor, pero me tengo que enfrentar con la pérdida de mi padre y de mi madre», explicaba a la revista «¡Hola!».

Ana Obregçon y su hijo Aless Lecquio. / gtres

Estas no han sido las únicas ocasiones en las que Ana ha presentado las campanadas. Debutó en la Nochevieja de 1994 junto a Joaquín Prat. Nerviosa y emocionada, lució un vestido capa rojo. Al año siguiente, en las Campanadas de 1996, estuvo acompañada por Ramón García, con quien presentaba el concurso «¿Qué apostamos?», en TVE. La pareja volvió a juntarse en la Puerta del Sol en las Campanadas de 2005.

Ana va poco a poco reconstruyendo su vida. Confiesa haber recibido numerosas propuestas de trabajo en estos últimos meses. Pero lo que la llena más que nada y le proporciona «un grandísimo consuelo» es volcarse en los demás. «Yo he acompañado a mi hijo, a mi madre, a mi padre… Yo creo que me he equivocado de profesión, porque a mí lo que siempre me ha gustado es ayudar a los demás». En estos meses ha visitado hospitales, como Niño Jesús, o la casa Ronald McDonald.

Aless tenía un portal que se llamaba « El portal de la esperanza», donde él animaba a muchos chicos y chicas como él. En este 2022, Ana ha podido constituir la Fundación Aless Lequio para investigar el cáncer infantil y de gente joven y ya financia su primer proyecto. «Ver cómo luchan los jóvenes, sin una queja y con una sonrisa es una lección de vida», afirmaba hace unos días en la revista Elle. Pero el duelo estará siempre ahí. « Cuando pierdes un hijo, asumes que no lo vas a aceptar nunca, y eso ya es una relajación», confesaba a Mujer Hoy.